Distrito Rojo || DouGiyuu [BL]

Capitulo 5; Solicitada 1/2

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- No he recibido mucha información, hasta ahora, me han indicado que he sido solicitado...

- ¡¿A si de rápido?!, ¡Si apenas han pasado tres horas!.- masculló molesto el albino más alto.

Ambos pilares estaban algo alejados, pues al regresar, Tengen pidió pasear con su pequeña niña, ahora al estar algo más alejados le entregó información al albino. Este hizo pucheros, pero no podía intervenir, el oji azul debía arreglárselas para evitar algún encuentro intenso por sus propios medios.

- Tal vez lo mejor era hacerte pasar desapercibida. - comenta Tengen, al aire claramente.

- No importa, lo importante es estar atentó, si soy lo suficientemente llamativo, podremos cazar al demonio... - murmura bajito giyuu, gracias al oído del albino, no era necesario hablar tan alto.

- Si, si, también es un punto a favor, solo prométeme que darás la señal para poder atacar.

Giyuu asiente suavemente. Luego de pasear con el albino, regresa a la casa, pidiéndole a las pequeñas un momento a solas para poder cumplir con sus necesidades (cosa que ya deseaba realizar...) una vez listo pidió ayuda para acomodar las enormes prendas, estaba cansado al cargar tanto tiempo aquel pesado conjunto, eso y que gracias al té que pedía, los vómitos se habían reducido bastante, debido al bebé que poseía, si la dueña se enteraba que estaba preñado, sería muy problemático...

Las horas pasan hasta que el alba es iluminada por los primeros rayos del sol, los locales cierran y pocos se mantienen activos, varias cortesanas se disponen a descansar luego de una pesada noche. Giyuu debe descansar y ser cuidadoso para que nadie ingresé antes a su cuarto, por lo qué debe trancar la puerta.

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Tengen suspira aburrido, observa el cuervo de giyuu dormir y su cuervo joven estar afuera, disfrutando del día. Esta algo preocupado por el tomioka, presiente que algo malo ocurrirá, y no puede descansar.

Las horas pasan y se vuelven sofocantes, cualquiera no estaría dispuesto a dormir a esas horas del día pero el distrito rojo funciona así. Cuando la tarde se presenta, giyuu reacciona y busca las prendas, difícilmente logra acomodarlas, busca el maquillaje e intenta hacerlo por su cuenta, pero fracasa.

Eso le pone nervioso, su cabeza duele ante las pesadas joyas que tuvo que cargar durante horas, su cuerpo está tenso ante el dolor muscular, su garganta también sufre, pues debe fingir una voz suave. Cuando está por resignarse, las pequeñas llegan, acudiendo lo junto a una muchacha más grande, así logran acomodar sus prendas anteriores.

- Su encuentro es a las diez de la tarde. - comentó la joven más grande, haciendo que giyuu en su interior se albergará el pánico.

- Entiendo... - sonríe suavemente giyuu. La muchacha sonríe y se retira, luego las más pequeñas les regala dulces y comida más elaborada pero sutil.

Las cortesanas durante esas horas deben prepararse, cumplir sus necesidades y claro también bañarse. Giyuu al despertar primero había cumplido con todas esas normas, luego debió ser peinado, su cabeza agradeció al tener pocos objetos encima, su alivio duró poco, pues debió ser vestido correctamente, aún era algo temprano y las personas se movilizaban para mantener todo limpió y cómodo.

Cuando daban las nueve y media, fue que giyuu debió esperar en el salón más grande y pulcro que poseía la casa. El lugar era llamativo, poseía decoraciones doradas y rojas, el ambiente era bullicioso una vez el distrito rojo cobro vida una noche más.

- ¡Esta por aquí!, pase, pasé. - comenta en la cercanía la voz de la dueña.

- Oh, gracias dulce mujer, el pago ya está listo. - comenta una voz masculina y suave a la vez, no muy ronca.

Giyuu suspira suavemente, para calmarse, pues su interior alberga nerviosismo. Sin que el se de cuenta, acomoda sus prendas, como queriendo lucir más llamativo.

- Estúpidos impulsos... - recuerda giyuu, suspira apenado al recordar su antigua relación, dónde siempre se acomodaba todo para lucir; Bonito.

- ¡Vaya!. - comenta ruidosamente la voz del varón más alto, causándole un respingón a giyuu, quién abre fuertemente sus ojos.

- ¿No es una maravilla?, es nueva y virgen. - comenta la dueña, como si estuviera orgullosa de aquella tierna muchacha.

- ¿O si?. - sonríe con interés el varón, un abanico pulcro como si fuera de oro es deslizado por los dedos del más alto -. Me gustaría ser el primero en poseer aquella tierna flor, pagaré el doble si así gusta.

- ¡Oh, claro, claro!, no es necesario el doble pago, es el cliente que más nos ha traído beneficios, puede poseerla tres días si así gusta.

- ¡Perfecto!. Gracias por la oferta, si me disculpa, me gustaría llevar está linda señorita a las recámaras que poseé la casa a los alrededores, cerca del lago. - comenta amablemente el varón.

- Por supuesto, ningún problema. Vamos querida, acompaña a Douma - sama, serás su acompañante. - comenta alegremente la dueña.

- ¡¿Por durante tres días?!. - grita internamente giyuu. Esboza una sonrisa amable y asiente, levantándose con cuidado y visualizando cálidamente al varón -. Mucho gusto, Douma - sama, me alegra ser de su agrado.

- Mh~, linda voz.

- Lo es, lo es. - comenta orgullosamente la mujer -. Pero bueno, ¡Dejo que disfrute de su dulce compañera!, debo atender a otras personas.

- ¡Claro!. Muchas gracias y buena suerte, este negocio crece cada día más.

La mujer sonrió agradecido. Mientras giyuu siente su alma ser devorada por los nervios, sus manos están algo frías y sus músculos se contraen, el varón le sonríe con algo de coquetería pero la expresión que realiza cambia a ser amable.

- ¿Desea algo de comer mi dulce amante?.

- ¿A-ahora?, realmente no. - comenta cálidamente giyuu, afinando su voz, pareciendo tímida.

- Oh, comprendo, se que debe ser molesto llevar ese conjunto, pero no te debes preocupar, poseo un par de ropas del extranjero, tal vez te sea útil...~

- ¿Ropa del extranjero?.

- ¡Oh cielos!, tan tierna. - comentó douma, más al entender que seguramente al ser cortesana nueva no conocía aquellas ropas -. Lo entenderás al llegar.

Giyuu enciende su alarma. ¡Mierda!, ¡¿Y ahora como evita llegar a esa fastidiosa casa?!.

- Uzui - san, ayudame. - piensa suplicante giyuu en su mente

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