Impasse | kv

XI

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Desde que su romance de verano pasó a ser algo más formal, una semana después de su boda, Kang Haneul comenzó a lamentarse infinidad de veces haber dado el "sí".

El hombre que alguna vez amó, se convirtió o dio su verdadera cara, a uno vehemente e impulsivo. 

Quería formar una familia llena de amor, donde su amado esposo la valore tanto como a sus hijos. Sin embargo, todos esos sueños no valían la pena. 

Las flores eran bofetadas, los obsequios eran insultos, a estas alturas, Haneul creía no ser fuerte y buena para nada, porque no podía hacer nada en contra de su esposo y darle una buena vida a su hijo. 

Su cuerpo dolía pero no podía hacer nada contra las fuertes estocadas recibidas, su piel ardía y en muchas partes de ella brotaba sangre. Su rostro, por quinta vez en el día se mojaba de lágrimas. 

—¡Eres una zorra! —gritó el fornido hombre mientras repartía latigazos en el delgado cuerpo de la mujer tirada en el piso. 

Los insultos y los golpes no se detenían, entre sus sollozos alcanzó a ver a su único hijo, Jeon Jungkook, cuyo nombre pensó mucho para hacerlo especial. 

Especial... 

Estaba llorando, pidiendo que aquel hombre que hacía llamar padre, soltara a su madre. 

Haneul negó rápidamente. El hombre dejó de castigar a la mujer, su odio fue trasladado al insignificante y debilucho que tenía de hijo— ¿Muy varoncito te crees? —tomó de la camiseta al pequeño—. Tú tampoco aprendes, estúpido. 

Haneul intentó levantarse del piso, pero su cuerpo estaba completamente débil y falló pero gritó por su hijo. 

Toda su vida se culparía por no conocer un poco más a Jaekhyun, su desesperado deseo de tener una larga vida al lado de él hicieron su vida y la de su pequeño hijo, Jungkook, un infierno total. 

Ahora, mucho menos, tenía determinación para detener todo. 

Por su culpa, no conocería el lado bondadoso de su hijo, no sabría que pasaría con él, si realmente se dejó consumir por el afán de desagravio a su padre y, si es que al igual que él, se ganó su desprecio. 

En el lugar, que cada minuto trocaba más oscuro, vio como su esposo arrastró al pequeño sin saber que es lo que haría con él. Los llantos se escucharon del otro lado de la habitación, acompañados de fuertes golpes.

—¡Papito, no! 

—¡Eres un error!, ¡Nunca debiste nacer! —voceó sin cuidado dando otro golpe en el pequeño rostro. 

Aún con su corta edad, Jeon Jungkook había llegado a creer que la vida era una batalla constante, donde el dolor era la única certeza y que solo aquellos que endurecían su corazón podían sobrevivir en un mundo tan implacable. 

Pero sobrevivir con límites, fue algo que nunca aprendió. 

☪ 

Jimin dio un fuerte golpe en la mesa en la que estaba sentado frente a Jungkook, lo que le había contado era increíble. 

Lo que pasó la noche anterior no le provocó ninguna molestia por la mañana.

Al final, Jungkook y él nunca terminaban controlando sus impulsos, simplemente fue algo estúpido.