Capítulo 27

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Capítulo 27: Diez años después. CAPÍTULO FINAL. 

Diez años habían pasado desde que Sasuke Uchiha le propuso matrimonio a Hinata Hyuga junto a aquel arroyo tranquilo. La vida había cambiado de muchas maneras, pero una cosa permanecía constante: el amor y el compromiso que compartían. Ahora, con cuatro hijos, su hogar estaba lleno de risas, aventuras y momentos especiales.

Era una mañana tranquila en Konoha. La luz del sol se filtraba a través de las ventanas, llenando la casa de calidez. Hinata se levantó temprano, como siempre, para preparar el desayuno. Sus habilidades en la cocina habían mejorado con los años, y a sus hijos les encantaba la comida que preparaba.

—¡Mamá, tengo hambre! —gritó Akira, el mayor de los cuatro, mientras corría hacia la cocina.

—Ya está casi listo, Akira —respondió Hinata con una sonrisa—. ¿Puedes ayudarme a despertar a tus hermanos?

Akira asintió con entusiasmo y corrió escaleras arriba. Poco después, se escucharon risas y pasos apresurados mientras Akira despertaba a sus hermanos: Haruto, de ocho años, Aoi, de seis, y la pequeña Yui, de cuatro.

Mientras tanto, Sasuke salió de la habitación, aún adormilado, pero con una expresión de satisfacción en su rostro.

—Buenos días, Hinata —dijo, acercándose a ella y dándole un beso en la mejilla.

—Buenos días, Sasuke —respondió Hinata, sonriendo. —¿Dormiste bien?

Sasuke asintió. —Sí, aunque parece que nuestra casa se vuelve más ruidosa cada día.

Hinata rió suavemente. —Es parte de tener una familia grande.

Pronto, los niños llegaron corriendo a la cocina, llenando el espacio con su energía. Akira y Haruto se sentaron a la mesa, mientras Aoi y Yui se subieron a sus sillas con la ayuda de Hinata. Sasuke se encargó de servir el desayuno, repartiendo platos de arroz, pescado y sopa miso.

—Mamá, ¿podemos ir al campo de entrenamiento hoy? —preguntó Haruto, con los ojos brillando de emoción.

—Claro —respondió Hinata. —Pero primero, debemos terminar nuestro desayuno y hacer nuestras tareas.

Después del desayuno, la familia se dispersó por la casa para cumplir con sus responsabilidades. Sasuke y Akira se dirigieron al jardín para entrenar. Akira había heredado la determinación y habilidades de su padre, y Sasuke estaba orgulloso de verlo mejorar cada día.

—Papá, ¿crees que algún día seré tan fuerte como tú? —preguntó Akira, mientras practicaban sus movimientos.

—Sí, Akira —respondió Sasuke, con una mirada seria pero alentadora. —Con trabajo duro y dedicación, puedes lograrlo.

Mientras tanto, Hinata ayudaba a Haruto, Aoi y Yui con sus estudios. Haruto mostraba un gran interés en el taijutsu, mientras que Aoi tenía una afinidad natural por el ninjutsu. La pequeña Yui, aunque aún muy joven, observaba con curiosidad todo lo que sus hermanos hacían.

—Haruto, tus movimientos están mejorando —dijo Hinata, guiándolo en una técnica del clan Hyuga.

—Gracias, mamá —respondió Haruto, sonriendo.

Después de completar sus tareas, la familia se reunió y se dirigió al campo de entrenamiento. Los niños corrían adelante, emocionados por mostrar sus habilidades. Hinata y Sasuke los siguieron, compartiendo una mirada de complicidad y orgullo.

El campo de entrenamiento estaba lleno de vida. Otros niños de la aldea practicaban sus técnicas bajo la supervisión de sus padres y maestros. Naruto, ahora Hokage, estaba allí con sus propios hijos, Ayaka y Haru.

—¡Sasuke! ¡Hinata! ¡Qué bueno verlos! —gritó Naruto, saludándolos con una gran sonrisa.

—Hola, Naruto —respondió Hinata, sonriendo.

Sasuke asintió, su expresión serena pero amistosa. —Naruto.

Los niños comenzaron a practicar juntos, compartiendo técnicas y aprendiendo unos de otros. Akira y Ayaka se desafiaron en un combate amistoso, mientras Haruto, Aoi y Haru jugaban con técnicas más simples. Yui observaba, aplaudiendo con entusiasmo cada vez que alguien hacía un buen movimiento.

Mientras los niños entrenaban, Sasuke y Hinata se tomaron un momento para disfrutar de la tranquilidad del día. Se sentaron juntos, observando a sus hijos con orgullo y satisfacción.

—Hemos recorrido un largo camino —dijo Hinata, apoyando su cabeza en el hombro de Sasuke.

—Sí —respondió Sasuke, tomando su mano. —Y lo haría todo de nuevo.

El sol comenzó a ponerse, y los colores del atardecer bañaron el campo de entrenamiento con una luz dorada. La familia Uchiha-Hyuga se preparó para regresar a casa, cansados pero felices. Al llegar, disfrutaron de una cena sencilla pero deliciosa, seguida de una noche de cuentos y risas.

Mientras los niños se quedaban dormidos, Sasuke y Hinata se tomaron un momento para reflexionar sobre su vida juntos. Diez años habían pasado desde aquella propuesta junto al arroyo, y aunque habían enfrentado desafíos, el amor y el compromiso que compartían solo habían crecido.

—Gracias por estos años, Sasuke —dijo Hinata, mirándolo con amor.

—Gracias a ti, Hinata —respondió Sasuke, con una sonrisa—. Por estar siempre a mi lado.

Bajo el manto de la noche, con sus hijos durmiendo tranquilos, Sasuke y Hinata se abrazaron, sabiendo que, sin importar lo que el futuro les deparara, siempre se tendrían el uno al otro y a su familia.

Un destino diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora