está historia se trata de cómo dos chicos se Enamoran ocultando su Amor Prohibido pero un grupo de chicos los e, pono así creciendo como una empresa secreta y Ronny siendo el modelo mayor conocido.
La brisa cálida de la tarde acariciaba el rostro de María mientras observaba a través de la ventana. A sus seis años, el mundo era un lugar vasto y lleno de misterios, y aunque la situación de su familia era complicada, María encontraba momentos de simple curiosidad y asombro. Desde su habitación, veía a su hermano mayor, Sebastián, hablando con una chica en el jardín. Junto a ellos, el perrito de la casa, Toby, jugaba alegremente.
María sentía una mezcla de fascinación y anhelo al observar a su hermano. Aunque aún era pequeña para entender completamente los conceptos de amor y riqueza, sabía que Sebastián ya tenía un futuro prometedor. Desde temprana edad, se le había enseñado sobre las empresas de su padre y las responsabilidades que algún día asumiría.
María tenía una mansión en la otra parte del país y un seguro lleno de riquezas, gracias a la previsión de su familia. Sin embargo, estas cosas no ocupaban su mente. Para ella, lo importante era el cariño y la seguridad que su familia le brindaba, aunque a veces se sentía un poco sola en medio de todo ese lujo.
Bajó al jardín donde Matthew y Melisa estaban conversando. Toby corrió hacia ella, moviendo la cola con entusiasmo. "¡Toby!", exclamó María, abrazando al perrito con fuerza.
"Hola, princesa", dijo Matthew, sonriendo al ver la felicidad de su hija. "¿Te gustaría jugar con tu hermano y conocer a su nueva amiga?"
María asintió tímidamente, acariciando a Toby mientras caminaba hacia el otro lado de la mansión. Allí, Sebastián la saludó con una sonrisa. "¡María! Ven, quiero presentarte a alguien."
La chica con la que Sebastián hablaba se llamaba Clara. Era simpática y amable, y saludó a María con calidez. "Hola, María. Tu hermano me ha hablado mucho de ti."
María sonrió tímidamente, sin saber muy bien qué decir. Mientras Sebastián y Clara continuaban su conversación, ella se entretuvo jugando con Toby, disfrutando de la simpleza del momento.
Después de un rato, Sebastián se acercó a ella y se sentó en el césped. "Sabes, hermanita, algún día voy a manejar las empresas de papá. Pero también he conocido a alguien muy especial", dijo, refiriéndose a Clara.
María lo miró con sus grandes ojos curiosos. "¿Cómo es eso de manejar empresas?", preguntó, aunque la pregunta parecía más una reflexión que una verdadera curiosidad.
Sebastián sonrió. "Significa que voy a tomar muchas decisiones importantes para que todo funcione bien. Y también significa que tendré muchas responsabilidades. Pero también podré ayudar a mucha gente."
María asintió, aunque no comprendía del todo la magnitud de lo que su hermano decía. Para ella, lo importante era que su familia estuviera junta y segura. "Yo no sé qué quiero hacer cuando sea grande", dijo con sinceridad.
"Eso está bien", respondió Sebastián. "Tienes tiempo para descubrirlo. Y siempre estaremos aquí para ayudarte."
La noche cayó lentamente sobre la villa, y María se despidió de Sebastián y Clara, regresando al interior de la casa. Melisa la esperaba para darle las buenas noches. "¿Te divertiste hoy?", preguntó su madre, arropándola en la cama.
"Sí, mamá. Toby es muy divertido, y Sebastián me contó sobre su futuro", respondió María con una sonrisa.
Melisa le acarició el cabello suavemente. "Es bueno soñar con el futuro, pero también es importante disfrutar el presente. Recuerda que siempre te amaremos y cuidaremos, pase lo que pase."
María cerró los ojos, sintiendo el calor y la seguridad del amor de su madre. "Buenas noches, mamá."
"Buenas noches, mi pequeña", respondió Melisa, dándole un beso en la frente antes de apagar la luz.
Y así, en la tranquilidad de la noche italiana, María se quedó dormida, soñando con días llenos de juegos y aventuras, mientras el mundo de los adultos giraba a su alrededor con promesas de futuros brillantes y seguros.
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