Capítulo 10

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Capítulo 10: El encuentro del Destino. Limando asperezas. 

Habían pasado dos semanas desde que Naruto había desaparecido en aquella nube de humo, y Taka se había dedicado a limpiar sus nuevos hogares para que queden presentables. Por suerte, habían recibido ayuda de sus compañeros de generación y amigos en su tiempo libre.

El único que no había ido a ayudar era Neji, pues las cosas entre él y Hinata estaban algo tensas. La razón era porque probablemente el Hyuga seguía pensando en su prima como una traidora, a pesar de que ya se había demostrado que ella también había actuado como informante de la Hokage.

—¿Qué piensas hacer al respecto? ¿Ya estás lista para cumplir con tu venganza? —preguntó Sasuke, en uno de sus descansos de limpieza.

La Hyuga asintió, decidida. Ya era momento de demostrarles a su primo y padre que habían hecho mal al tratarla de débil, y que ya no era una traidora.

Pasaron dos días, donde Hinata estaba pensando cómo limar asperezas con su primo y padre, y decidió que la mejor forma sería a través de un combate, pues era el mejor método en un mundo cruel como lo era el shinobi. Decidió también que se presentaría en el distrito Hyuga, pues una vez había sido su hogar.

El sol comenzaba a ponerse, tiñendo el cielo de un tono anaranjado, mientras Hinata Hyuga avanzaba por el sendero que conducía al Dojo del Clan Hyuga. Los rumores sobre su regreso habían circulado rápidamente por la aldea, y no todos la recibían con los brazos abiertos. Su entrenamiento con Orochimaru había dejado una marca en su reputación, y ahora era el momento de enfrentar las consecuencias de sus decisiones.

Cuando llegó al dojo, se encontró con su primo Neji y su padre Hiashi esperándola. Sus miradas eran frías y llenas de desconfianza. El ambiente estaba cargado de tensión.

—Hinata —comenzó Hiashi, su voz firme y autoritaria—. Has regresado después de haber abandonado la aldea y haber entrenado con uno de nuestros mayores enemigos. ¿Cómo esperas que confiemos en ti?

Hinata respiró hondo, tratando de mantener la calma.

—Padre, Neji-niisan, sé que mis acciones han causado dolor y desconfianza. Pero también he aprendido mucho durante mi tiempo con Orochimaru. Estoy aquí para demostrar que sigo siendo una Hyuga y que puedo contribuir al clan y a la aldea.

Neji dio un paso adelante, sus ojos llenos de determinación.

—Si realmente quieres demostrar tu lealtad, tendrás que enfrentarnos en combate. Solo entonces podremos saber si has cambiado para bien o para mal.

Hiashi asintió, cruzando los brazos.

—Muy bien, Hinata. Si puedes derrotarnos, demostrarás que tienes el poder y la convicción para ser aceptada nuevamente en el clan.

Hinata se preparó, activando su Byakugan. Sabía que esta batalla no sería fácil, pero estaba decidida a demostrar su valía.

Neji fue el primero en atacar, lanzándose hacia Hinata con una serie de golpes rápidos y precisos del Jūken. Hinata bloqueó la mayoría, pero algunos lograron impactarla, obligándola a retroceder. Neji era un prodigio del clan, y su habilidad con el Jūken era formidable.

Hinata aprovechó el espacio ganado para realizar una serie de sellos de mano y desatar una técnica que había aprendido de Orochimaru: la Serpiente de Viento. Una ráfaga de serpientes de viento se lanzó hacia Neji, obligándolo a esquivar y perder su formación. Hinata se lanzó hacia él, sus movimientos ahora una mezcla de Jūken y las técnicas aprendidas de Orochimaru. Sus golpes eran impredecibles, y logró golpear varios de los puntos de chakra de Neji, debilitándolo considerablemente.

Hiashi, viendo a su sobrino caer, atacó con renovada furia. Su estilo de combate era más refinado y letal. Hinata se encontró atrapada entre dos maestros del Jūken, cada golpe amenazando con cerrar sus puntos de chakra.

Hinata sabía que no podría ganar si se mantenía a la defensiva. Reuniendo toda su fuerza, liberó una ráfaga de chakra que empujó a sus oponentes hacia atrás. Aprovechó el espacio ganado para ejecutar una técnica que había perfeccionado: el Círculo de Protección de las Ocho Trigramas. Un escudo de chakra giratorio se formó a su alrededor, bloqueando los ataques entrantes y dándole un momento para recuperarse.

Con un grito de determinación, Hinata desactivó el escudo y se lanzó hacia Hiashi, sus movimientos fluidos y precisos. Hiashi intentó contrarrestarla, pero la velocidad y la imprevisibilidad de los ataques de Hinata lo tomaron por sorpresa. Logró golpear varios de sus puntos de chakra, debilitando su defensa.

Neji, debilitado pero no derrotado, se levantó y atacó desde el otro lado. Hinata se encontró nuevamente atrapada entre los dos, pero esta vez estaba lista. Usando el terreno a su favor, se movió ágilmente entre los pocos árboles que había de decoración en el patio interno del distrito Hyuga, obligando a Hiashi y Neji a seguirla y a gastar su energía.

En un instante de distracción de Hiashi, Hinata activó una técnica que había perfeccionado en secreto: el Dragón Celestial. Un enorme dragón de chakra se formó alrededor de ella, rugiendo con poder. Con un grito, Hinata dirigió el dragón hacia Hiashi, quien apenas tuvo tiempo de levantar una defensa. El impacto fue devastador. Hiashi fue lanzado hacia atrás, su Byakugan desactivado por el agotamiento.

Neji, viendo a su tío caer, atacó con renovada furia. Pero Hinata estaba preparada. Usando una combinación de ninjutsu y taijutsu, logró bloquear sus ataques y contrarrestar con una serie de golpes precisos, finalmente cerrando su punto de chakra principal.

Respirando pesadamente, Hinata se quedó de pie en el claro, mirando a sus oponentes caídos. Había ganado, pero no sin esfuerzo y suerte. Sabía que aún tenía mucho que demostrar, pero este era el primer paso.

—Lo he hecho —murmuró para sí misma, una sonrisa cansada apareciendo en su rostro—. He demostrado que soy digna

Neji, consciente pero incapaz de moverse, la miró con una mezcla de respeto y aceptación.

—Has cambiado, Hinata-sama. Quizás, después de todo, este es el verdadero poder de la rama principal.

Hiashi, recuperándose lentamente, simplemente asintió. No necesitaba decir nada. La victoria de Hinata hablaba por sí misma.

Después de la batalla, Hinata ayudó a su padre y a su primo a levantarse. Hiashi la miró con una mezcla de orgullo y preocupación.

—Hinata, has demostrado tu fuerza. Pero también debes demostrar tu lealtad a la aldea y al clan. La confianza se gana con el tiempo y las acciones.

Hinata asintió, su mirada decidida.

—Lo entiendo, padre. Haré todo lo que esté en mi poder para recuperar su confianza y proteger a la aldea.

Neji puso una mano en su hombro.

—Estamos contigo, Hinata-sama. Juntos, podemos superar cualquier desafío.

Hinata sonrió, sintiendo por primera vez en mucho tiempo una sensación de pertenencia y aceptación. Había enfrentado sus demonios y había salido victoriosa. Ahora, estaba lista para reconstruir su vida y su lugar en el clan Hyuga. 

Un destino diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora