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La madre de Lian había ido a su colegio, pero lo extraño es que había ido dos horas antes de la hora en la que él salía. Y su marido simplemente tenía la información de que iba a dar un paseo.

Daba pasos inseguros mirando al suelo, le sudaban las manos. Se tocó el pelo y se cambió el bolso de lado.

Se quedó en la entrada del colegio y esperó a que sonara el timbre, tenía que verlo con sus propios ojos.

Una estampida de niños y niñas con mochilas pesadas y miradas contentas de salir pasaron por las vallas de la entrada y ella se escondió en una esquina revisando cada persona que se encontraba saliendo del instituto.

Finalmente, se dio por vencida entre tanta multitud y pensó en lo estúpida que estaba siendo y en las locuras que se le ocurrían y en como reaccionaria el padre de Lian si se enteraba de lo que estaba haciendo.

Giró sobre sus talones para marcharse y al realizar este gesto chocó con alguien. Se disculpó rápidamente y miró con quién se había chocado.

Sus ojos repasaron a la chica que tenía delante y cuando esta levantó la cabeza fugazmente se fijó en el iris rojo sangre. Sin mediar palabra, la chica se fue caminando a paso rápido mientras dejó a Melissa atónita en la entrada del instituto.

La chica de los ojos rojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora