El cuerpo de mi oponente impacta contra el suelo, inconsciente.
Lo siento amigo.
Bajo del ring recibiendo la toalla que me extiende Max y aprovecho para pedirle el móvil que le pedí me cuidara mientras estaba en la pelea.
Justo cuando pienso darme la vuelta para descansar tranquilamente, seis rostros enojados me miran con desaprobación. Me trago las ganas de reír cuando se cruzan de brazos casi al mismo tiempo.
–Hola –saludo inocente.
–Anderson –mi nombre siendo pronunciado por Maya en voz baja da miedo.
–Así que aquí es a dónde vienes cada noche –entrecierra los ojos Aracne.
–Está de más decir que esto no nos parece una buena idea en lo absoluto –Camilo me hace sonreír con el gesto que me dedica, pasando su índice a lo largo de su cuello dramáticamente.
–¿Esto no será por…? –intuyo lo que va a decir Enzo y la sonrisa se me borra del rostro.
Enderezo la espalda y me pongo mortalmente seria.
–Ahórrenselo –camino por el pasillo que comienza enfrente del ring para llegar a mi oficina.
Me dejo caer con un poco más de fuerza de la que pretendía en la silla giratoria detrás del escritorio de madera negra y no alcanzo a soltar todo el aire de los pulmones cuando la puerta se abre.
–Oye –Camilo cierra la puerta a su espalda.
–No quiero hablar, Cami –paseo la toalla por mi cuello, eliminando el sudor que me recorre.
–Eso no te quita la capacidad de escuchar –tomo un bolígrafo del montón solo para tener algo en lo que entretenerme en lo que Camilo toma asiento en la silla del otro lado del escritorio.
En los últimos meses los chicos me han hecho ver que no es necesario ser una amargada para crear fronteras entre el mundo y yo.
Aracne, Maya y Camilo fundamentalmente, pues son los únicos que me miran a los ojos y me dicen lo imbécil que puedo llegar a ser en ocasiones.
La élite de Seven se ha convertido en mi familia, pero estos tres sin duda alguna son lo más parecido a la mejor píldora contra el dolor que he tomado jamás.
–Eres imbécil –aquí vamos de nuevo –Solo nos preocupamos por ti, Atenea. Y soy consciente que después de lo que te pasó es difícil creer en que alguien se tome la molestia de decir: joder, en verdad espero que esté bien porque si le pasa algo me muero –elevo una ceja en su dirección –Bueno, en el sentido más literal de la palabra.
Me mantengo en silencio porque sé que si abro la boca voy a terminar arrepintiéndome.
–Esto que estás haciendo se podría traducir fácilmente como algo infantil. Tú no necesitas desaforar tu rabia golpeando rostros o quebrando costillas –niega con la cabeza, indignado –Y si necesitas emplear tu tiempo en algo pues ponte a tejer.
Casi me hace soltar una carcajada con el comentario que es tan propio de él.
–Recuérdame ¿quién eres? –pongo los ojos en blanco.–Atenea Anderson –murmuro de mala gana.
–No, tú no eres solo Atenea Anderson –se pone en pie y rodea el escritorio –eres la maldita Maffia Princess –me sostiene la barbilla, obligándome a mirarlo a los ojos –así que comienza a comportarte como tal o te patearé el trasero.
Una presión se instala en mi pecho en el momento en que me hace ponerme de pie y me somete a los diez segundos de abrazo más angustiantes de la vida.
–Ya vale, lo pensaré pesado –le doy una sonrisa de boca cerrada –Y vosotros podéis pasar –hablo en dirección a la puerta cerrada.
Maya, Derek, Enzo, Aracne y Anthony se adentran en la oficina con la vergüenza plasmada en el rostro.
–Parecen viejas chismosas –todos se ríen y la comodidad del ambiente me hace deducir que escucharon la conversación.
–Última vez que me mandan a hacer el trabajo sucio –Camilo se une a los chicos –Tuve suerte de que no me clavara el bolígrafo en un ojo.
Anthony comienza a hablar tonterías, claramente indignado porque nos reímos con Camilo y no con sus chistes malos de cada día. Derek se le va encima despeinándole el cabello y lo empuja fuera de la oficina.
El móvil vibra y la pantalla se ilumina con el nombre de Bryan.
–Hola –descuelgo la llamada, llevándome el aparato a la oreja.
–Tenemos un problema –avisa con un tono de voz preocupado.
– ¿De qué se trata?
–Los estoy esperando en el departamento.
–Vamos en camino.
&&&
–La mafia italiana nos acaba de declarar la guerra –me quedo mirando una de las paredes del departamento en lo que Bryan nos explica de que se trata el problema.
«Y valla problema»
–Son de la mayoría que opina que no nos merecemos el lugar número uno, por la simple razón de que Byron se desintegró al igual que Green –la cabeza comienza a dolerme –y no hicimos nada para escalar, solo esperar a que fueran desapareciendo esas dos organizaciones.
–Ya, lo que pasa es que a Green lo desintegró Byron y nosotros los desintegramos a ellos, así que no le veo el punto –opina Enzo mientras se acomoda en la silla delante de mí.
–¿Qué piensas hacer, Anderson? –me pregunta Mia.
–Bueno, está de más decir que vamos a responder –bajo los pies de la mesa –Somos una mafia pequeña así que es hora de buscar ayuda.
–¿Qué propones? –averigua Aracne.
–Bryan, después de Italia ¿Cuál es la organización de mayor peso en Europa? –lo señalo.
–La rusa –se encoje de hombros –Pero ya sabemos que son muy divisionistas y como se creen el centro de su propio universo no ayudan a ninguna organización que pueda significar la competencia.
–Muy bien, van a tener que escuchar a la Maffia Princess –me pongo de pie sin espacio a réplica –Prepárense.
Salgo de la sala de reuniones siendo seguida por Mia.
Dentro de los nuevos soldados, esta chica de cabello gris y ojos castaños, daba la impresión de ser la más frágil y nunca en mi vida me había equivocado tan garrafalmente con alguien. En las pruebas de admisión demostró tener una gran fuerza de voluntad y ser una de las más sanguinarias. Actualmente presumen de ser mi soldado de confianza.
–¿De verdad vamos a entrar a la fuerza en la mafia rusa? –pregunta escéptica.
–Claro que no –me mira sin comprender –Cuando quieres que el león salga de su madriguera sin entrar a ella solo puedes hacer una cosa: llamar su atención.
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Rebelde por la causa
De TodoUn mundo sin heridas, pérdidas, golpes, desilusiones, lágrimas y cicatrices no sería un mundo justo ¿cierto?. Porque solo viven aquellos que luchan, y a esos se les llaman sobrevivientes. El tiempo pasó, pero el sinsabor de la verdad oculta durante...