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Al día siguiente, la familia Kryze se preparó para asistir al baile.
Tras prepararse, partieron a Sundari.
Al llegar, se dirigieron al salón de baile, donde se encontraron a la familia Antilles, los cuales compartían amistad con los Kryze.

Cada uno se fue por libre, Satine, Padme y Breha Antilles, se fueron a observar los bailes, mientras hablaban, los señores Kryze y Maz se quedaron viendo el animado baile y las menores de las hermanas Kryze, se unieron a los bailes.

La velada avanzaba gratamente y mientras Satine, Padme y Breha veían a los demás invitados bailar, Satine le comentó algo a Padme, que las hizo reír a ambas.

-Si al final de la velada no terminan todos enamorados de tí, es que no entiendo nada de belleza.-afirmó Satine con una sonrisa.

-Ni de hombres.- añadió Padme.

-No, los hombres son mucho más fáciles.- arguyó Satine.

-No todos son así.- la contradijo Padme.

-Solo dicen tonterías según mi limitada experiencia.- respondió Satine.

-Un día de estos Tine te enamorarás de alguien y tendrás que morderte la lengua.- le aseguró Padme a su hermanita adorada.

Pero toda la diversión y la música pararon de manera abrupta, ya que al salón había llegado un grupo de personas muy particular.

Estaba compuesto por 2 hombres y una mujer. Uno de los hombres y la mujer eran de pelo castaño claro, ambos iban a los lados de un hombre de pelo castaño rojizo, el cual iba en medio.

El padre de Breha, el señor Antilles, se acercó a los recién llegados, hizo una reverencia de cortesía que los recién llegados correspondieron y empezaron a caminar por el pasillo que los bailarines habían formado en la pista, para dejarlos pasar.

-¿Cuál de esos pavos reales es nuestro señor Skywalker?- le preguntó Satine, en susurros a Breha.

-Es el de la derecha ya la izquierda está su hermana Aurra.- le respondió Breha a su mejor amiga, en susurros.

-¿Y ese del ceño fruncido?-volvió a preguntar Satine, al mirar al hombre de pelo castaño-rojizo que iba en medio de los hermanos Skywalker.

-Ese es un buen amigo, el señor Kenobi.-respondió Breha.

-Parece muy desgraciado el pobrecillo.- opinó Satine.

-Desgraciado puede que sea, pero pobre desde luego que no.- la contradijo Breha.

-Cuéntame.-insistió Satine.

-30.000 mil créditos al año y es dueño de medio Stewjon.- le explicó Breha.

-¿De una mísera mitad?- replicó Satine y tanto ella como Padme y Breha rieron.

Las chicas dejaron de reír cuando vieron que los recién llegados, llegaban hacia donde ellas estaban. Cuando el señor Kenobi miró hacia su derecha, su vista se centró en Satine, la cual tras la reverencia de cortesía, lo miró a los ojos y por un momento, los ojos azules de ambos se encontraron.

Para Obi-Wan, le pareció que Satine era como un ángel de las Lunas de Iego, pero al percatarse de que la estaba mirando con demasiada intensidad, apartó la mirada de ella, aunque él no quería hacerlo.
A Satine le pareció extraño lo que el señor Kenobi hizo y liberó un poco la tensión, al reírse de manera tierna e inocente. Dicha risita, llegó a oídos del señor Kenobi, el cual sintió esa risita como música para sus oídos, por lo que se contuvo de sonreír.

Llegaron al otro lado del salón y todos los miraban con fascinación, en especial la señora Kryze, la cual veía la oportunidad perfecta para presentar a sus hijas a 2 hombres que a leguas era evidente que eran bastante acaudalados. Por lo que se giró hacía su marido y le dijo:

Orgullo y Prejuicio:ObitineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora