𝓓𝐑𝐀𝐆𝐎𝐍𝐒 𝓤𝐍𝐈𝐓𝐄𝐃 𝓑𝐘 𝓕𝐀𝐓𝐄

⎯⎯⎯ 𝐏𝐑𝐎𝐋𝐎𝐆𝐎

Risas y una animada conversación era algo que era comúnmente escuchado desde los aposentos de la princesa Helaena con su dama de compañía en la fortaleza roja, la segunda princesa del rey Viserys era una niña introvertida a palabras de muchos, pero era evidente que disfrutaba de escuchar a la joven Dyana que le servía y le hablaba sobre cualquier cosa que le llegara a la cabeza, pues era el único lugar donde nadie la juzgaba. Ese día no era la excepción, el guardia fuera de la puerta de la princesa podía escuchar las armoniosas risas de ambas jóvenes mientras se preparaban para el día, la reina consorte había querido que todos sus hijos se juntaran en un desayuno con ella para simplemente pasar el tiempo juntos.

La princesa de trece onomásticos camino por los pasillos con tranquilidad por la fortaleza roja, encontrándose con sus dos hermanos menores en el camino, Aemond y Daeron, los menores comenzando una corta e simple conversación con su hermana que solo sonreía levemente o asentía a lo que le decían. Todo lo que quedó del camino, los príncipes caminaron en un cómodo silencio, entrando al gran comedor cuando los guardias abrieron la puerta, los hijos de la segunda esposa del rey se sentaron de su lado mientras del otro lado estaba la princesa heredera junto a su familia. Rhaenyra se había casado con Harwin Strong en el pasado y tuvieron tres hijos juntos, sus hijos siendo Jacaerys, Lucerys y Joffrey. Tiempo después se escucharon las noticias de la muerte de Harwin y Lyonel Strong a causa de un incendio en Harrenhal al igual que la muerte de Laena Velaryon, poco después llegando la noticia de la boda entre Daemon y Rhaenyra.

Ambos príncipes tuvieron dos hijos más, Aegon y Viserys, el último siendo apenas un recién nacido. Pero lo que cambio la vida de muchos fue en el funeral de Laena, horas antes de la boda secreta de Daemon y Rhaenyra, hubo un gran accidente en Driftmark terminando con la perdida del ojo izquierdo del príncipe Aemond luego de que este reclamara a Vhagar y hubiera un desacuerdo entre las hijas gemelas de Daemon con el príncipe, siendo herido por Lucerys en un intento de defender a las jóvenes. Hubo mucha tensión esa noche, pero lograron solucionar los problemas, muy apenas, pero podían convivir juntos en paz, siempre y cuando nadie sacara el tema.

Había paz, tardo tiempo pero valió la pena.

Debido a que era demasiado temprano en el día e algunos en la mesa seguían algo adormilados, el desayuno transcurrió con bastante tranquilidad, a Helaena solía agradarle eso, pues era bastante callada (aparte de que le gustaba el silencio) una vez salía de la pequeña burbuja que había creado con Dyana en la privacidad de sus aposentos. La princesa estaba a punto de levantarse de la mesa para pasar su tiempo en el jardín mientras sus hermanos tenían sus clases hasta que fue detenida por su madre, esto fue una vez la mujer se dio cuenta que Rhaenyra tenía algo que decir.

— Su majestad, lo había mencionado antes, pero me gustaría volver a presentar esta propuesta si me lo permite — Habló la mujer de cabellos platinados con tranquilidad, observando a su padre con esperanza.

El monarca solo asintió, no necesitando de las palabras para darle el permiso a su primogénita, Helaena pudo notar a su hermano mayor Aegon soltar un suspiro aburrido, siendo inmediatamente reprendido por su madre que solo le mostró una mirada molesta. La reina consorte entonces mostró una sonrisa por cortesía a su hijastra, dando ella también la oportunidad de hablar.

— Gracias. Iré directamente al punto, como dije en el pasado, pienso que sería algo ventajoso que mi hijo Jacaerys pronto se uniera en matrimonio, especialmente con Helaena. Jace reinará después de mí y junto a mi dulce hermana estoy segura que podrán gobernar juntos — Las palabras salían con fluidez de los labios de Rhaenyra, asegurándose de hablar con lentitud para poder permitirle a su padre y madrastra que realmente pensarán en lo que les decía.

Hubo un gran silencio en la mesa, algunos de los presentes no entendían sobre el tema, otros intentaban procesar lo que escucharon y otros simplemente quedaron en blanco.