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Si, es cierto.

Lo es...

Bien, quizás no tenía la suficiente paciencia para esto, ni las ganas de discutir, ni de armar un escándalo, ni de llamar la atención, ni de ninguna otra mierda.

-¿Saben? Acabo de recordar que tengo cosas que hacer, me retiro. -Dijo Giyuu mientras se levantaba de la mesa y hacía una reverencia, tomando camino hacía su hogar tratando de mantener la calma. En ese momento no sabía si lo que sentía era enojo o ganas de llorar.

Llorar...

Todos se le quedaron viendo algo extrañados por su extraño comportamiento, aún que honestamente al heterocromático no le sorprendio para nada, de todos modos Shinazugawa era un completo idiota.

Y a ese mismo idiota le dió una patada por debajo de la mesa.

-Felicidades, Shinazugawa. -Le susurro, ganándose una mirada confusa y a la vez con odio del peliblanco.

-¿Ah? ¿Qué sucede contigo? -Respondio.

-¿Cómo es que siendo tan bruto estas con ese imbécil? Son tal para cuál, idiota. -El ojimorado proceso un momento a lo que se refería Obanai. En cuanto comprendió rápidamente tapo la boca del más bajo, ganándose un par de miradas confusas.

El mencionado quito la mano del peliblanco de su boca. -Yo solo decía, tonto. No porque nadie lo sepa vas a tirar esos comentarios como si nada.

-Ese no es tu problema.

-Tienes razón, pero es divertido molestarte.

-¡Hey, hey! -Les llamo la atención el otro peliblanco. -¿Qué tanto susurran?

-Nada que te importe, imbécil. -Respondieron de inmediato Shinazugawa e Iguro.

Tengen los miro indignado.

.

-¡La puta que me pario! -Por otro lado, el azabache ojiazul estaba ahora en su finca, pateando jarrones con flores dentro. Después se encargaría de comprarlos denuevo.

¿Y es que como no estar con esa mezcla de emociones y resentimiento? Su pareja acaba de llamar de una forma muy homofobica a antes una persona y ahora demonio homosexual, siendo que ellos dos son hombres.

Bien, que se joda el imbécil.

-Pero quizás no lo dijo con esa intención... -Hablo para si mismo. -No, es un imbécil. Pero tal vez... ¿Y si voy con él? ¡No, Tomioka Giyuu! ¡Deja que él se disculpé primero! Pero en realidad no hizo nada malo...

La mente de Giyuu era un desastre en esos momentos, probablemente sea esa la razón por la que su cuervo se veía algo asustado por el comportamiento de su dueño, que daba vueltas por su hogar hablando solo y contradiciendose a si mismo.

En un momento escucho como tocaron su puerta.

-¿Quién es? -Grito yendo a abrir, para toparse con su pareja, junto a un heterocromático mirándolo esperando que hable. -¿Uhm?

Obanai golpeo con el codo el brazo de Shinazugawa, quien no tuvo más remedio. -Agh. Perdón, ¿sí? Quizás lo que dije sono muy mal y ajá, pero sabes que yo no pienso así.

-Como digas. ¿Qué hace Iguro contigo? -Agrego evadiendo completamente las supuestas y horribles disculpas de su pareja.

-Vine a supervisar, pero ya me largo, en cualquier momento se ponen empalagosos y me darán ganas de vomitar. -Respondio, dándose la vuelta muy decidido a irse.

-Si, si, vete por favor. Enano de mierda. -Hablo el peliblanco ya completamente harto de la situación.

-Cállate, puto. -Respondio el más bajo.

Mi lindo consuelo (Obagiyuu/Giyuuoba)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora