Soledad.
Habían pasado quizás un par de semanas después de aquel incidente en Shibuya, después de haber encontrado el cuerpo de miles de inocentes, jóvenes, adultos y niños sin vida en aquella estación del metro de Shibuya, el resto de los alumnos que seguían vivos y profesores estaban ahora en una de las academias analizando toda la situación que había pasado. Todos estaban en silencio en aquella habitación, se sentían acorralados después de que Suguru había atrapado a Satoru en aquel cubo, no se sentían con la seguridad de ir a buscarlo y enfrentarlo, tenían que ser cuidadosos en sus siguientes movimientos.
En eso, un ruido y gritos se escucharon afuera de aquella sala en la academia, entre golpeteos y gritos la puerta se abrió de par en par, dejando ver a una chica malherida, con el cabello corto después de haber sido quemado por el ataque de una de las maldiciones que estaban con Mahito, estaba recogido en una coleta diminuta en la parte de atrás, y un brazo lleno de vendas, además de su pierna izquierda, su ojo tenía un parche blanco de donde estaba en curación.
— ¡Isako! — grito una voz detrás de la chica que ahora estaba de pie en aquella sala, observando con una mirada de odio y rencor a las personas de aquella sala, en especial aquel chico de cabello rosado que había estado en silencio todo este tiempo. — ¡Isako, regresa a la enfermería!
— ¡Ya cállate, Shoko! — grito con odio aquella chica de cabello corto, mientras con la poca fuerza que tenía comenzó a moverse dentro de la sala. Nadie impedía lo que iba a hacer, solo la miraban en silencio; se acercó aquel peli rosa y le propino una bofetada con fuerza con su otra mano.
Aquella bofetada causó que el rostro del chico se girara hacia un lado con fuerza, sus ojos se abrieron de par en par, mientras guardaba silencio, su mejilla comenzó a ponerse con un color rojizo por aquel golpe que se le había propinado.
— Isako, basta. — menciono la otra chica de cabello castaño, mientras entraba a la habitación y tomaba del brazo sano a la chica que había abofeteado aquel joven. — Él no tiene la culpa, detente. — jalo su brazo y eso solo causo que aquella joven se enojara mucho más, además de soltar un grito de dolor en aquella habitación, se tiró al suelo de rodillas y comenzó a sollozar con fuerza.
— ¡¿POR QUÉ NADIE ESTUVO AHÍ?! — grito, mientras miraba como sus lágrimas caían por su rostro, hasta las palmas de sus manos malheridas y con rasguños, aunque seguían sin sanar. — Nadie lo detuvo, nadie estuvo ahí para abrazar su cuerpo vacío, para decirle que estaba bien todo, que él iria a la playa, porqué nadie me dijo de esto. — mencionaba entre sollozos.
Aquella noche en esa estación, Nanami Kento había fallecido frente al joven de primer año, Yuji Itadori, solo habían estado ellos dos frente a la maldición de Mahito, a ciertas cuadras más lejos de ese lugar estaba Isako Tamasa, la joven que ahora le lloraba aquel cuyo nombre era Nanami, todos sabían que ellos estaban juntos, nunca hubo un título de por medio, pero ambos eran uno del otro.
Esa noche, cuando aquel rubio murió, la joven Isako luchaba por vivir después de haber peleado con Toji Fushiguro a lado de aquel alumno Megumi, su cuerpo estaba malherido después de haber estado peleando contra las maldiciones, había perdido uno de sus ojos y sus piernas muy apenas resistían. Había visto que Nanami llegó aquel incidente, pero no se dijeron nada el uno al otro, solo se miraron. Ambos eran hechiceros retirados de la academia. Nanami había ayudado a Satoru para entrenar aquel joven de primer año que poseía la maldición de Sakuna, Isako no había estado del todo de acuerdo, pero confiaba en él.
Después de aquel incidente, Isako había estado inconsciente, semanas por todo el daño que había recibido, además de haber perdido su ojo, parte de su energía estaba dañada por haberla llevado a su límite, Shoko se había encargado de cuidarla todo este tiempo, pero nadie le había comunicado que su amado, aquel rubio que trabajaba en una oficina, había muerto.
— Isako... — se acercó Shoko con lentitud, a abrazarla con fuerza por la parte de atras de su espalda, acariciando su cabello que ahora caia frente a su rostro. — Regresemos a la enfermeria. — intentó cargarla con cuidado, se acerco aquel estudiante pelinegro y la tomo en brazos al estilo nupcial, pero aquella chica de cabello corto susurro un "alto".
— Nanami se sacrifico por todos ustedes, malditos estupidos. — apuntó con su dedo al joven pelirosa. — Se sacrifico por ti, escuchas, y si ninguno de ustedes tiene los pantalones para vengar su muerte, yo misma me haré cargo de matarlos a cada uno de ustedes. — los miró con desprecio, mientras todos sentian como aquella energia maldita que ella tenia se apoderaba de la sala.
Aquel joven de primer año la miró en silencio, Nanami le habia contado de ella un par de veces, pero siempre hablaba de ella, le habia llegado a mostrar un anillo de compromiso que guardaba en su saco beige para cuando todo esto terminará. Le contó como se conocieron y como su amor crecio, él sabia que la energia de ella provenia de maldiciones de alto rango, porque ella habia nacido de una maldicion, algo así le habia explicado una vez. Isako Tamasa, la unica sobreviviente del clan Tamasa, la unica que jamas habia usado una arma maldita para matar una maldicion, porque jamas la necesito, la unica joven que habia cautivado el corazon de Nanami, su unico amor, la unica persona que sus ojos frios veian con dulzura. Aquella noche en Shibuya, Nanami le habia pedido que le diera aquel anillo a su amada despues de desplomarse en el suelo.
[...]
La noche cayo en aquella academia, y la joven de cabello corto miraba por la ventana de su habitacion en la enfermería, observaba en silencio el cielo y la luna que resplandecía, en eso se escucho como la puerta corrediza de madera se abría, y un par de pasos entraban aquel lugar en silencio.
— ¿Qué quieres, Itadori? — aquel comentario sacó un escalofríos de espina completa al joven pelirosa, tenía dudas de cómo sabía que era él, pero no quizo cuestionarlo.
— Vine a dejarlo algo, señorita Isako. — este se acercó con lentitud a la cama y se posó aún lado de ella, observándola en silencio, tenía cicatrices en sus manos, y una enorme que pasaba de su oreja hasta la mitad de sus pómulos, además de aquel parche blanco sobre el ojo. — Me lo pidió Namami.
Aquel nombre causó que la chica soltara un suspiro de sus labios, se giró para observar al joven, y vio como este sacaba una caja pequeña negra de terciopelo, y la dejaba aún lado de ella.
Se levantó un poco de la cama y tomó la caja, abriéndola con cuidado para toparse un anillo dorado hermoso, sencillo como Nanami, lo tomó entre sus manos y vio como algo brillaba dentro de este, lo observó de cerca y notó que era la fecha donde se conocieron, la tocó entre sus dedos y guardó silencio.— Él me lo dio esa noche, me dijo que iba a dártelo personalmente después de todo, no sabía lo que pasaría, yo de verdad intenté cuidarlo, pero él se interpuso en todo. — hablaba con nervio el joven Itadori, mientras se rascaba la nuca con vergüenza.
— Lo sé, lo siento. — la chica lo observo con unos ojos más suaves y dulces, mientras agradecía en un susurro.
Itadori se fue de aquella habitación, dejándola sola en su silencio y su soledad.
[...]
gracias por el apoyo que le han estado dando a las historias, la verdad he tenido un poco de imaginación y me he podido explayar muy bien.
saludos.

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jujutsu kaisen; one shots.
Conto⠀⠀⠀𝗢𝗻𝗲 𝘀𝗵𝗼𝘁𝘀. - Pequeños y cortos relatos de los jugadores del anime Jujutsu Kaisen. Espero y los disfrutes mucho. • 𝗟𝗮 𝗵𝗶𝘀𝘁𝗼𝗿𝗶𝗮𝘀 𝘀𝗼𝗻 𝗼𝗿𝗶𝗴𝗶𝗻𝗮𝗹𝗲𝘀, 𝘁𝗲 𝗽𝗶𝗱𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝗻𝗼 𝗹𝗮𝘀 𝗿𝗼𝗯𝗲𝘀 𝘆 𝗿𝗲𝘀𝗽𝗲𝘁𝗮 𝗲𝗹 𝘁�...