Forget or Love [VegasPete]

#2

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[💙]

Una semana entera pasó desde que Pete se había ido del departamento que compartía con Vegas y ninguno de los esposos se atrevía a llamar al otro. Vegas por su parte, porque no estaba tan preocupado, siempre que se enojaban de esa magnitud o por el mismo tema, su esposo se iba por unos dos o tres días, regresaba y actuaban como si nada.

La recompensa por todos esos días sin estar juntos era el sexo que mantenían cada noche, entregándose como si no hubieran estado juntos por al menos 10 años.

Vegas caminaba de un lado a otro por su oficina, su cara reflejaba ansiedad y cierta preocupación.

—Vas a hacerle un hueco al piso, deja de caminar.

—No puedo, Kinn. ¿Sabes que significa todo esto? Estoy nervioso por los resultados, estoy asustado, por todo lo que se viene si los resultados son positivos.

—Vegas, debes asumir tu respo-

—Es posible que Love tenga un hijo mío, ¡Dios!

—Pete no merece todo lo que le has hecho y esto es lo peor que le podrías hacer.

—Kinn, yo amo a Love, realmente la amo.

Su mejor amigo empezó a reír con fuerza, mientras negaba con la cabeza.

—Lo de ustedes fue un amor adolescente, estás encaprichado, pero tu verdadero amor es Pete, todos lo ven, menos tú.

—No, Kinn. Mi verdadero amor es Love, mi corazón lo siente, fui un imbécil al darle falsas ilusiones a Pete, al casarme con él para proteger la relación de Milk con Sky.

—Cuando todo esto explote, no esperes que este ahí para ayudarte a arreglar todo lo que estás causando y si tanto dices que Love es el amor de tu vida, divórciate de Pete.

—Aún no es momento, aún no, debo esperar un poco más, sería muy reciente pedirle el divorcio y...

—¿Reciente? ¿Tres años engañándolo te parece reciente?

Vegas iba a responder, pero la puerta fue abierta dejando ver a una hermosa chica sonriente, que iba vestida con precioso vestido morado y cabello suelto.

—Hola, Ki-

—Me voy, permiso —el pelinegro la interrumpió saliendo de la oficina de su amigo, odiaba cruzar palabras con ella.

—¿Aun le caigo mal? —Love hizo un puchero acercándose a Vegas.

—Anakinn es raro y lo sabes, amor —el castaño tomó de la cintura a la chica y la sentó sobre su escritorio —¿Cómo te fue con los resultados?

—Negativo —susurró ella con pesar abrazando al alto y escondiendo su rostro en su cuello.

—No estés así mi amor, aún tenemos mucho tiempo para practicar, ¿no?