8. Desconfianzas crecientes

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Capítulo 8
La hija del lobo
8. Desconfianzas crecientes

La señora Zira se había dado cuenta que su hijo era un completo imbécil, por la forma en la que tropezó de la nada con ese otro idiota haciendo que la única solución para librarse de él se desmoronara en segundos.

— Estúpido Mew, estúpido... ¿Y si lo mato también?... No Zira, es tu hijo.

La señora Zira respiró de manera agitada mientras se pasaba una de sus manos por su mandíbula de manera exagerada ante todo lo que sentía en ese momento, no sabía con certeza lo que podía hacer para quitar del camino a ese estúpido chico, pero estaba consiente que en muy poco tiempo iba a acabar con él.

— Flip... ¡Flip!

Ante los gritos de la señora Zira, Flip la mano derecha de Zira había llegado corriendo a la habitación, en ese momento pensó que le había pasado algo a la señora, pero al ver que esta tenía una expresión molesta dejó salir un suspiro parándose frente a ella y cerrando la puerta de la habitación.

— Dígame señora.

La señora Zira se acercó a este mientras lo miraba fijamente a los ojos.

— Las cosas no están saliendo como quiero, por eso te quiero pedir un favor.

— Usted solo dígame para que soy bueno.

— Quiero que secuestres al tal Gulf ese, que lo lleves lejos y lo tortures a tal punto donde le causes la muerte, a la niña no le hagas nada porque entonces Mew sospechara de mi, últimamente anda muy pegado del chico y de la niña pero en un momento donde deje al chico solo, entonces es tu momento.

— ¿Yo que recibiría a cambio?

La señora Zira dejó salir una leve carcajada ante esto, se acercó lentamente a Flip mientras que con sus manos le tocaba los brazos de manera sexi mirándolo fijamente a los ojos.

— Tendrías una noche muy calurosa sobre mi cuerpo.

Flip imaginándose tal escena ya se estaba poniendo duro, se aclaró la garganta mientras un rubor invadió su mejilla, asintió convencido de hacerlo solo por lo que recibiría después de hacer lo que tenía que hacer.

— Cuente con eso.

— Sabía que podía contar contigo.

Flip salió de la habitación y la señora Zira quedó con una expresión de desagrado ante lo que había hecho, se fue al baño y se lavó las manos ya que le dio asco tocar a alguien inferior a ella, luego regreso a la habitación y se lanzó en la cama feliz por lo que estaba apunto de pasar, al final, las cosas se estaban poniendo en donde ella quería que estuvieran y eso era algo que la ponía de buenas.

— Muy pronto ya no tendré estorbos en mi vida, y si te interpones hijo mío... Lamento decirte que tendrás una muerte lenta.

Las carcajadas de la señora Zira se escucharon por toda la habitación por lo emocionada que estaba porque otra vez estaba mostrando todo el poder que tenía y eso la convertía en una mujer demasiado poderosa, justo como quería.

...

Flip había salido de la habitación, estaba más que seguro que tenía que hacer lo que la señora Zira le pidió porque lo que recibiría a cambio era demasiado bueno para dejarlo pasar, y es que en realidad está oferta no se veían todos los días.

— Lo secuestro, tal vez me divierta un poco con él y luego lo mato... No es tan difícil.

Este era el plan de Flip, un plan para nada agradable, solo que no tenía las oportunidades muy fáciles porque Gulf siempre estaba con la niña y con alguien muy fuerte que era Mew, por la niña no se preocupaba porque simplemente la dejaba en el suelo y listo, pero con Mew si, porque no se podía llevar al chico sin que Mew no se interpusiera, eso se le iba a hacer un poco más difícil.

La hija del loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora