Kensen Tensei: Wholesome Reincarnation

Capítulo 42: Cuestión de Querer o Poder

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El día de hoy me encuentro en la ciudad de Pipia, esta ciudad se encuentra en el noroeste del continente central, en el Ducado de Basherant, y es el lugar en el que he estado los últimos meses desde que vine con Soldat.

Ha pasado ya una semana desde que Elinalise llegó a joder mi vida.

Por un lado agradezco que haya venido a traerme noticias. La forma en la que encontraron el paradero de mi madre es toda una historia; Elinalise, Roxy y otro antiguo miembro del grupo de Papá formaron un equipo para dirigirse a buscar a mi familia en Makai, una vez allí, en su búsqueda encontraron a la gran emperatriz Kishirika, y le dieron comida a cambio de que les proporcionara información sobre los miembros de mi familia.

Al final, descubrieron que Mamá se encuentra de alguna manera atrapada en el interior de un laberinto en el continente Begaritto, en la ciudad de Lapan, tras lo que separaron caminos, Elinalise vino a informarme a mi, y Roxy junto al tercer integrante de su grupo se dirigieron a informar a Papá.

La cosa es que nos tomará 2 años de viaje ir hasta Lapan, y no podemos viajar en este momento porque se acerca la temporada de invierno, durante la cual las carreteras terminan cubiertas hasta por varios metros de nieve. No hay manera en la que podamos viajar a mitad de las nevadas, hasta yo tengo mis límites. Por lo tanto, nos toca esperar en Pipia varios meses antes siquiera de poder empezar el tan largo viaje, y mientras tanto sólo me queda maldecir a Elinalise…

Ahhhh… Mmmmm… Siii…

Ella está todo el día y toda la noche teniendo relaciones sexuales en la habitación de al lado en la posada que tomé, lo hace casi que todo el tiempo que no está ocupada, y con cualquier hombre que se cruce, a veces lo hace con más de uno, sólo para cuando está durmiendo, comiendo, esta en el baño o haciendo una misión del gremio.

Un gato en el tejado es menos ruidoso que Elinalise, puta mierda, incluso estoy empezando a relacionar los gemidos con algo malo por la frecuencia en que me despiertan o me interrumpen mientras escribo o leo; como cuando pones de alarma una canción que te gusta y al final terminas odiandola.

“¡Puta madre! ¡Callense ya!”

Maldigo el día en que Elinalise me convenció de hospedarme en la misma posada que ella, pues he pagado más de 3 meses por adelantado y no hay forma en la que pueda retractarme de mi decisión después de eso.

(Malditas paredes delgadas)

Hasta la fecha Elinalise se me ha insinuado en al menos 3 ocasiones, aunque cada vez que lo hace termina arrepintiéndose de golpe diciendo algún comentario de No quiero convertirme en familia de Paúl o también No quiero que Roxy me odie. Parece que está en un conflicto interno entre querer acostarse conmigo y no hacerlo, de hecho, tal vez era por eso que quería que viviera en la habitación de al lado en primer lugar, o no lo sé, no sé nada, es frustrante.

En cuanto a mi, mi opinión respecto al tema es la misma de siempre.

No quiero tener relaciones contigo

Justo ahora puedo pensar en al menos 3 razones por las que acostarme con Elinalise es una mala idea.

1.- Aquí no hay condones, y si bien hasta la fecha no he escuchado nada sobre ninguna ETS, si alguien tiene es Elinalise, que guarda relaciones con cualquier desconocido que se encuentre, y hasta con varios a la vez. Incluso si no contaramos eso, está la posibilidad de que termine embarazada a pesar de que los elfos tengan una baja natalidad, porque la posibilidad está siempre en el aire.

2.- Adicción, no se hacen una idea de lo difícil que ya es tener esta cosa controlada, en el instante en que tenga mi primera vez estoy completamente seguro de que me voy a volver adicto a esa sensación, como lo fuí a la adrenalina de pelear con monstruos a montones el año pasado, y no voy a hacer otra cosa aparte de eso por mucho, mucho tiempo. Dios, estoy seguro que si le pongo un dedo encima a Elinalise ya no vamos a parar nunca, incluso me imagino la posibilidad de que eso pueda retrasar el viaje hacia Lapan, o de que de verdad seamos capaces de llegar, en lugar de solo aparearnos en un rincón como un par de animales en celo permanente.