CAPÍTULO 9

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-___, despierta. Se te hace tarde- Escuchaste un murmullo suave. Abriste los ojos poco a poco y ahí estaba él, con su rostro tan pegado al tuyo.

-¿Qué?- respondiste somnolienta.

-Es tarde, vas a llegar tarde- escuchaste con más claridad lo que te estaba diciendo.

Viste el reloj.

-¡OH FUCK ES TARDÍSIMO!- Exclamaste para levantarte de la cama con rapidez. -Ay nonono, me quedé dormida, ay no, voy a llegar tarde.

Te tropezaste con las sábanas mientras te levantabas de la cama, haciendo que Alonso retrocediera un poco para evitar que lo atravesaras accidentalmente. En medio del caos, te diste cuenta de que no habías preparado tu ropa la noche anterior, lo que solo se añadía a tu estrés matutino.

-¿A dónde vas tan temprano?- preguntó Alonso a tu lado mientras buscabas desesperadamente algo decente que ponerte. Sabías que estaba bromeando pero no tenías cabeza para seguirle el juego.

-A trabajar, Alonso, a trabajar. No todos tenemos el lujo de... bueno, de estar muertos- dijiste sin pensar, antes de darte cuenta de lo insensible que sonaba. -Lo siento, no quise decir eso así...

Alonso sonrió con indulgencia. -No te preocupes. Pero, ¿por qué no pusiste una alarma?

-Lo hice, pero la apagué dormida. ¿Puedes ayudarme a encontrar mi bolso? Lo dejé en alguna parte anoche- le pediste mientras te metías a la ducha.

Mientras te duchabas rápidamente, Alonso revoloteaba por la casa buscando tu bolso.

-Por cierto, hay alguien en la puerta. Ha estado tocando desde hace unos minutos- dijo casualmente.

-¿¡Qué!? ¿Y por qué no me lo dijiste antes?- te exasperaste mientras te ponías la ropa a toda prisa.

Bajaste corriendo las escaleras y abriste la puerta, encontrándote con el señor Gómez. El señor Gómez te vende quesos y leche ocasionalmente.

Buenos días, traje lo que me pidió la semana pasada- dijo amablemente. -Toqué y alguien me respondió que esperara- Volteaste a ver a Alonso que estaba escondido detrás de la puerta.

-Muchas gracias, señor Gómez- respondiste rápidamente, tomando los productos que te ofrecía. -Disculpe por la espera.

-No se preocupe vecina. Que tenga un buen día- se despidió con una sonrisa.

Cerraste la puerta y te giraste para encontrar a Alonso mirándote divertido mientras te apresurabas. -Deberías relajarte un poco. Estarás bien.

Le dedicaste una mirada rápida mientras recogías tus cosas. -Fácil para ti decirlo. No tienes que lidiar con el tráfico matutino.

-El tráfico en el más allá también es caótico, ¿sabes?- dijo indignado, para después verte con diversión. Soltaste una sonrisa.

-Bueno, me encantaría escuchar más sobre eso en otra ocasión- dijiste mientras terminabas de recoger tus cosas y te dirigías a la puerta. -Pero ahora mismo, tengo que enfrentarme al tráfico de los vivos.

Finalmente, con todo en su lugar, saliste de la casa y te dirigiste a tu coche, rezando para que el tráfico no fuera tan terrible como de costumbre.

Arrancaste el coche y te incorporaste al tráfico matutino, que, como habías temido, estaba especialmente congestionado. Mientras avanzabas lentamente, no podías evitar sonreír al recordar la cara de Alonso tan cerca de la tuya al despertar.

Llegaste al trabajo justo a tiempo, aunque aún sintiendo la adrenalina de la mañana.

Cuando llegaste a tu escritorio encontraste otra nota. La tomaste con curiosidad y comenzaste a leer.

GHOST // Alonso VillalpandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora