Capítulo 7: Encuentro siniestro

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Alexia le estaba contando a su madre que había visto a su padre cuando Yura la atacó. Le dijo que él no veía como ella lo describió, su cabello era casi blanco aunque por su rostro se veía más joven de la edad que tenía realmente. Su madre se sorprendió al oír eso, ella pensaba que él no envejecía. Entonces, Alexia le explicó lo que le contó Lina, la madre de su amigo, acerca de los poderes heredados.

—Entonces ¿Cada vez que uses tu poder él envejecerá hasta morir? —dijo la madre de Alexia.

—No había pensado en eso —respondió ella  —pero no debería ser así porque soy más humana que entidad.

—Eso fue lo que dijo esa mujer, pero no estamos seguras, hay que investigar más. Si heredaras todo ese poder…

—¿Qué es lo peor que podría pasar? —preguntó Alexia —Con ese poder, esa tal Yura no se me acercaría.

—Tal vez nadie pueda acercarse a vos hija, el poder de tu padre contamina el ambiente y el de esa entidad, Yura, también es así.

Alexia se quedó pensativa, ahora tenía muchas dudas y no sabía de dónde sacar información. Si tan solo supiera cómo contactar a su padre, ella pensaba que eso arreglaría muchas cosas. Lo que era seguro es que debía tener más cuidado al usar su poder. Ella recordó la vez que salvó a su amiga Regina de las garras de la muerte.

Regina fue herida de gravedad en una misión un año atrás. Alexia no podía dejarla ir y usó su poder sin que nadie la viera, logró restaurar la horrible herida en la cabeza que tenía. Tiempo después, Regina le dijo que oía voces y veía cosas pesadillescas. La pelirroja intentó resolverlo usando nuevamente su poder, pero esto no funcionó. Eventualmente, su amiga dejó de ver esas cosas, aunque no le quedó muy claro cómo lo hizo.

—Tengo los recursos suficientes para que te instales en otro país, en el país de origen de tus tatarabuelos —dijo la madre de Alexia.

—Eso… aún no lo decido.

—Acordate, hija,  que no sabes cuándo va a volver a atacar.

—Si mamá, no te preocupes, mañana te voy a dar una respuesta.

—Espero que así sea Alexia, buenas noches.

Alexia se fue a la cama pensativa, tal vez, Yura fue atraída por el poder que usó para salvar a su amiga. Ella sacudió la cabeza para no pensar en ello y tomó su teléfono para hablar con Kiriel. Ella le escribió que olvidó decirle algo importante. Pero él no respondió, ni siquiera figuraba que estaba conectado. Ella se durmió preocupada por eso.

El sol anunciaba un nuevo día y la exigencia que tenía Alexia para tomar una decisión crucial. Las horas avanzaban con lentitud para ella al notar que Kiriel seguía sin conectarse. Ella estuvo a punto de llamarlo cuando recibió, por fin, una respuesta. Él le decía que debían verse urgente y luego le envió la dirección de su departamento. Ella siquiera dudó, salió de su casa dando pasos fuertes, caminó resoplando todo el recorrido hasta la casa de su amado. Estaba muy preocupada, pero no corría porque pensaba que sería muy dramático. Pronto se encontró frente a la puerta del departamento del hombre.

Kiriel le abrió la puerta y la hizo pasar, él se veía inexpresivo. Ella temió que él se hubiera enojado por lo sucedido.

—¿Cómo estás? —preguntó ella haciendo remolinos en su ropa para calmar sus ansias, mientras buscaba ver en su rostro algún indicio de su respuesta.

—Estoy perfectamente bien —respondió él con un tono de voz neutro —te estábamos esperando.

—¿Qué? ¿Hay alguien más? —Ella estaba muy confundida, sintió cómo se le hacía un nudo en el estómago por no entender la situación.

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