jujutsu kaisen; one shots.

𝗦𝘂𝗴𝘂𝗿𝘂 𝗚𝗲𝘁𝗼.

Pensando en ti.

Segunda parte.

Actualidad.

Pasaron un par de años despues de aquel día donde fue la ultima vez que se vió a Suguru Geto en la academia, particularmente solo lo había visto aquella chica de primer año en ese momento, despues de aquel incidente no sé volvió a saber nada de él, parecía como si se hubiera desaparecido de la faz de la tierra, como si jamás existiera, no habia indicios de él, señas, marcas, alguna señal de humo siquiera de donde podría estar, Satoru Gojo el compañero de él y mejor amigo había cambiado drásticamente despues de aquel día que se fue, se enfocó más en su técnica y con el paso de los año tomo el puesto de maestro de la academia y del mejor hechicero jamas antes visto.

La primavera habia llegado nuevamente, consigo la calidez del aire, las flores de sakura y junto a ello nuevos alumnos en la academia, Hiragae se habia convertido en maestra y mentora de la academia, se habia alejado un tanto de las misiones despues de la ultima mision que tuvo donde sintio la presencia de Suguru, pocos dias despues de que lo vio, le causo miedo que cuando ella estuviera usando su tecnica él apareciera y causara algo, o quisiera hacer algo para llevarsela o el simple hecho que usara su tecnica con ella.

Estaba sentada en una de las bancas del campo de entrenamiento, viendo a su alumnos estirar, Maki Zenin, del clan Zenin, Inumaki y Panda, diria que eran sus favoritos de todos los que habia estado teniendo, y era verdad, eran sus favoritos. Estaba intentando que el sol no la molestará, hasta que sintio la presencia de Satoru Gojo, se bajo los lentes de sol redondoso que tenia hasta el puente de la nariz y vio como este la saludaba desde lo lejor, y junto a él venia alguien más. Se levanto de su lugar y comenzo a caminar hasta sus alumnos, porque parecia que iba con ellos.

— Buenos días, chicos, miren lo que les traje. — tomo aquel chico castaño de los hombros y lo mostro como si de un gato se tratara. — Se llama Yuta.

— Señor Satoru, no deberia tratar asi a las personas. — menciono Panda mientras veia como aquel chico se intimidaba todo por la situacion en la que estaba.

— Suelta al niño, Gojo. — menciono Hiragae mientras se posaba aun lado de su alumna Maki, y se cruzaba de brazos frente a el. — Huele extraño, siento un olor a maldicion. — Hiragae se acerco al chico y parecia olfatearlo con cuidado.

Aquel chico solo trago saliva y se sintio intimidado por la presencia de aquella mujer de gafas oscuras y brazos cruzados, miro a la peliverde y vio como soltaba un risa bajita por la accion que estaba causando su maestra.

— Exacto, Naminami. — exclamo Gojo de la felicidad, mientras se asomoba por el hombro del chico. — Yuta lleva consigo una maldicion de grado especial llamada Rika, es muy fuerte, asi que no vayas a dejar que te cause daño. — menciono con burla.

— Profesor Satoru, ¿y por qué se lo entrega a la profesora Hiragae? — hablo Maki mientras miraba con curiosidad aquel castaño.

— Si tiene una maldicion con él, no hay mejor profesora y hechicera de maldiciones que ella, podra saber como entrenarlo. — solto al chico y se medio vuelta. — Es todo tuyo, Nami, cuidalo bien, se ve que es util y te podrá ser de ayuda algun día.

Se fue caminando por donde vino, dejando al castaño sin una respuesta, Hiragae se quedo en silencio observando como la silueta de aquel peliblanco se hacia mas lejanada, para despues darse una vuelta e ir nuevamente a las gradas donde estaba sentada, les inidico a Maki y Panda que ayudaran a entrenar por hoy a Yuta, y lo demás despues ella se iria encargando.

[...]

Los meses pasaron hasta que Maki le comentó a la profesora que lo demás de entrenamiento estaba fuera de su control y no sabian como hacerlo, ellos le habian enseñado lo sencillo, las cosas faciles como los estiramientos y los combates cuerpo a cuerpo, quizas alguna que otra tecnica de defensa usando unicamente la fuerza de ellos, pero jamás su poder, Yuta habia podido comprender eso, pero aun no sabia exactamente como usar a Rika. Aquella tarde Yuta se encontraba sentado en las gradas del campo donde entrenaban, esperando a que la profesora Hiragae apareciera, estaba inmerso en sus pensamientos que no sintio la presencia de ella detras de él.