20

33 3 12
                                    

"Ojos Hazel;extracto de cereza"

Roger llegó a su casa tambaleándose, aún aturdido por lo ocurrido. Con movimientos torpes, abrió la puerta del baño y encendió la luz, que parpadeó antes de iluminar la habitación de forma tenue. Se acercó al lavabo, apoyando ambas manos sobre el mármol frío, y levantó la mirada hacia el espejo opaco. Se inclinó hacia adelante, entrecerrando los ojos para ver mejor su reflejo.

El ojo izquierdo estaba completamente rojo, una mancha de sangre derramada cubriendo la esclerótica. Los pupilentes habían sido arrancados de forma salvaje por Brian, y el dolor palpitante era una constante recordatorio de lo sucedido. Roger se echó a reír, una risa maniática que resonó en el pequeño baño, el sonido rebotando en las baldosas.

Con una brusquedad casi desesperada, abrió el botiquín y sacó una botella de solución salina y un par de pinzas. Sosteniendo las pinzas con una mano temblorosa, las acercó a su ojo rojo. Con una precisión cruda y temeraria, comenzó a raspar y limpiar la superficie del ojo, susurrando incoherencias mientras lo hacía. La solución salina se mezcló con las lágrimas y la sangre, y el dolor intenso le hizo soltar un gemido ahogado. A pesar del dolor, continuó, sus dedos torpes trabajando febrilmente para extraer cualquier resto del pupilente roto.

Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, se detuvo, su respiración pesada y entrecortada. La sangre goteaba del ojo, manchando sus dedos y el lavabo. Miró su reflejo nuevamente, viendo su ojo rojo, ahora más limpio pero aún inflamado y dolorido.

Se echó a reír otra vez, una risa aguda y desquiciada que llenó el cuarto de baño. El sonido era una mezcla de dolor, locura y una oscura satisfacción. Sabía que estaba perdiendo el control, pero en ese momento, no le importaba. Estaba decidido a seguir adelante con su plan, sin importar el costo.

—oh Brian...arruinaste mis preciosos ojos azules...esos que te encantaban tanto—soltó para sí mismo. —me quitaste un ojo prácticamente...— finalmente colocó una gasa para que absorbiera los restos de sangre.

Después de colocar cuidadosamente la gasa sobre su ojo dañado, Roger apagó la luz y se dirigió directamente a su cuarto. Se sentó en la cama y encendió su teléfono, buscando el perfil de Brian. Mientras pasaba las fotos, sentía una mezcla de éxtasis y obsesión, su mirada fija en la pantalla.

Finalmente, se detuvo en una foto específica. En esa imagen, podía apreciar a detalle el rostro fino de Brian, sus labios delgados y rosados, y los rizos que caían perfectamente enmarcando su cara. Pero lo que más le llamó la atención fueron los ojos color hazel de Brian. Brillaban con una intensidad casi hipnótica, la calidad de la imagen permitiendo ver cada matiz y detalle.

Guardó la foto en su teléfono y decidió que la imprimiría en un formato de fotografía de bolsillo. Quería llevar consigo esa imagen perfecta. Una vez que tuvo la foto en sus manos, la miró con detenimiento, acariciando suavemente la superficie.

—Nunca me había fijado en el color de tus ojos... son preciosos y... envidiables. Me gustaría que hubiera manera de que solo fueran para mí— murmuró para sí mismo, su voz baja y obsesiva. Acarició la imagen con un dedo, una sonrisa oscura curvándose en sus labios. —...Aunque creo que la hay...—

Con esa perturbadora reflexión en mente, se levantó y guardó la foto en su mesita de noche. Se metió en la cama, apagando la última luz del día. Sus pensamientos giraban alrededor de Brian, de esos ojos brillantes que ahora lo obsesionaban más que nunca. Lentamente, el cansancio lo venció y se quedó dormido, sus sueños llenos de imágenes y planes para hacer que Brian fuera suyo por completo.

...🧴...

Al día siguiente, Cameron fue dado de alta del hospital rápidamente. Después de recibir instrucciones del doctor sobre los cuidados que debía seguir en los próximos días, comenzó a caminar por el pasillo donde estaban las habitaciones de algunos pacientes. Al pasar por una en particular, vio a Brian recostado en la cama. Su amigo estaba cubierto de vendajes en el abdomen, la clavícula, el labio con una prótesis y el cuello también vendado.

"Pero eres hombre" -(maylor)-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora