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Jisung sostenía la taza de café, sus ojos fijos en Minho, que permanecía absorto en sus pensamientos. El aroma a café recién hecho llenaba la tienda cada vez que una familia o pareja ingresaba, creando una atmósfera cálida y familiar. La tarde se deslizaba con suavidad, mientras los rayos dorados del sol se filtraban a través de las cortinas.

—¿Irás a la gala esta noche? —preguntó Jisung, rompiendo el silencio con una voz calmada pero cargada de curiosidad.

Minho negó con la cabeza, pinchando distraídamente un trozo de tarta de mora con su tenedor.

—Chris me invitó, pero no tengo ganas de ir con él —respondió con desánimo evidente en su voz.

Jisung relamió sus labios, ansioso. Sus manos jugueteaban nerviosas en su regazo. Era ahora o nunca.

—¿Te gustaría ir conmigo? —murmuró, su voz temblorosa y baja, pero lo suficientemente clara para que Minho la escuchara.

Minho levantó la vista, sorprendido. Una sonrisa tierna se dibujó en sus labios al ver la nerviosidad de Jisung, quien evitaba mirarlo directamente.

—Me encantaría ir contigo, Jisung —dijo con afecto, aunque susurró después—. Pero nos verían. No quiero meterte en problemas.

—No nos meteríamos en problemas, eso no importa —insistió Jisung—. Quiero que vean lo bonito que te verás esta noche. Quiero ir contigo para que todos vean al chico más hermoso del mundo.

—Hannie...

—Por favor, Honnie, vamos juntos —pidió Jisung, elevando sus manos hasta tomar las de Minho, entrelazándolas y dejando un beso sobre el dorso ajeno—. Te prometo que no pasará nada malo.

Minho suspiró, evaluando la situación. Finalmente, asintió con una suave sonrisa. No se molestó en pensar en los posibles pros y contras; en ese momento, solo quería disfrutar de la noche con Jisung.

—¿De verdad? —Un chillido emocionado salió de los labios de Jisung al verlo asentir nuevamente—. ¡Pasaré por ti a las siete! Llegaremos allá a las ocho. Debo ver unas cosas del trabajo, pero apenas termine, estaré contigo toda la noche.

Minho sonrió ante el entusiasmo de Jisung, quien seguía parloteando sobre lo genial que sería la noche. La calidez de sus palabras hizo que Minho se sintiera especial y amado. Después de terminar de comer, caminaron juntos por las calles, disfrutando del ambiente animado de una feria artesanal que habían encontrado de camino a casa.

—¿Crees que el azul me quedaría bonito? —preguntó Jisung, sosteniendo un muñeco tejido en sus manos—. Estaba pensando en teñirlo, ya me aburrió el rubio y me gustaría cambiar.

—Te quedaría espectacular —respondió Minho al instante, abrazándolo por detrás y apoyando su mentón sobre el hombro de Jisung—. ¿Cuándo te lo teñirás?

—Probablemente después de la gala, o cuando consiga el tinte —sonrió Jisung.

—Me enamoraré mucho más —musitó Minho, arrancándole una risa.

—Esa es la idea —dijo Jisung, depositando un beso en la mejilla de Minho antes de continuar caminando

– Vi un puesto de tanghulu por allí. ¿Vamos?

—Yo quiero el de naranja —dijo rápidamente Jisung, tomando la mano de Minho y llevándolo a rastras hacia el puesto.

Minho observaba a Jisung con ternura, disfrutando de su comportamiento infantil y despreocupado. Ver a Jisung tratar de comer el tanghulu sin que se le pegara a los dientes era adorable.

El reloj marcó las cinco y media, y ambos decidieron regresar a casa para arreglarse para la gala. Minho intentaba ser precavido, ya que Christopher aún no se había ido, y si lo veía arreglándose, comenzaría a preguntar. No tenía ganas de inventar excusas, así que decidió esperar.

𝘽𝙤𝙮𝙛𝙧𝙞𝙚𝙣𝙙 •||• 𝘏𝘢𝘯𝘒𝘯𝘰𝘸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora