౨ৎ XV

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─ Tu café es muy bueno

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─ Tu café es muy bueno.

─ Gracias Felix, pero más bueno eres tú.

─  Eso es porque no me conoces lo suficiente.

─ No lo creo, estoy seguro de que eres más bueno de lo que aparentas.

Felix pagó su café a pesar de que Seungmin insistía en invitarle de nuevo. Luego se dió la vuelta y tuvo la terrible suerte de chocarse con la siguiente persona que esperaba en la cola.

Al tropezar un poco de café se derramó por la camisa de Felix y la joven "culpable" del accidente.

─ Cuánto lo siento ─ dijo alterada mientras sacaba un pañuelo de su bolsa.

─ No pasa nada ─  dijo amablemente Felix.

La chica le limpió la camisa como pudo, pero las machas de café no se iban.

─ No sale.

─ No importa, me abrochare la chaqueta y no se notará nada.

─ Estas manchas son muy difíciles de quitar si se dejan, acompáñame y le ayudaré a limpiarla en el servicio.

─ No es necesario, está bien así.

─  Ha sido por mi culpa, estaba distraída, por favor déjame ayudarte.

Felix no pudo negarse ante la mirada de la joven y acabo yendo al baño de caballeros de la planta baja. Resulta que la chica trabajaba allí también, era la secretaria de la jefa del departamento de cuentas y se llamaba Haerin. Ahora recordaba haberla visto unas cuantas veces.

Felix se encontraba semidesnudo dentro de uno de los retiros mientras la joven Haerin limpiaba su camisa en el lavabo procurando no mojarla demasiado para que fuera más rápido secarla.

─ Así que me conoce... ─  dijo Felix un tanto apenado, porque sabia por qué lo conoció. Al parecer toda la empresa sabia de su existencia y probablemente todos pensaban que se metía debajo de la mesa del jefe para satisfacerlo.

─  Claro, todos tenemos que saber quién es el secretario del director general.

─ Ya...

─  Aunque..─   a Felix se le apagó el buen humor con el que había llegado ─ Felix... Yo no creo nada de lo que dicen. Le he visto trabajando y creo que hace todo diligentemente.

A Felix le entró calor en el corazón, por fin se había topado con alguien coherente y comprensivo. Haerin le pasó la camisa por encima de la puerta. La mancha apenas se notaba y la camisa solo estaba mojada por donde antes estaba el café. Felix se apresuró a ponérsela mientras Haerin seguía hablando.

─  No deje que lo que digan otros le afecte. Usted hace bien su trabajo y su jefe lo respeta y eso es lo mejor que le puede pasar.

─ Estás equivocada ─  Felix salió del retiro ─ mi jefe me tiene todo menos respeto.

𝓣ɾɑbɑjo imposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora