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La familia Kryze no se enteró del estado de Padme hasta que, al día siguiente, un criado de Concordia Moon se presentó en Kalevala a las nueve y media de la mañana con una carta para Satine de parte de Padme.

La señora Kryze, Satine, Ursa y Bo estaban en la cocina cuando le dieron a Satine la carta. Satine se sentó en la escalerita que llevaba a la cocina y se puso a leer la carta en voz alta:

Querida Tine,
Por desgracia, me encuentro muy enferma debido a la lluvia de ayer. Mis buenos amigos no quieren que regrese a casa hasta que esté recuperada, pero no os alarméis en casa. Aparte de un ligero dolor de garganta, fiebre y jaqueca, no me pasa nada.

Padme.

-Esto es ridículo.-dijo Satine tras leer la carta.

-Bueno, si se muere Padme, será un consuelo saber que ha sido por ir detrás del señor Skywalker.- dijo el señor Kryze con tono de burla.

-La gente no se muere por un resfriado.- replicó la señora Kryze.

-Pero puede que sí se muera de la vergüenza por tener una madre así.- opinó Satine. -Debo ir a Concordia enseguida.- añadió. Se levantó de la escalera, cogió su abrigo de viaje y salió de Kalevala en dirección a Concordia Moon.

Satine recorrió todo el camino hacia Concordia a pie. Caminar por los prados era su segundo hobby. El primero era leer todo tipo de libros, salvo los religiosos, los aborrecía, al igual que los libros que leía Maz. Su tercer hobby era escribir. A veces escribía historias propias inventando a los personajes, pero otras eran usando a personajes históricos.

Por otra parte, en Concordia Moon, en el comedor, el señor Kenobi y la señorita Aurra Skywalker estaban desayunando mientras leían sus respectivas correspondencias. El señor Kenobi leía una de las cartas más recientes que su amigo Jedi, Plo-Koon le envió con novedades sobre cómo iba la guerra. Las buenas nuevas no calmaban a Obi-Wan. Los Separatistas se habían aliado a condados como Felucia o Geonosis. Su líder era el Conde Dooku y el General Grievous. Obi-Wan temía que esta guerra llegara a Mandalore, ya que no podía permitir que un ataque de los Separatistas le arrebatara a la joven que lo había enamorado. No quería perder a Satine Kryze. Es verdad que en el baile dijo que era tolerable, pero tras su debate de poesía le pareció que Satin en realidad era hermosa, tanto físicamente como por dentro. Su corazón y alma eran puros, y la gran inteligencia que ella poseía lo fascinaba, y eso lo enamoró por completo. Quería conocerla más, y esperaba que ella correspondiera a sus sentimientos una vez que se conocieran bien.

Mientras continuaba leyendo sus respectivas correspondencias, un criado entró al salón, y tanto el señor Kenobi como la señorita Aurra lo miraron interrogantes por la interrupción. El sirviente dijo simplemente:

-La señorita Satine Kryze.- anunció, hizo la reverencia de protocolo y salió de la estancia para dejar que Satine entrase.

Satine entró al salón. Al ponerse ante el señor Kenobi, la señorita. Aurra Skywalker, físicamente lucía un poco desastrosa a ojos de la señorita Aurra. Pero ante el señor Kenobi, a él, Satine le parecía la mujer más hermosa del mundo. Su pelo rubio y sedoso estaba suelto, cayendo en cascada hasta sus hombros. Lo que más destacaba, en opinión de Obi-Wan, eran los profundos ojos azules de Satine, que, debido a haber caminado tres millas, habían obtenido todo un brillo y vivacidad que la hacían más hermosa de lo que ya era. No le importaba si Satine lucía algo desarreglada por su vestido o por el barro de su falda. Para él, seguía siendo la mujer más hermosa del mundo.

Al verse frente a frente, el señor Kenobi se levantó de imprevisto de su asiento, e hizo ante Satine el saludo propio de los caballeros, que era un asentimiento de cabeza. Pero fue la señorita. Aurra la que habló:

-¡Santa Fuerza, señorita Satine! ¿Ha venido andando?- le preguntó la señorita Aurra a Satine con estupefacción.

-Sí.- respondió Satine con una leve sonrisita. -Disculpen, ¿cómo está mi hermana?- les preguntó, dejando entrever su preocupación por su hermano mayor.

-Está arriba.- respondió el señor Kenobi con rapidez y mirando a Satine.

-Gracias.- dijo Satine, hizo la reverencia de despedida, salió y siguió al criado, el cual la llevó hasta la habitación donde los Skywalker habían hospedado a la enferma Padme.

Mientras tanto, en el salón, el señor Kenobi seguía mirando la puerta por donde Satine había salido, pero la señorita Aurra aprovechó que Satine no estaba presente para desproticar en contra de ella.

-Por la Fuerza,¿ha visto su falda?- le preguntó al señor Kenobi, pero este no respondió. -¡Toda manchada de barro!-dijo y su voz denotaba burla, cosa que molestó al señor Kenobi, pero él no lo dejó ver.-¡Parece un personaje de Ryloth!- añadió con maldad y el señor Kenobi se mordió la lengua para no perder el decoro y gritarle a Aurra Skywalker que se metiera sus opiniones por donde le entraran.

Ajena a lo que pasaba en el salón, Satine estaba en la habitación temporal que le habían propiciado a Padme.
Satine estaba sentada en la cama donde Padme estaba recostada, agarrándola de la mano con cariño.

-Siento que soy una carga tremenda. Están siendo buenísimos conmigo...-dijo Padme con un suspiro.

-Oh, no te preocupes. No sé quién está más complacido de que estés aquí, si mamá o el señor Skywalker. -la consoló Satine, acariciando con cariño el pelo de Padme.

Alguien tocó la puerta. La persona entró y era el Sr. Skywalker, que le sonrió a ambas hermanas Kryze, y Satine le habló.

-Gracias por atender a mi hermana tan diligentemente. Aquí está mucho mejor de lo que hubiera estado en casa. -le dijo Satine, infinitamente agradecida al señor Skywalker.

-Es un placer. -dijo con una sonrisa el señor Skywalker, pero ambas hermanas se miraron. -Ah, bueno, perdón. -se disculpó al darse cuenta de que su manera de expresarse no había sido adecuada. -No es un placer que esté enferma, por supuesto.- se corrigió a sí mismo. -Es un placer que esté aquí, con nosotros.- añadió, y Satine notó que los ojos del señor Skywalker denotaban cariño por Padme. Estaba claro que entre Padme y el señor Skywalker había nacido una chispa de amor.

Orgullo y Prejuicio:ObitineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora