𝗦𝗮𝘁𝗼𝗿𝘂 𝗚𝗼𝗷𝗼.

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Cosmic.

La noche había llegado sobre la ciudad de Tokio, el sonido de los autos comenzaba a inundar aquella ciudad nocturna, las pocas estrellas que podían observarse por el reflejo de la luz de la calle y los grandes letreros, habían pasado un par de horas desde que habían descubierto sobre el ataque que pasaría en Shibuya por el plan que había hecho Suguru Geto, el que había sido compañero y mejor amigo del peliblanco.

Se encontraba sobre la azotea de un edificio, observándolo todo en silencio, bajando un poco la guardia cuando sintió aquella presencia magnética y aquella energía tan particular que caracterizaba a la chica que ahora se encontraba detrás de él, observando a la par la ciudad, pero desde más lejos.

— ¿Qué piensas? — menciono sin ningún pelo sobre su boca, claro que sabía lo que Gojo estaba pensando, es más, podría decirse que esa pregunta era muy estúpida en este momento. Yo pensaba que estaba muerto, por qué recuerdo que alguien tuvo esa tarea hace un par de años.

Aquello había causado un escalofrío sobre la espalda de Satoru, aquella voz por más magnética que fuera para él, por más suave que podría ser cuando estaban ambos en un momento íntimo y suyo, ahora era demasiada fría que podría asustar hasta a su alumno más serio, Megumi.

— Respóndeme, Satoru Gojo. — dijo más en una orden, que en una petición dulce o en busca de una respuesta. — Aquella noche del incidente con la maldición de Yuta, Rika, ¿lo asesinaste realmente o te dolió más el corazón en una amistad que lo dejaste libre y solo fingiste su muerte? — mencionó con un desprecio aquella chica que seguía a su espalda.

— Sabes, yo confíe aquel día en tus palabras, podrían haberme mandado a mí a asesinar a Geto, pero confiaron en ti, yo lo hice, ¿qué me encuentro ahora? Que Suguru Geto está vivo y que además, hará un ataque masivo en Shibuya junto a las otras estúpidas maldiciones que solo hacen que me duela la cabeza. — finalmente, salió de aquella oscuridad que se formaba por la sombra de Satoru, saliendo a la luz una chica delgada con cabello verde oscuro sujetado en una trenza de lado, que le decoraba con un pasador de una estrella, pasador que Satoru le había regalado cuando eran estudiantes.

— Hisaya, puedo explicar eso. —  habló Gojo, rompiendo el silencio que él formó desde el comienzo.

— ¿Qué me explicarás?, ¿Qué la única estúpida tarea que tenías no la hiciste?, ¿Qué te dolió matar a tu mejor amigo que había causado un desastre de una magnitud enorme y que ahora la repetirá en Shibuya? — la chica cuyo nombre ahora se conocía, se giró a verlo, caminando a pasos lentos que resonaban en aquella azotea, hasta quedar frente a Satoru. Levantó su mano y le soltó una bofetada con fuerza en su rostro, causando que aquella banda que cubría sus ojos se removiera, dejando a la vista los ojos azules como el cielo del mar. — Mas te vale no morir en esta misión, porque soy capaz de revivirte y matarte yo mismo por ser tan estúpido.

Después de darle aquella bofetada, se bajó de la azotea, dejando con mil pensamientos al peliblanco, soltó un suspiro después de todo aquello que le había dicho. La quería con toda su alma y corazón, había sido el primer amor y su único amor en esta vida, desde que la conoció se enamoró de ella y haría cualquier cosa para protegerla, pero desde que supieron sobre lo que pasaría en Shibuya ella se había distanciado enormemente, y hoy cuando la había visto solo pudo decirle aquellas palabras que le afectaban en su ego.

[...]

Habían pasado un par de minutos que todos se habían enterado de que Satoru Gojo había sido atrapado en aquel cubo, y por nada más que Suguru Geto, Hisaya corría por todas las vías del metro subterráneo de Shibuya hasta llegar a donde habían pasado aquellos hechos, pero ya no quedaba nada, había sangre por doquier, maldiciones y restos de ellas ya muertas, sus botas de tacón resonaban por aquella estación subterránea mientras mecía su bastón de madera de arriba hacia abajo lentamente.

jujutsu kaisen; one shots.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora