𝗡𝗼𝗿𝗶𝘁𝗼𝘀𝗵𝗶 𝗞𝗮𝗺𝗼.

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Más Humanos.

Y pesar del daño, que me estás causando, me hiciste más humano. Te lo agradezco a diario.

La música sonaba a través de los auriculares de aquella chica de cabello castaño con ligeras puntas de color rojizo, de sus orejas colgaban pequeños y delgados cables blancos por los auriculares que había tenido desde hace tiempo, no le molestaban en lo absoluto para entrenar, ya que, era al parecer lo único bueno que podía hacer.

Habían pasado solo un par de días desde aquella conversación, quizás ligera o muy fuerte discusión que había tenido con aquel chico del clan Kamo, se sentía frustrada y en cierta parta entristecida por como se sentía, pero a esta altura, quizás llegaba a pensar que era lo correcto o eso quería engañarse a sí misma por aquello, no estaba del todo aún segura de como se sentía, pero la música siempre había sido su refugio.

Al final, ella solo era una alumna más de la escuela, no tenía nada de interesante, le gusta oír música y destacaba que su técnica tuviera algo que ver con eso, había crecido a las afueras de la ciudad, en pequeñas comunidades pobres, su padre era exorcista, pero como era de rangos muy bajos siempre estaba fuera de casa en misiones ganandose la vida para que sacar a su esposa enferma y a su hija que no hablaba mucho adelante.

Una noche, mientras su padre no estaba, había entrado una maldición de nivel alto a su pueblo, oía los gritos de todos sus vecinos, como la sangre salía volando de un lado al otro, ella observaba con miedo desde la ventana, para después correr con su madre en cama. A los minutos la maldición entro a su casa, su madre la empujó como pudo para que saliera corriendo de ahí y solo llegó a oír los gritos de dolor de su madre; pasaron las horas y ella había sido la única sobrevivió porque logro esconderse entre los escombros de un par de casas, debajo de unos cuerpos ya fríos, a las horas llegaron varios exorcistas para pelear contra la maldición y ahí fue donde vio aquella chica de cabello corto con una paleta en sus labios, junto a otros dos chicos más altos, la encontró temblando de miedo debajo de aquellos cuerpos y solo pudo cargarla en sus brazos, cerrando sus ojos para que no viera lo que pasaría después con la maldición.

Su madre había muerto protegiéndola de una maldición de alto nivel que su padre no pudo detener y siquiera llegó a tiempo para salvarla a ella, y ella había quedado con una cicatriz en su pierna que le recordaba aquel día constantemente, su madre delante de ella llena de sangre, su ropa destrozada, y un grupo de jóvenes peleando contra ella, y ella solo observaba todo con miedo y tristeza, en silencio desde su escondite hasta que la encontraron aquel día, su héroe, su padre no había estado para protegerlas aquel día y habían pasado años, y prefirió irse con aquellos jóvenes que ver a su padre, a los años descubrió que él había muerto días antes del suceso por una maldición también, ahora ella estaba sola en aquel mundo.

Había entrado a la preparatoria de Kyoto años después, aunque después de años no volvió a ver a las personas que la salvaron, sabía que uno de ellos ahora era mentor de unos chicos de primer año, uno de ellos decían que se había comido un par de dedos de Sakuna, pero no le constaba para sentirlo real.

Y ahora estaba ahí en el campo de entrenamiento de su preparatoria, era pardeado, se veía el sol caer sobre los edificios, ya pronto se haría de noche, pero ella seguía estando ahí, se sentía frustrada, molesta y en mucha parte triste por el chico del clan Kamo, se conocían desde el primer año de la preparatoria, se habían hecho grandes amigos y ahora parecía volverse un poco más serio, pero ahí estaba él dejándolo todo por el estúpido clan.

[...]

— ¿Qué quieres decir con eso? —mencionó Akiyama viendo aquel chico de cabello castaño que tenía frente a ella, con sus ojos cerrados y aquellos mechones de cabello que colgaban frente a él.

jujutsu kaisen; one shots.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora