El Amor Es Una Pusitay 6(temp 3)

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La luz del amanecer se filtraba suavemente a través de las persianas de la villa, despertando a Melisa de un sueño inquieto. Había estado reviviendo momentos de su infancia, esos recuerdos dolorosos que raramente compartía con nadie, ni siquiera con Ronny.

Mientras se preparaba para el día, Melisa se encontró mirando su reflejo en el espejo del baño. Las arrugas de preocupación en su rostro le recordaban a su padre, un hombre cuya severidad había moldeado gran parte de su vida. Decidió salir al jardín, buscando la paz que el paisaje italiano siempre le ofrecía.

𝗙𝗹𝗮𝘀𝗵𝗯𝗮𝗸 𝗱𝗲𝗹 𝗽𝗮𝘀𝗮𝗱𝗼

Melisa tenía solo diez años y estaba practicando ballet en el estudio de su casa. Su padre, el estricto y exigente Señor Martínez, la observaba con una mirada crítica. Su pequeña perrita, Luna, estaba acostada en una esquina, observando atentamente los movimientos de su dueña.

Melisa intentó una pirueta complicada, pero perdió el equilibrio y cayó al suelo. El golpe resonó en la habitación, seguido por el suspiro de frustración de su padre.

"¡Otra vez, Melisa!", gritó el Señor Martínez, su voz retumbando como un trueno. "¡No puedo creer que no puedas hacer algo tan simple! ¿Cuántas veces tengo que repetírtelo?"

Melisa se levantó rápidamente, con lágrimas en los ojos. "Lo siento, papá. Lo haré mejor, lo prometo. Solo dame otra oportunidad."

Su padre se acercó a ella, con los ojos llameantes de ira. "No es cuestión de oportunidades, Melisa. Es cuestión de disciplina. Si no puedes hacerlo bien, no mereces el tiempo y el esfuerzo que estoy invirtiendo en ti."

El miedo se apoderó de Melisa cuando su padre se giró hacia Luna, la perrita que siempre había sido su refugio en los momentos difíciles. "Y si no mejoras, Melisa, puede que tenga que deshacerme de esa distracción."

"No, papá, por favor", suplicó Melisa, arrodillándose y abrazando a Luna. "Lo haré bien, lo prometo. Solo no le hagas nada a Luna."

En ese momento, el maestro de ballet de Melisa, el Señor Ricci, se asomó por la puerta del estudio. Había escuchado los gritos y quería intervenir, pero el temor al Señor Martínez lo detuvo. Sabía que su posición como instructor dependía de la buena voluntad de aquel hombre implacable.

"Señor Martínez", intentó decir Ricci, con voz temblorosa, "tal vez deberíamos tomar un descanso y dejar que Melisa se relaje un poco. La tensión no le ayuda a mejorar."

El Señor Martínez lo fulminó con la mirada. "No necesito tus consejos sobre cómo criar a mi hija. Ella necesita entender la importancia de la perfección. Y tú, Ricci, deberías concentrarte en enseñarle, no en malcriarla."

Ricci asintió, resignado, y retrocedió a su lugar, sin atreverse a desafiar la autoridad del padre de Melisa. Mientras tanto, Melisa se levantó una vez más, limpiándose las lágrimas y repitiéndose a sí misma que lo haría mejor, por ella y por Luna.

𝗙𝗶𝗻 𝗱𝗲𝗹 𝗙𝗹𝗮𝘀𝗵𝗯𝗮𝗰𝗸

Melisa salió de su ensoñación cuando Ronny apareció a su lado en el jardín. "¿Estás bien?", le preguntó, notando la expresión pensativa en su rostro.

Melisa sonrió débilmente. "Sí, solo recordaba algunas cosas del pasado. A veces, los viejos recuerdos regresan cuando menos te lo esperas."

Ronny la abrazó. "Estamos aquí ahora, juntos. Y vamos a asegurarnos de que esos recuerdos no definan nuestro futuro."

Esa mañana, se reunieron nuevamente con Esteban y Carlo para revisar los avances de su plan. Carlo había recibido noticias de sus contactos: Matthew seguía investigando su paradero, pero por ahora, estaban a salvo en Italia.

"Tenemos que ser más proactivos", dijo Ronny, decidido. "No podemos esperar a que Matthew nos encuentre. Debemos seguir buscando pruebas y documentar todo lo que podamos sobre sus amenazas."

Melisa, todavía con los ecos de su pasado resonando en su mente, agregó: "Y debemos asegurarnos de que nuestros hijos no pasen por lo mismo. Necesitan sentirse seguros y amados, sin el miedo constante de que algo malo pueda suceder."

Esteban asintió. "Estoy trabajando en obtener más información sobre las actividades de Matthew. Si logramos desenmascararlo, tendremos una ventaja legal significativa. Pero debemos movernos con cuidado."

La conversación continuó hasta bien entrada la tarde, delineando cada detalle del plan. Mientras tanto, Melisa no podía dejar de pensar en su padre y en cómo había moldeado su vida con su dureza. Pero ahora, tenía una nueva familia y una nueva oportunidad para hacer las cosas de manera diferente.

Aquella noche, mientras los niños dormían plácidamente y el aire fresco de la noche llenaba la villa, Melisa y Ronny se sentaron en la terraza una vez más. Las estrellas brillaban en el cielo, ofreciendo una sensación de calma y esperanza.

"Vamos a lograrlo, Melisa", dijo Ronny, tomando su mano. "No estamos solos en esto. Tenemos amigos, tenemos un plan y, sobre todo, nos tenemos el uno al otro."

Melisa sonrió, sintiendo el calor y el amor en las palabras de Ronny. "Sí, vamos a lograrlo. Este es solo el comienzo de algo mejor."

Y así, con la determinación renovada y los recuerdos del pasado sirviendo como recordatorio de su fuerza, la familia Brito continuó su viaje hacia un futuro más seguro y brillante en Italia.

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