Solo pasó un día y medio antes de que se escucharan las noticias que el príncipe Aegon de la casa Targaryen se casó con Myrah de la casa Martell, eso después de una ceremonia Valyria secreta con el príncipe Aemond como testigo, obligado por su hermano mayor, y amigos cercanos de la pareja. Helaena se maldijo a sí misma al darle esa idea a su hermano, debió saber que él lo tomaría como un reto y lo haría, siempre lo hacía.
Aun así, estaba feliz por su hermano, especialmente con lo que sus sueños le mostraron la noche anterior a la boda de Myrah y Aegon. Donde anteriormente había dolor y traición, ahora había felicidad y paz. Claro que eso no quería decir que el príncipe Targaryen cambiaría de la noche a la mañana, Aegon seguiría siendo un borracho y un esposo infiel, pero al menos sería feliz con su ahora esposa y Helaena no podía pedir más.
Por otro lado, la reina consorte se la pasó gritando a su hijo cuando este tuvo la dignidad de regresar a la fortaleza roja, fue una "conversación" que duró horas, aunque bueno, era más Alicent reprendiendo a su hijo, Viserys intentando calmar a su esposa y Aegon restándole importancia al tema. Una forma tan única para ser despertados en la mañana, original, pensaba la princesa Helaena.
En ese momento la segunda hija del rey Viserys se encontraba en sus aposentos, probándose nuevos vestidos que su tío, Gwayne, le envió desde Oldtown, la mayoría con muchos detalles verdes, pero la Targaryen agradeció que su tío fuera tan amable de también tomar en cuenta los colores de su casa. Dyana estaba terminando de ajustar un vestido mientras Helaena observaba su reflejo.
El vestido era muy único, era negro de manga larga que se cortaba al llegar al codo, como las alas de un dragón, descubriendo el resto de la manga por debajo que era de un verde oscuro. El vestido estaba ajustado en la cintura por un cinto, adornado con bordados en tonos dorados y marrones que brillaban con elegancia, probablemente en honor a Sunfyre, como comúnmente Helaena solía vestir. Una serie de grandes botones redondos caían por el centro del vestido, empezando por el pecho y deteniéndose al llegar a la cintura.
En la puerta se escuchó que tocaron, la princesa pidiéndole a su dama que la abriera mientras buscaba algunas joyas con las que combinar el vestido, decidiendo que el que tenía puesto era perfecto para el día. Dyana después de unos segundos se acercó a la princesa, avisando que era Rhaenyra la que estaba en la puerta y preguntando si aceptaba su visita. La Targaryen solo suspiro, alejándose del espejo para abrir la puerta ella misma.
— Helaena, por un momento pensé que no me recibirías — Comentó Rhaenyra, una sonrisa amistosa en su rostro.
— Eres la madre de mi prometido y la heredera del trono, sería de mala educación dejarte fuera — Respondió la menor sin interés, despidiendo a Dyana por el momento. — Perdón por el desastre, madre quería que me probara los regalos de mi tío.
Rhaenyra entró a la habitación con paso lento, escondiendo la tristeza que sintió al saber que su media hermana solo la recibió por amabilidad y no por nada más, pero, la heredera sabía que Helaena estaba en su derecho de ser distante a ella, jamás fue parte de la vida de sus medios hermanos. Los aposentos de la menor hacían a la heredera al trono recordar cuando vivía ahí, en la fortaleza.
— Me enteré de que ahora tienes una nueva hermana, felicidades — Aunque nunca habría una forma para lograr que Dorne obedeciera a la corona, muchos estaban felices por la unión matrimonial. Les beneficiaba, a más de uno, una paz temporal con los Dornienses. — Mi boda con Daemon no fue muy diferente.
— Myrah no es mi hermana, solo es la esposa de mi hermano, la futura madre de mis sobrinos. No quiero que sea algo mío aparte de eso — Confesó Helaena, importándole poco si sonaba grosera. Al ver la expresión confundida de la mayor Helaena suspiro, decidiendo explicarle. — La expulsé de mi servicio hace poco, sus intenciones no eran buenas y al dejarla estar a mi lado arriesgo todo.
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𝓓𝐑𝐀𝐆𝐎𝐍𝐒 𝓤𝐍𝐈𝐓𝐄𝐃 𝓑𝐘 𝓕𝐀𝐓𝐄
RomanceLa princesa Helaena por fin será comprometida, pero no con quien se pensaba originalmente para ella. A sus trece onomásticos se tomó la decisión de una unión entre la tercera entre los hijos del rey Viserys I con el hijo de la heredera, Jacaerys Str...