Hace diez años
En la penumbra de la habitación hospitalaria, el sonido intermitente y constante del monitor cardíaco resonaba como un eco de mi vida, sumida en la oscuridad.
Escucho algo. Siento un olor diferente, como si me hubieran trasladado. ¿Todavía sigo viva?
Intento abrir mis ojos, pero no puedo. Parece que estoy sedada con un tipo de droga muy fuerte, aunque ya no siento mucho dolor.
—¡Ekaterina, no sabemos quién es ella! No es nuestra hija. Ella ya no está. No sabemos si era una esclava en la Yakuza!—exclama alguien con una voz gruesa, que parece ser la de un hombre.
Sigo intentando abrir mis ojos, pero es inútil. Un dolor intenso en la cabeza me abruma, como si hubiera sido golpeada con fuerza. Estoy sumida en un letargo agónico, y a través de mi inconsciencia, escucho voces distantes que intentan alcanzarme. Sin embargo, mi mente, atormentada por recuerdos traumáticos, se aferra a la idea del peligro inminente, lo que me sume en un ataque de pánico. Las palabras de quienes me rodean se desvanecen en el abismo de mi psique, distorsionadas por mi miedo y desconfianza profundamente arraigados. Cada voz, cada susurro, se convierte en una amenaza velada de un pasado doloroso que se resiste a desaparecer. Me siento ahogada por mi propia respiración y lucho con todas mis fuerzas. La figura borrosa frente a mí se transforma en la imagen distorsionada de mi padre, el monstruo que profanó mi inocencia y que ahora emerge de las sombras para consumar su macabra voluntad. Mi instinto de supervivencia despierta una fuerza primigenia, un grito silencioso que se materializa en golpes y patadas desesperadas contra aquellos que intentan ayudarme. La lucha desigual se despliega en un ballet caótico de resistencia y dolor, hasta que finalmente, exhausta y vencida, me rindo ante la inevitabilidad de mi destino.
—Tranquila, ¿entiendes ruso?—preguntó una voz femenina suave y reconfortante.
Fue entonces, en el umbral entre la lucidez y la locura, que una voz familiar resonó en mi interior como un eco lejano de esperanza, iluminando la oscuridad que me rodeaba. La presencia de dos personas se materializó ante mis ojos turbios, disipando las sombras del pasado con una luz tenue pero poderosa, como un rayo de sol que atraviesa la niebla.
Abrí mis ojos y me encontré con un par de ojos azules, profundos y tranquilos, que me miraban con una mezcla de curiosidad y amabilidad. Era un hombre, alto y fuerte, con una voz gruesa pero suave, que me hablaba con un tono reconfortante. Atrás de él se encontraba una mujer con ojos grisáceos, que me recordaba a mi hermana mayor, con una sonrisa cálida y una presencia que me hacía sentir segura.
—ここはどこですか、あなたたちは誰ですか? (Koko wa doko desu ka, anata-tachi wa dare desu ka?) «¿Dónde estoy, quiénes son ustedes?» - pregunté, con una voz que era gruesa pero aún así sonó áspera, como si estuviera raspando contra la sequedad de mi garganta. Ellos me quedaron viendo, con una mirada llena de comprensión y amabilidad.
Cuando la presencia desconocida de la mujer se me acercó con gestos amables y palabras en mi idioma, supe que había salido de ese lugar oscuro.
—私はエカテリーナで、彼は私の夫ウラジミールです。私たちはあなたを家に連れてきました。 (Watashi wa Ekatērīna de, kare wa watashi no otto Urajimīru desu. Watashitachi wa anata o ie ni tsurete kimashita) «Soy Ekaterina y él es mi marido Vladimir, te trajimos a nuestro hogar»—me dijo. Su voz era aguda, pero tenía un tono de autoridad. Me la quedé viendo un rato, sintiéndome de alguna manera protegida al estar lejos de aquel lugar oscuro. No sabía si decirle mi nombre, ellos habían perdido a su hija por culpa de él. Sonreí de esa manera que tengo en mis genes, una sonrisa que escondía secretos y miedos. Ella se estremeció ligeramente, pero él no, él me sonrió de la misma manera, con una mirada que parecía ver más allá de mi máscara, obligándome a responderle.
—私の名前はさくらです、ありがとうございますが、どうやってあなたたちのために生き残るべきですか? (Watashi no namae wa Sakura desu, arigatō gozaimasu ga, dō yatte anata-tachi no tame ni ikinokoru beki desu ka?)«Mi nombre es Sakura, gracias, pero ¿cómo deberé sobrevivir por ustedes?»—en ese instante revelador, comprendí que mi camino hacia la supervivencia sería arduo y lleno de desafíos insospechados.
Con la certeza incólume de que el honor y la lealtad serían mis guías en la travesía hacia la fuerza y el poderío, me dispuse a enfrentar los abismos internos que amenazaban con devorarme, y a superar las sombras de mi pasado. La promesa incierta del futuro se cernía ante mí, donde cada paso sería una prueba de fuego que demostraría mi valentía y determinación, y donde cada victoria sería un paso más hacia la liberación de mis demonios internos.
—お嬢さん、その話は後でします。今は休む方がいいよ。あなたの赤ちゃんは安全だから。 (Ojōsan, sono hanashi wa ato de shimasu. Ima wa yasumu hō ga ii yo. Anata no akachan wa anzen dakara) «Oh hija mía, eso lo hablaremos después; ahora es mejor que descanses, tu bebé estará a salvo»—. Por lo más querido que luché para sobrevivir a Haruki, seguía vivo. Respiré profundo, conteniendo mis lágrimas mientras ellos se retiraban de la recámara, llevándose consigo la promesa de seguridad para mi hijo.
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LA REINA DE LA NOCHE.
DiversosEn las sombras del recuerdo, donde el dolor y el trauma acechan, surge la historia de Sakura, una mujer forjada en el fuego de la adversidad. Abusada por su propio padre, desertora de la mafia japonesa y ahora parte de la Bratva, Sakura ha aprendido...