Capítulo cuatro

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Jake está reparando el agujero del techo del baño donde se debió de colar la criatura. Yo estoy tumbada en la cama, disfrutando de un buen libro. Llevo días aquí encerrada y la verdad es que echo de menos pasear, sentir el sol y el aire.
Dejo el libro en la mesita de noche y me acerco hacia él.

-¿Podemos salir hoy a pasear? -pregunto con esperanzas de que su respuesta sea positiva.

-De acuerdo, pero no te despegues ni un momento de mi lado, los chupasangres que vistes ayer están por todo el bosque que rodea este poblado. Por más que los cazamos siempre aparecen más. -Me advierte en un tono bastante serio.

-Entendido, no me pienso separar de tu lado. -Respondo con una sonrisa pero en el fondo me quiero morir, este dato apaga la llama de la esperanza que tenía de escapar de aquí, a no ser que encuentre alguna manera de comunicarme con el exterior-. ¿Ellos también están activos de día?

-Sí, lo de que se queman es un mito, pero con la luz les cuesta ver más y son más lentos que de noche. Pero aún así no puedes salir sola de esta casa.

El poblado está lleno de adultos y niños, no se ve ningún anciano. Todos nos saludan con respeto y educación, aún así siento miradas cargadas de prejuicio contra mí. No debe de gustarles mucho que una humana esté en su territorio y que encima su líder se digne a tener un bebé conmigo. Deben de pensar que no soy digna de que él me haya elegido a mí y más aún lo estarían si se enteraran que quise abortar.
Me lleva a la biblioteca, que es una caravana a rebosar de estanterías llenas de libros, algunos de ellos son muy antiguos.

-Curiosea lo que quieras, aquí hay mucha información que nunca encontrarás en las bibliotecas humanas.

Reviso todas las estanterías sorprendiendome de la cantidad de historia sobrenatural que encuentro. Al leer algunos capítulos llego a sentir odio hacia mi raza humana.

-Somos unos verdaderos hijos de puta los humanos. -Digo con algunas lágrimas recorriendo mi rostro.

-Tú no, tú tienes un corazón puro. Por eso elegí acostarme contigo en el festival. -Dice mirándome con mucha profundidad-. Déjame sanarte, no endurezcas más tu corazón ni lo pagues contra nuestro bebé. Pues no te lo perdonarás nunca, yo siempre te perdonaré pero la cuestión es si tú podrías llegar a perdonarte.

Lloro y él me abraza.

-Creo imaginarme lo que has pasado y sé que es duro. Pero, es hora de dejar ir el pasado y aceptar esta nueva vida feliz que te ofrezco, permitete amar de nuevo. -Dice con calma, no queriendo asustarme, ya se ha dado cuenta de lo sensible que soy.

Yo solo me quedo callada, bastante afectada por sus palabras pero me enjuago con mi dorso de la mano las lágrimas.

-¿Podemos adentrarnos un poco en el bosque? Ya me has enseñado el pueblo, pero aún así me gustaría visitar el bosque. Siempre me ha gustado la naturaleza. -Y es verdad, aún recuerdo las largas horas que pasaba en el bosque cercano a mi ciudad para alejarme del tenso ambiente familiar. Era el único sitio donde no sufría maltrato y dónde podía dejar ir mi imaginación infantil.

-De acuerdo, pero irás agarrada de mi mano y bajo ningún concepto la soltarás. Además, tampoco nos alejaremos mucho. ¿Entendido? -pregunta con seriedad y yo asiento- perfecto.

Amo el sonido de los pájaros que están posados sobre los árboles, de repente comienza a llover y nos empapamos. Mi vestido blanco se vuelve casi transparente y marca mis pezones endurecidos. Él se fija y noto su erección.
Me besa apasionadamente y yo le correspondo el beso, sentir sus duros pectorales sobre mis pechos me excita bastante y noto como me mojo no solamente de lluvia en mis bragas.
Él las desenrolla y las lanza a un lado quedando embarradas, me tumba en el suelo quedando encima de mí y se baja sus pantalones y ropa interior. Cuando noto su dura erección dentro de mí él me tapa la boca con su mano para que mis gemidos de placer no se escuchen.

-Me encanta escucharte gemir cariño, pero aquí donde estamos sí es muy probable que nos escuchen y puede haber niños. -Me explica jadeante por la penetración.

Retuerzo sus pezones con mis manos y noto como eso lo enciende más, haciendo que tiemble y su miembro se deslice por mi entrada y tenga que volverlo a introducir. Llegamos al orgasmo y él sigue tumbado encima de mí pero más pegado a mi cuerpo, me besa, muerde mis labios y yo acaricio su pene. Él gime y me besa con más agresividad.

-¡Jake! -grita la voz de Fany acercándose hacia nosotros.

Él se levanta tapándose el pene con ambas manos y completamente lleno de barro. Noto cierta incomodidad o vergüenza por haber nos pillado en esta situación tan vergonzosa, pero, recupera la tranquilidad y le comenta al líder que el clan está siendo atacado por una horda de vampiros.

Embarazada de un licántropo (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora