VIII

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Cuatro, Jimin era muy lindo.

Y eso era lo que más aborrecía, porque su pasado le podía traicionar, y él había cambiado, por la presión de sus padres y suya misma.

Porque Min Yoongi no podía ser un sodomita.

El pasado había quedado en el pasado, él había dejado de ser un "anormal", había dejado de tener pensamientos impuros con su mismo sexo. Tenía la creencia de que había remedido todos sus pecados y años de sufrimiento lleno de palizas, insultos y desprecios después de haberse casado con Gina, una mujer.

Aunque su relación haya iniciado debido a un "Ayúdame y sé mi novia" después de haberse enterado que su mejor amiga estaba enamorado de él, aprovechó la situación para dejar de ser un anormal y demostrarle a todos que él, como todos sus victimarios, tenían gustos similares y no un fenómeno.

Durante el inicio de su relación las cosas marchaban incómodas y la confianza se había roto entre ellos dos, siquiera dejaban de sentirse tensos cuando tenían que tomarse de las manos en la universidad y que todos los que estuviesen cerca los vieran, los besos eran lo peor.

Gina había aguantado el último año de universidad, y los dos años siguientes junto a Yoongi a pesar de conocer muy bien que el sentimiento no era mutuo de la forma en como ella quería, mas no quería dejarlo solo en su dolor, no quería separarse de él, tenía muchas esperanzas que él iba a cambiar y quizá, quizá... Se fijara en ella justo de la manera que deseaba, no como una amiga, no como una chica cualquiera, sino como su novia. A pesar de conocer muy bien cuantas de las veces Yoongi se escapó una que otra noche a bares ilegales llenos de homosexuales, quería permanecer junto a él.

Las hojas de los árboles caían y las flores dejaban de florecer, el último día de octubre como pareja de enamorados, Yoongi le pidió matrimonio, no dudó en aceptar, a pesar de saber el plan del contrario, aceptó. Sus esperanzas habían dejado de ser solo eso, esperanzas... cuando Yoongi le demostró en acciones que sus sentimientos habían sido correspondidos.

Pero, nada es por siempre, ¿no?.

Durante el trayecto de la noche llena de risas y canciones tétricas, Yoongi sentía no poder más con el miedo y pánico que llenaba su cuerpo. Estaba temblando tanto que tenía que ser llevado de la mano del pelinaranja quien lo acompañaba, y tenía que ser consolado entre risas de burla por parte del otro cada que salían de cada atracción.

Había aprendido a como lanzar flechas, a escapar de varios maníacos que se lo querían comer en un lugar muy cerrado, se había montado en un carrusel donde los animales estaban hechos de pieles y otras partes de humanos, había pescado cabezas de niños que le hicieron recuerdo a sus pequeños, ¿Y si alguno de ellos era su hijo?, Yoongi tampoco reconocía el número de juegos mecánicos en los que se había subido junto a Jimin y las veces que quiso vomitar y llorar por ver tanta sangre.

Estaba siendo arrastrado una vez más entre la multitud sin importar que hubiera una larga fila esperando.

— Llegamos —dijo Park con una voz ronca de emoción.

Yoongi miró hacia arriba, entrecerró sus ojos al tratar de leer el lugar al que lo habían llevado encontrándose con el nombre de "Moonchild".

Un hombre de espalda ancha y piel más oscura que la de ellos se acercó.

— ¿Qué te trae por aquí, Jimin?.

— ¡NamJoon!, no tengo que esperar por entrar, ¿no? —mirando a la gente paciente por entrar.

— Monster —corrigió haciendo recordar que estaban trabajando—, hace mucho que no vienes, claro que no —curioso se dirigió al pelimenta haciendo que este se encoja un poco —. ¿Y este quién es?".

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