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Y por fin, llegó la hora de ir al baile de Concordia Moon. El patio rebosaba de oficiales y carruajes, de los cuales descendían familias y demás. Los Kryze, en compañía del señor Organa, el cual estaba aún en el jardín, muy perdido, como si buscara a alguien.

En el comedor, los hermanos Skywalker estaban recibiendo a los invitados. En ese momento estaban hablando con los señores Kryze. Bueno, era la señora Kryze la que hablaba, ya que el señor Kryze, como siempre, permanecía en silencio.

-Permítanme decirles que es un inmenso placer volver a verles, señor Skywalker.- dijo la señora Kryze, dirigiéndose primero a Anakin. -Señorita Skywalker- añadió, dirigiéndose a Aurra, haciendo la reverencia de cortesía.

-Gracias, señora Kryze.- le agradeció Anakin.

-Mucho gusto.- dijo Aurra, con evidente falsedad.

Y a los hermanos se les acercaron tres de las cinco hermanas Kryze. Estas eran Padme, Satine, y Maz. Padme y Satine hicieron la reverencia de saludo y cortesía.

-Me alegro mucho de que haya venido.- le dijo Anakin a Padme con una sonrisa.

-Y yo también.- le correspondió Padme devolviéndole la sonrisa.

-¿Cómo está usted?- le preguntó Anakin a Satine. Pero la rubia no estaba muy pendiente de él, ya que parecía buscar a alguien. -Señorita Satine.- la llamó Anakin, y esta vez Satine sí le prestó atención. -¿Busca a alguien?-

-¡Oh, no! ¡Sólo estaba admirando todo esto!- improvisó Satine y le sonrió.

-¡Es precioso, señor Skywalker!- alagó Padme.

Las hermanas se despidieron y se separaron. Satine fue moviéndose por el gran salón en busca del señor Vizla. Pero sin que ella lo notara, Obi-Wan estaba siguiendo sus pasos a una distancia de dos metros, ya que intentaba buscar las palabras para pedirle a Satine la primera pieza de baile. Mas no era capaz de decirle a la chica, así que se escabulló para que ella no lo tachara de acosador. Ajena a esto, Satine siguió caminando y se encontró con Breha, a quien hacía casi dos días que no veía.

-Breha.- la llamó Satine con una sonrisa y ambas se cogieron de las manos.

-¡Tine!- dijo Breha, feliz de ver a su mejor amiga.

-¿Has visto al señor Vizla?- le preguntó Satine. Se notaba que estaba ansiosa por ver al hombre.

-No.- respondió Breha. -Puede que esté por ahí.- sugirió y ambas aventuraron a ir en busca del joven soldado.

Tras recorrer partes del salón, se encontraron con Padme, la cual no traía buenas noticias para su hermana.

-Tine, el señor Vizla no ha venido.- le informó Padme. -Tal vez le hayan entretenido.- sugirió.

-¿Cómo que entretenido?- replicó Satine contrariada. -Debería estar aquí.- dijo, y un caballero no deseado se acercó a las tres damas, deteniéndose justo detrás de Satine.

-Aquí estoy.- dijo la voz del señor Organa, y Satine lo miró con una mezcla de sorpresa y fastidio, ya que Satine no aguantaba la pomposidad y arrogancia de Organa.

-Señor Organa.- soltó Satine.

-¿Me concede este baile, señorita Satine?- le preguntó el señor Organa a su prima, con evidentes nervios.

-¡Oh!- dijo Satine, sorprendida por lo que su primo le había propuesto. -Creía que usted no bailaba, señor Organa.- confesó Satine.

-No creo que sea incompatible con el oficio de clérigo disfrutar de tan inocente diversión.- le aseguró el señor Organa a su prima. -De hecho, muchas personas, incluida Lady Luminara, han elogiado la ligereza de mis pies.- añadió, y se fueron a preparar para la pieza.

Orgullo y Prejuicio:ObitineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora