23. Falso amor.

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Llegamos a la casa y subí directamente a mi cuarto. Tiré el bolso y baje nuevamente para encontrarme con mis “padres”, tíos, primo y Jamie, esperando abajo.

—Ali...– Empieza mi “madre”.

—Antes de qué digas algo, quiero que ella.– Señaló a Jamie.– Salga de la casa.– Me cruzo de brazos.

—Claro.–Edward voltea hacia la ya mencionada y esta asiente y se dirige a la puerta.

Jamie sale de la saca y yo dirijo mi mirada a mis padres. Con miedo de saber lo qué diran, me arriesgo.

—Hablen.– Digo mientras me recuesto del sillon detrás de mi.

—Aline.– Empieza Marie.– Nosotros... No...– Suspira y se calla.

—No somos tus padres.– Termina Edward fríamente.

Siento algo dentro de romperce, todos los recuerdos de mi niñez, tantos momentos juntos, todo se vuelve un nudo en mi garganta.

—Tus padres, ellos...– Hace una pausa.– Antes de morir pidieron que te cuidaramos, hasta que fueras mayor de edad para hacerte cargo de tu herencia.– Dice Edward.

Quiero llorar, no les voy a mentir, quiero llorar, pero no, me niego a soltar una lágrima frente a todos ellos.

—Al, ¿estas bien?.– Pregunta Maison, mientras se coloca a mi lado.

—¿Herencia?.– Dije ignorando la pregunta de mi primo.

—Tus padres te dejaron una herencia, qué...

—Que ellos empezaron a gastar a su antojo.– Dice George con la mandíbula apretada.– Ellos solo te han cuidado por la herencia qué mi hermano dejo para ti.

Las ganas de llorar se unieron junto a un nuevo sentimiento, la ira.

—Y por eso la policía viene en camino.– Dice mi tía.

—No por favor.– Dice Marie entre lágrimas.

—Fue una trampa.–Dice Edward, apretando sus manos en puños.

Las lágrimas picaban en mis ojos, esto no podía ser verdad, no podía, todo este tiempo quisieron fue a mi herencia no a mi.

Tantos recuerdos, ellos siempre estuvieron para mi, me resulta imposible que inventaran tanto cariño, quince años de mi vida fueron con ellos, todo ese amor qué mostraron hacia mi no puede ser falso.

Mis pensamientos dejan de ser importantes cuando tres hombres con uniforme de policía empezaron a llevarse a mis... A Marie y Edward.

Todo paso en cámara lenta frente a mis ojos, ellos protestaban, Marie lloraba y Edward solo insultaba a mis tíos. Maison me hablaba, mis tíos igual, no escuchaba a nadie, algo dentro de mi se rompió y lo único que pude hacer fue salir corriendo a mi cuarto, cómo una cobarde, cómo la antigua Aline, como la chica qué dejaba qué todos la humillaran, qué todo la lastimaran, cómo la cobarde qué era antes.

—¡Aline!.– Escucho a Maison subir las escaleras, pero lo ignore, solo cerré la puerta con seguro y me senté hay.

Las lágrimas qué antes querían salir, justo en este momento eran libres. ¿Por qué?, ¿todo ese cariño era falso?, Los recuerdos felices de quince años de mi vida eran falsos.

Los recuerdos duelen, tal vez saber la verdad no siempre es bueno, tal vez vivir con mentiras duele menos.

Tal vez me gustaría seguir viviendo entre mentiras, para qué en estos momentos no me estuviera ahogando entre mis falsos recuerdos de alegría.

Don't care your sexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora