"Capítulo dos-Alianza de sangre y poder."

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23 de Noviembre de 2018.

Hora 2:05 a.m

                  DEIMOS FERRARI DE LUCA
                             
En medio del bullicio de la ciudad,mi teléfono móvil  vibraba con insistencia, interrumpiendo mi rutina con una urgencia inesperada. Al otro lado de la línea, la voz ansiosa e intrigada de mi hermano menor resonaba en un tono de admiración que hizo sobre saltarme.

-¿Qué quieres Atlas?-espete en español,apenas tenía 19 años y era un dolor en el culo. Era guapo no lo voy a negar pero no era responsable. El peso de la responsabilidad se cierne sobre mis hombros de acuerdo ante la situación me levanto de la mesa disculpándome con los mensajeros Rusos para poder atender la llamada.

-Hermano mío,no te vas a enojar pero...-esto era señal de que se había metido en otro problema. En medio de los pasillos laberínticos y puertas custodiadas por mis guardaespaldas , enfrento  la incertidumbre de estar en una llamada con mi hermano problemático.

-¿Ahora que hiciste?-pregunte en un gruñido,mi voz era gruesa y grave. En un mundo desconocido donde las reglas cambian al capricho de los poderosos debes saber cuándo ordenar o cuando preguntar.

—Estoy en Rusia, en el bar de Roger Arena—, me dijo Atlas con palabras atropelladas, revelándome una situación inquietante. Está en un lugar desconocido, identificado como el dominio del underboss esquivo que parece acechar sin que nadie sepa su identidad.

—¿Qué mierda haces aquí? ¡Te dije que no jodieras!—, exclamé enojado. Roger Arena era el bar del Underboss de la mafia rusa, un lugar exclusivo donde nadie entraba sin un VIP. Además, era el Enforcer, el ejecutor o sicario de la mafia rusa. Nadie sabía quién era, su historia era contada en partes, y si se encontraba ahí, nada era bueno. Tenía que seguir las reglas impuestas para entrar al lugar.

—Yo no me iba a quedar en Italia sin ver la acción, Deimos—, respondió Atlas tranquilamente. —Quería tomar unas copas y me recomendaron este lugar. ¿Conocéis al Don?—

Respiré profundamente para tranquilizarme, consciente de que este hijo de puta no sabía en qué se había metido.

—¡Qué mierda dices! Es mejor que salgas de ahí antes de que te maten, Atlas!—, le dije exasperado. Mientras los mensajeros rusos tejían la red de influencia y poder, mi hermano se adentraba en el territorio que acechaba el underboss. Sin titubear, di por concluida la reunión con los mensajeros rusos.

—Tranquilo, hermano, me dejaron pasar y el Don acaba de llegar con unos amigos. Si quieres, puedes venir—, expresó Atlas antes de colgarme la llamada. Acababa de colgarme, lo voy a matar, yo sí que lo mato. Al instante, me llegó la dirección.

Las palabras tranquilas de mi hermano menor resonaban en mi mente como un eco de advertencia, revelando la presencia ominosa de los jefes rusos y la violencia latente que amenazaba con estallar en cualquier momento. Era el nuevo Don de la mafia italiana, el nuevo Capo di tutti capi, jefe de todos los jefes, en la Famiglia. Mi padre, Ares, el dios de la guerra, no pudo con una enfermedad, otorgando el poder a mis 30 años para que manejara la Famiglia.

🌒🥃

Hora. 2:25 a.m.

Llegué al Roger Arena, una estructura imponente de varios pisos, envuelta en sombras y con destellos de negro y vino. Me dirijo a la entrada, pero un guardia joven me detiene.

—Disculpe, ¿me puede otorgar su pase? —hablo en español, pero el guardia de seguridad me bloquea el paso, exigiendo un pase que no tengo.

—Oh, lo siento, vengo a buscar a alguien —respondo, sin revelar mi nombre, ya que aún no he hecho tratos con los Rusos. Mi padre siempre estuvo en guerra con ellos, y ahora debo forjar una alianza entre nuestras familias.

LA REINA DE LA NOCHE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora