CAPÍTULO 6

84 11 2
                                    

A la mañana siguiente, te despertaste con la luz del sol filtrándose por las ventanas. Te estiraste en el sofá, sintiendo los músculos relajados y el cuerpo descansado. Para tu sorpresa, Alonso estaba sentado en una silla cerca, observándote con una sonrisa.

-¡Buenos días, dormilona!- dijo con entusiasmo. -¿Cómo dormiste?

-Mejor de lo que esperaba- admitiste, levantándote y estirándote de nuevo. -Gracias por no hacer ruidos extraños.

-Cumplo mis promesas- respondió haciendo un gesto exagerado de honor.

Te dirigiste a la cocina para preparar café, y Alonso te siguió.

-¿Sabes? Podría acostumbrarme a esto- dijo mientras te observaba preparar la cafetera. -Es agradable tener a alguien con quien hablar.

-Sí, podría acostumbrarme también- dijiste con una sonrisa cálida.

Te levantaste y caminaste hacia la ventana que daba al patio trasero. La luz de la mañana se filtraba suavemente, iluminando las plantas que habías cuidado con esmero. Era temprano y aún tenías tiempo antes de irte al trabajo, así que decidiste aprovechar ese momento para regar el jardín.

Saliste con la taza de café en tu mano y comenzaste a regar las plantas. Era una actividad relajante.

-No puedo evitar seguirte- dijo Alonso detrás de ti- Este jardín era mi refugio también-

-Es hermoso- respondiste, sonriendo mientras rociabas agua sobre las hojas verdes- Es como si hubiera salido de un sueño.

Alonso caminó a tu lado, observando el jardín con una expresión nostálgica. -Recuerdo una vez que intenté plantar un árbol aquí. Era un manzano. Estaba tan emocionado... hasta que descubrí que lo planté al revés.

Reíste, imaginando la escena. -¿Al revés? ¿Cómo lograste eso?

-Al parecer, tenía una increíble habilidad para no seguir instrucciones- dijo Alonso, riendo también- Puse las raíces hacia arriba y no entendía por qué no crecía. Me pasé semanas regándolo, hablando con él... hasta que mi vecino me hizo notar mi error.

-No me imagino la cara del vecino- dijiste, riendo aún más.

-Al principio pensó que era una broma, luego se dio cuenta de que realmente estaba convencido de que había plantado el árbol correctamente. Me tomó un buen rato convencerlo de que no estaba loco, solo... un poco distraído.

Tu risa resonó en el jardín, y por un momento, olvidaste que Alonso era un espíritu a tu lado. Su presencia se sentía tan real, tan vivaz. Te diste cuenta de que empezabas a ver más allá de su condición etérea; veías a una persona llena de vida y humor.

-Tal vez debamos plantar algo juntos- sugeriste- Esta vez, prometo que me aseguraré de que lo hagamos bien.

-¡Trato hecho!- dijo Alonso con una sonrisa radiante- Pero tendrás que recordarme constantemente cuál es la parte correcta. No quiero repetir mi error.

-Será un placer- respondiste, sintiendo una calidez especial en tu pecho.

Mientras seguías regando las plantas, no podías evitar mirarlo de reojo. Alonso, con su sentido del humor, estaba empezando a agradarte demasiado.

-Ya me tengo que ir al trabajo Alonso- entraste a la casa y dejaste tu taza en el lavabo.

-¿Puedo ir contigo?- preguntó entusiasmado, sus ojos brillando con curiosidad.

-Yo... eso creo, no lo sé. ¿Puedes?- preguntaste, sorprendida por su petición.

-Eso creo, bueno, no estoy seguro-  respondió, rascándose la cabeza pensativo- Nunca he intentado salir de la casa desde que... bueno, desde que estoy así.

GHOST // Alonso VillalpandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora