𝗖𝗵𝗼𝘀𝗼.

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Good Luck, babe.

"When you wake up next to him in the middle of the night, with your head in yours hands you're nothing more than his wife".

El sonido de los autos de fondo, el claxon de ellos al querer mover el trafico más rapido o avanzar un poco más cada segundo que pasa, todo se hacia lejano cuando en medio de aquellas pesadillas y sueños raros, la pelinegra dormida en aquella cama para dos se despertaba de golpe.

Sentía el sudor caer sobre su frente y la nuca de su cuello, sus manos temblaban de miedo, su garganta se sentia seca, y si pasaba siquiera un poco de saliva, esta la hacia sentir como si tomará fuego en un vaso, porque sentía que ardia más que mil infiernos; su cabello era un desastre por todo lo que se habia estado moviendo durante la noche por aquella pesadilla, se repetia una y otra vez, siempre era la misma, en diferentes partes, diferentes escenas, pero siempre lo mismo.

Miró a sus lados y vio que la cama no estaba vacía ahora, estaba aquel chico que no conocía, pero ahora parecía ser su todo, ahora él dormia placidamente, mientras ella sufria en silencio y en medio de la noche, se levantó de aquella cama sin preocuparse de que este se molestará o que pasará, le daba igual, no había nada que los uniera completamente.

Camino hasta la cocina, saco su taza favorita, aquella tazá de porcelana pequeña con colores rosados y flores en el centro de ella, la cocina era oscura y vacía, no tenia tantas cosas para poder llamarla hogar, pero ahora estaba más ausente que nuca, encendio la estufa y puso la teterá a funcionar, mientras ella miraba la noche fría y oscura de Tokio.

Habían pasado ya un par de años desde la ultima vez que había sabido de él, despues de aquella pelea donde habían estado todos los hechiceros, ella no había vuelto usar su tecnica nunca más despues de aquella batalla, no era lo correcto, sabía que aún habia incidentes de maldiciones sueltas, pero eso ya no era problema de ella.

Se había casado con un humano comun, habia hecho o bueno, intentado de hacer su vida despues de que vío como el amor de su vida había sido atravesado a la mitad frente a sus ojos, como su cuerpo se desaparecía y ella quedaba con el corazón vació y en mil pedazos, despues de ahí lo demás fue un borron en su memoria, no recordaba que pasó despues, solo desperto en la escuela de hechiceria de Tokio, con Shoko observandola en silencio, y ella con una cicatriz que la atravesaba toda la pierna.

El sonido de que el agua del té estaba listo, la sacó de sus pensamientos, se preparó un té de menta y salío aquella terraza que le daba una vista hermosa de la ciudad, se sentía sola, todo despues de él fue un agujero de ausencia y no entendía bien que había pasado, no recordaba mucho de ese día, pero despues de ahí Shoko simplemente la dejo sola y su dolor en aquella habitación; se fue en la madrugada sin decirle a nadie y no había sabido nunca más de su paradero, había oidos rumores de hechiceros que la batalla aun continuaba o algo así, pero poco le importaba.

Se obsorbio en el sabor y olor del té, la brisa ligera de la madrugada la inundaba completamente, quería sentirse viva, pero no sabía que hacer ahora, miró sus dedos, la punta de ellos estaba rojiza de donde habia estado tomando y sujetando aquella taza de té, sentía una sensación rara en el pecho, sus sueños o pesadillas siempre la hacian sentir que había algo más.

Siempre lo mismo, ella corriendo en la oscuridad, una casa, un pasillo, un bosque, un museo, cualquier cosa, pero siempre era sobre un pasillo, persiguiendo a alguien que solo podia ver su espalda, aquel traje blanco con morado, aquel peinado de coletas cortas que portaba, siempre lo seguía a él y cuando por fin sentía que lo alcanzaba, ella caía en un avismo y regresaba al comienzo del camino, donde volvía al ciclo de correr y perseguir, a veces solo caminaba buscando respuestas o a veces siquiera se movia de donde estaba, hasta que sentía la ansiedad despertarla, no sabía que le quería decir, pero había una respuesta para esto. Dejo la taza de té sobre la mesita, cerró sus ojos, se cruzó de piernas sobre la silla, y comenzó a sentir la energía maldita que tenía dentro de ella.

Buscaba canalizarla hasta la yema de sus dedos, hasta las puntas de ellos mismos, sus manos se sentian caliente por toda la energía que acumulaba en aquella zona, tenía tiempo, quizás años sin usar su expansión de dominio y su tecnica, soltó un suspiro con fuerza y cuando abrío los ojos estaba sentada sobre aquel pasillo que soñaba con recurrencía, sabía que todo era un sueño y tecnica de ella, pero quería sentirlo real ahora.

— Choso. — habló ella cuando se levantó del suelo, traia la pijama, aquel short viejo y blusa de tirantes, y frente a ella estaba aquel joven palido.

— Kisa, ¿qué haces aquí? — habló el joven palido, mientras tomaba el rostro de ella entre las palmas de sus manos, fue ahí donde ella sintío calor real, amor real, una calidez la inundo completamente que sentia las lagrimas salir de sus ojos.

— Te necesito, por favor. — sabía que todo era cosa de su tecnica, de su dominio, se su mente, pero quería que fuera tan real, le daba miedo salir de ahí.

— Debes irte de aquí, aún no estás lista para vernos.

— ¿Lista?, ¿De qué hablas? — ella comenzó a sentirse asustada en aquel momento, su mente no podia recrear, mejor dicho su tecnica no podia recrear cosas que no existian para ella, este momento solo era algo de su sueño, una mezcla de sus sueños y la realidad que tuvieron ellos, pero aquello que le decía jamás paso. — Dime.

— Sal de aquí. — menciono con una voz preocupada, mientras la miraba con una calidez en sus ojos. — No pueden verte.

— ¿Quién?

— Él.

— ¿Quién es él, Choso? — se acercó más a él para sentir la calidez que le propinaba aquel cuerpo alto y palido.

No dejó que ella hablará más cuando de un momento a otro, aquel dominio que ella había creado fue roto por alguien más, eso solo podía decir una cosa, alguien lo había roto desde afuera, ella abrío sus ojos y seguía sobre aquella silla de la terraza, miró a sus lados y un escalofrios la llenó por completo, se sentia ahora insegura, algo no estaba bien.

Se levantó de golpe, dejando la taza de té aun caliente sobre la mesa, cerró la puerta corrediza de la casa, junto a las cortinas grandes y largas, dejando la habitación completamente oscura, sintío una presencia maldita aparte de la de ella en aquella habitación, sabía que el chico de la habitación, o su pareja no tenía energia, ni nada de eso, así que era alguien más.

— No sabía que desobedecias las reglas, Kisa Isayama. — aquella voz gruesa la hizo temblar del miedo, solo vío una silueta en aquella habitación y despues una persona de cabello rosa y marcas en su rostro.

[...]

chan chan, les dejo con la intriga, y abierto a una posible segunda parte.

jujutsu kaisen; one shots.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora