Capítulo#5: Del lado ganador.

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Dedicado a: JAlvarez08

Observo mis manos, las cuáles se aferran al volante con violencia; y los nudillos blancos de alguna forma me hacen calmarme.

Relajo la postura en lo que noto como Maya, Bryan y Anthony se remueven incómodos en el asiento trasero.

–Es mi culpa –comienza Bryan –Yo la he estado entrenando.

Alana, sentada en el asiento del copiloto va cruzada de brazos, mientras mira contrariada en dirección al reproductor de música del auto.

–De hecho no es tu culpa –su voz llena el silencio –Yo te busqué porque quise aprender a luchar.

– ¿Por qué? –pregunto serena sin perder de vista la carretera.

–¿Qué? –pregunta Alana de manera cortante.

–¿Por qué quisiste aprender a luchar? –mi pregunta la pilla desprevenida.

–No es asunto tuyo.

Tenso la mandíbula, en un intento por controlarme. Así que cuando estoy lo bastante segura de que no voy a comenzar a gritar, hablo.

–No vas a volver a ir a Megaverse –mi tono no deja espacio a réplica, pero como es Alana…

–¿Y quién me lo va a impedir? –el pulso se me dispara –Porque te recuerdo que mis padres no están lo suficientemente vivos como para hacerlo.

–Alana… –trata de reprenderla Bryan.

Le dedico una mirada a través del espejo retrovisor que le indica que la deje hablar.

–No, Atenea no es mi madre –una parte de la rabia en sus palabras se pasa a mi sistema –Ninguno de ustedes es nada mío, así que métanse en sus propios asuntos.

Se mira las manos.

–Es problema mío y solo mío si voy a las peleas y dejo que me entierren un puñetazo o dos –se voltea a verme –Además, es algo hipócrita de tu parte prohibirme pelear, cuando tú eres la principal llorica que pelea para olvidarse solo un poco de que se enamoró de su herma…

La rabia se me desborda por los poros como si de un vaso se tratara justo cuando freno en seco el auto, ocasionando que los chicos se estrellen de manera brusca contra los asientos delanteros y Alana chille sorprendida por el repentino movimiento.

–Escúchame muy bien lo que te voy a decir –contengo las ganas de añadir palabras hirientes –Te guste o no, yo te saqué de ese infierno que vivías cada día. Te guste o no, eres menor de edad. Te guste o no, estás bajo mi cuidado –no la miro en ningún momento –Tienes razón, no soy tu madre, ni ellos son nada tuyo, pero adivina ¿qué? Tú no eres nada nuestro, así que mínimo deberías de estar agradecida por lo que hacemos por ti sin que nos toque.

El silencio se vuelve denso en el aire.

–Tienes dieciséis años y como todo adolescente quieres rebelarte –asiento –Pero tú no eres una adolescente normal porque esto es la mafia, niña, no un parque de juegos.

Sonrío secamente mientras la miro.

–¿Quieres jugar a ser adulta? –Cuestiono y abre la boca pero no sale ninguna palabra de ella –Bien, te trataremos como adulta.

Me mira a la espera de lo próximo que diré.

–Sal del auto –ordeno y Anthony carraspea incómodo.

–¿Es en serio? –cuestiona Alana, mirando la carretera vacía y oscura.

–Te reto a que observes mi rostro y deduzcas si se trata de una broma.

Rebelde por la causa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora