౨ৎ XVI

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El lunes siguiente a Felix le costó horrores mirar a su jefe a la cara

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El lunes siguiente a Felix le costó horrores mirar a su jefe a la cara. Se había autoconvencido de que esos pensamientos habían sido fruto de la mezcla del alcohol con frustración sexual. Pero aún así sentía que Hyunjin había ganado una batalla que ni siquiera sabía que estaba jugando.

─ Tráeme un bollo Felix.

─ Ve tú.

─ Eres mi ayudante, tienes que ir tú.

─ Soy tu ayudante, no tu recadero.

─ En realidad tu trabajo es encargarte de mis necesidades y ahora mismo necesito comida. Y como tú no me dejas comerte tendrás que ir a por un bollo. Uno como el de aquel día, que estaba muy bueno.

Felix suspiró

─ No voy a traerte comida al despacho, las de las limpieza se están quejando de que lo deja todo perdido.

─ Que extraño... Han limpiado cosas peores que un par de migas y no he recibido quejas.

─ Por dios...

─ Me refiero a tierra y arena que dejé una vez que vine de la playa. Malpensado... Ah bueno, si, es verdad, también semen de los sofás. Y del suelo, de la silla, mesa, estanterías, libros, puerta, ventana...

─ ¡Vale ya! Lo capto, nadie se ha quejado, era para que dejarás de insistir.

─ Ay... Felix, Felix, Felix... Cuanto te queda por aprender. Nunca debes ceder, si mientes, hazlo hasta el final.

─ Vale, ¿podemos continuar?

Felix estaba sentado frente al escritorio de Hyunjin. Debían de revisar un acuerdo para decidir si firmarlo o no, pero su jefe prefería molestarlo a él antes de que tomara su trabajo en serio.

─ Felix.

─ ¿Que?

─ Felix.

─ ¿Que?

─ Feliiiiiiiiiiixxx.

─ ¡¿Qué pasa?! ─ gritó levantando la vista de los papeles.

─ He notado que últimamente ya no me miras a los ojos.

─ Que pena ─ volvió a los papales.

─ Felix.

─ Lee el contrato o no acabaremos nunca.

─ ¿Por qué ya nunca me miras cuando lo hacemos?

─ ¿Qué es lo que estás diciendo...?

─ Cuando revisamos papeles. Ya nunca me miras cuando revisamos papeles.

─ No hace falta mirarte.

─ Yo quiero que me mires, tu cara me excita y eso me motiva a trabajar.

─ Más bien te motiva para lo contrario. Y precisamente esa es la razón para no mirarte.

𝓣ɾɑbɑjo imposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora