Capítulo#4: Alianzas por honor.

12 4 10
                                    

–Hola, Aracne –la saluda el ruso con una inclinación de cabeza.

–Nikolai –responde la aludida.

– ¿Es totalmente necesario? –suspira Kirov refiriéndose a las armas.

Se pone de pie y camina hasta posicionarse frente a mí.

–Nunca está de más ser precavido cuando se está en una mafia peligrosa –me encojo de hombros pero levanto una mano como señal para que Seven guarde sus armas.

–Al menos eres consciente de que estás en una mafia peligrosa –entrecierra los ojos color esmeralda en mi dirección.

–Mira, no quiero seguir demorando la cosa –me rasco una ceja de manera impaciente –Vine hasta aquí porque quiero hablar contigo.

– ¿Qué te hace pensar que quiero escucharte? –la mirada se le oscurece y noto en los huesos una sensación del por qué se les conoce como la Mafia más sanguinaria.

–Porque soy la Maffia Princess y no puedes negarte según el código –ladeo la cabeza con gesto de superioridad.

–Vamos niñata, hasta ayer mismo ni sabías quien eras –se ríe.

Los chicos dan un paso al frente ante el tono que usa Kirov, pero nuevamente les indico con la mano que retrocedan.

–Cuida la manera en la que me hablas, que a mí el título no me queda grande –adopto una pose que deja en claro que aquí él no es el único asesino sanguinario de peso.

Nos desafiamos con la mirada durante unos segundos y él suspira.

–Bien, mátenlos –ordena despreocupadamente  y me tenso ante su insolencia.

Los soldados que se encuentran en la habitación y Seven levantan las armas, apuntándose mutuamente.

Me maldigo por no haber traído las mías en un estúpido intento por dejar claras mis buenas intenciones.

–Me parece bien, de hecho no esperaba menos de ti y por eso puse al tanto al Consejo sobre la posible muerte de la única representación de jerarquía en la mafia –le sonrío con descaro –Ya sabes, yo –hago un gesto restándole importancia.

–Eres una perra.

–No me creerías si te digo cuantas personas me lo han dicho en lo que va de mes.

–Mátenl…

–Nikolai –una suave voz se hace presente en la sala, poniendo tenso al ruso – ¿Qué está pasando?

«Esa voz»

Una chica de cabello castaño oscuro llega al lado de Kirov con ropa de entrenamiento.

–Personas insignificantes que deben morir –escupe el aludido sin quitarme el ojo de encima.

La chica sigue la trayectoria de su mirada y casi puedo ver como palidece al detallarme.

«Siento que la conozco»

Es la mujer de la estatua de antes.

–Nikolai, ella es Atenea Anderson –dice lo obvio y el ruso la mira sin comprender –Fue una de mis líderes en G.R.E.E.N y me salvó la vida en más de una ocasión.

Frunzo el ceño.

–No puedes matarla porque si –se acerca a mí y aprovecho para hacer un último intento por recordar.

Cabello oscuro por los hombros, cuerpo esbelto seguramente a causa del duro entrenamiento recibido en la mafia rusa, facciones finas y una cicatriz en el hombro medianamente disimulada por un tatuaje de un león.

Rebelde por la causa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora