My angel - Sasuke Uchiha x Oc

Capítulo 7

Años atrás...

Por los pasillos de la gran mansión resonaban un par de pisadas apresuradas, una de un hombre adulto y la otra de una pequeña niña no mayor a 7 años.

—Apresúrate, Cyra. Muestra que te importa —espetó su padre con voz autoritaria.

—Ya voy, padre —respondió la pelirroja con prisa, esforzándose por seguir el ritmo de las largas zancadas de su padre, teniendo que casi correr para mantener el paso.

Ambos se dirigían a la oficina privada del mayor, pues este deseaba darle a la pequeña una sorpresa. Cuando llegaron a la imponente puerta de la oficina, su padre entró primero, desapareciendo unos segundos tras su entrada y dándole a la niña el tiempo suficiente para observar sus alrededores con asombro.

La oficina era digna de un rey. Altas ventanas con vidrieras de colores dejaban pasar la luz del sol, que danzaba sobre los suelos de mármol pulido, creando un caleidoscopio de tonos brillantes. Las paredes estaban adornadas con tapices bordados con hilos de oro y plata, representando escenas de batallas épicas y conquistas heroicas. En los rincones, estanterías de caoba se elevaban hasta el techo, llenas de libros antiguos y pergaminos misteriosos. Un candelabro de cristal colgaba del techo alto, sus muchas velas encendidas lanzando destellos de luz cálida por toda la habitación.

En el centro de la oficina, había un enorme escritorio de madera oscura, esculpido con intrincados diseños y sostenido por patas talladas con figuras de criaturas míticas. Sobre el escritorio, había mapas antiguos, documentos importantes y una variedad de artefactos fascinantes, desde plumas y tinteros hasta un reloj de bolsillo dorado que marcaba el tiempo con un suave tic-tac. Al lado del escritorio, una silla de respaldo alto, tapizada en terciopelo rojo profundo, se erguía como un trono, mostrando el poder y la autoridad de su ocupante.

Cyra no pudo evitar sentirse pequeña y abrumada en aquella opulenta habitación. Su corazón latía con fuerza mientras su mirada se movía por cada detalle, tratando de absorber todo a la vez. La magnificencia de la oficina contrastaba con su diminuta figura, y en esos momentos, se sintió como si estuviera en un cuento de hadas, aunque en su interior sabía que la realidad siempre era mucho más dura.

Justo entonces, su padre apareció de nuevo, sosteniendo algo en sus manos, sus ojos brillando con una mezcla de anticipación y algo más oscuro.

—Aquí está tu sorpresa, Cyra —dijo, con un tono que bordeaba la emoción y la exigencia—. Espero que la aprecies como se debe.

La pequeña pelirroja miró con ojos grandes y expectantes, y con su mente llena de preguntas y su corazón latiendo aún más rápido, tomó aquel pergamino que se extendía ante ella.

—Este pergamino es muy especial, contiene tu primera misión como protectora.

—¿Protectora? ¿Yo?

Ante la pregunta, su padre río—. Sé que no te he explicado tus responsabilidades, pero creo que es más que evidente que no te he enseñado a pelear para protegerte a ti misma. ¿Qué te he dicho siempre, querida?

Cyra bajó su cabeza debido a la burla de aquel hombre—. Somos la llama que nunca se apaga, ardiendo con el propósito de mantener el balance.

—Exacto, fuimos creados con un solo propósito —su padre continuó, su voz cargada de una autoridad inquebrantable—. Estamos destinados a entregar nuestra alma para mantener el equilibrio. Pero déjame decirte otra cosa, Cyra. El equilibrio es el punto medio, no puede haber un lado más arriba que el otro. ¿Qué crees que debemos hacer con el lado que crece?