7. Un vínculo que desafía la naturaleza

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Capítulo 7
La hija del lobo
7. Un vínculo que desafía la naturaleza

Ya había amanecido, eran alrededor de las diez de la mañana y aún Mew no encontraba la forma de acercarse a Gulf y pedirle perdón por haberle pegado, ni siquiera sabía en donde esté estaba ya que la ultima vez que lo vio fue en el jardín y cuando esté lo vio se desapareció de su vista.

Mew pensaba que Gulf estaba enojado y era justo lo que pasaba ya que por la manera en la que se comportó no podía esperar que Gulf estuviera feliz y como si nada, si la señora Zira había intentado matar a Luna, entonces Gulf estaba en lo correcto, solo que Mew no podía asimilar eso y no lo iba a asimilar amenos que tuviera pruebas contundentes de lo que se le acusa a su madre.

...

Gulf estaba en el jardín la última vez que vio a Mew, pero al verlo solo se quitó de donde estaba y se fue a la parte trasera de la casa en donde vio a la señora Zira la cual no se veía para nada agradable desde que llegó a esta casa, aunque por alguna u otra razón esta vez, se veía algo amable.

(¿Está que tramará?)

Pensó Gulf al ver la sonrisa que traía la señora de manera en que se iba acercando a él.

— Hola __ Saludó amable.

— Hola señora... ¿Como esta?

— Los acontecimientos que han sucedido en esta casa no son para nada buenos, y ya vez que estas terribles noticias me ponen muy mal, sin embargo, te traje un té para que te relajes porque se que debes de estar muy agitado y agobiado con todo lo que está pasando.

La señora Zira se veía extraña a pesar de que nunca se había comportado de esa manera era muy extraño verla tan alegre como lo estaba demostrando.

La señora Zira extendió la taza de té hacia el chico que traía a la bebé dormida en sus brazos, en ese momento, Gulf no estaba seguro de si podía aceptar la taza de té, capaz era una trampa y lo quería dormir, o peor aún matarlo.

Gulf no sabía que hacer, pero para no hacer que la señora Zira sospechara de él, agarró la taza con una de sus manos y miró el té el mismo que tenía un tono un tanto extraño. Gulf levantó la cabeza y miró a la señora la cual estaba demasiado sonriente, pareciera como si estuviese tramando algo, porque su comportamiento sí que era repentino.

— Anda bébelo, no tengas miendo.

Gulf sonrió y asintió ante esto llevando la taza con el té de manera lenta a su boca aunque estaba dudoso de beberlo solo que no tenía la culpa de nada de lo que estaba pasando en este lugar, tal vez la señora era buena y solo estaba resentida por todo lo que había pasado con Luna... Tal vez el té realmente es una relajante.

...

Mew entró al baño, se dio una ducha pero no sabía porque su cuerpo quemaba, no estaba bien consigo mismo y eso era algo que había experimentado hace unos días, ese dolor en su pecho como un mal presentimiento que no lo dejaba en paz, no lo de baja tranquilo y quería descubrir que era lo que le pasaba a su cuerpo.

Luego de darse una ducha y cambiarse, salió de la habitación mientras se dirigió al jardín en donde vio por última vez a Gulf con Luna, sin embargo, el aroma del chico se aspiraba en la parte trasera de la casa, algo que se le hizo un poco extraño porque también podía sentir el aroma de su madre.

Mew sin pensarlo dos veces se fue a la parte trasera de su casa, viendo la escena ante sus ojos, Gulf con una taza, al igual que su madre estaba en ese lugar. De manera extraña y repentina un pensamiento se le vino de repente a Mew recordando algo muy extraño.

La hija del loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora