Banner: outfit de Venice para ir con su cita con Mai.
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¿Uno? ¿Dos? No, Habían pasado 4 meses desde que Kimhan había entrado en coma, y desde que Venice junto a sus primos fueron a vivir a casa de Jai, la madre de Vegas. Muchas cosas habían cambiado en todo ese tiempo.
Empezando por el nacimiento Fluke, el bebé de Porchay y Kim. Aunque fue un parto difícil para el castaño, con ayuda de Pete y sus suegros, poco a poco pudo sobreponerse, por su bebé, por sus hijos, por él y por su esposo.
La madre de Pete y Kim al enterarse de lo que pasó con su hijo mayor, no dudó en ir a mostrarle todo su apoyo a su yerno, dejando de lado todo el pasado y las palabras hirientes que en su momento le dijo al botarlo de casa, ofreciéndole su ayuda para conocer más a sus nietos y cuidarlos, por lo que los niños no pasaron más de dos semanas viviendo con su primo, al cual visitaban constantemente.
En cuanto a Kim, no mostraba mejoría alguna. Los médicos no daban esperanzas de que pudiera recuperarse y esa era una verdadera tortura para todos los que estaban pendientes de él.
La relación de Vegas y Pete había mejorado de una forma notable, las salidas y las cenas se hicieron cada vez más constantes, que, aunque ninguno lo admitía en voz alta, hacia que su corazón saltara de alegría.
Por otra parte, Venice se había acoplado de una forma maravillosa a la vida del castaño, quien no solo era su padre, sino su mejor amigo.
—¿Se puede saber porque te llevas a Venice sin mi permiso? —Vegas preguntó cruzado de brazos al ver a su hermana llegar con su hijo y varias bolsas en sus manos.
—No seas amargado, tengo todo el derecho de disfrutar de mi sobrino.
—Lo sé, pero él tiene cita hoy con Mai, y es una cita a la que no puede faltar, lo sabes.
—Bueno —rodó los ojos dejando las bolsas en el suelo. —Ve a cambiarte de ropa, cariño, para que vayas con la psicóloga.
—A la orden tía.
Dicho eso, Venice fue corriendo a su habitación, provocando un suspiro cansado de Vegas.
—¿Cuánto tiempo más deberá ver a Mai? Yo veo que él está muy bien, es un niño feliz.
—No he hablado con Pete sobre él, sobre los cambios y aunque ahora todo parezca normal, vendrán momentos con muchos más cambios.
—No te entiendo.
—Pete vive en Londres, ahora por lo que pasa con su familia se está quedando más tiempo, pero debe regresar allá, pronto... pronto se va a casar y sé que a Venice no le agrada ese hombre, no sé ni siquiera como vamos a hacer para que él este con ambos, son continentes distintos.
—Que él venga a vivir aquí, ya te tuvo mucho tiempo alejado de él, mereces estar con Venice.
—Milk.
—No, Vegas. Tú no tienes por qué adaptarte a él y Venice no tiene por qué salir perjudicado. Él te ocultó por ocho años lo de tu bebé, tú puedes ponerle una denuncia y hacer que se mude obligatoriamente aquí para que lo veas y pases más tiempo con él.
—¿Sabes? No perderé mi tiempo hablando contigo, tengo un hijo en el que pensar, un hijo que ama a su papá, que está acostumbrado a un tipo de vida. No voy a poner mis intereses por encima de los de él o los de Pete y es una pena que no puedas entenderlo hasta ahora.
Vegas estaba molesto con su hermana por insinuar en que podía quitarle la custodia a Pete, quien había criado a su hijo con tanto amor, cariño y dedicación. ¿Cómo podría hacerle eso a la persona que amaba? Incluso si lo hiciera, eso afectaría a Venice, y era consciente de lo mucho que el pequeño lo amaba.
No, definitivamente esa idea estaba descartada.
Salió de la sala y subió las escaleras hasta la habitación de su hijo, tocó la puerta y después de escuchar un "adelante" como respuesta, entró, encontrando a su pequeño viéndose al espejo con un conjunto de con tonalidades blancas, negras y grises, lentes de sol redondos y peinando su cabello negro.
—Corazón, solo iremos con Mai, no vamos a ninguna fiesta.
—Tienes que vestirte bien, como si fueras a encontrarte con tu peor enemigo.
Vegas parpadeó varias veces antes de reír. ¿Hijo de un modelo? ¿Dónde?
—¿Qué dices hijo? Vamos de una vez, la semana pasada llegamos tarde.
—Mi papá Pete se ve bien incluso recién despertando, y mi tía Milk siempre dice que el placer de vestirse es un arte.
—Creo que ya no dejaré que te juntes tanto con tu tía —volvió a reír mientras lo cargaba y bajaba las escaleras.
Con él en brazos salió de la casa de su madre y lo subió al auto, poniéndole el cinturón de seguridad y posteriormente subiéndose él. Apretó el acelerador y comenzó a conducir hacia el consultorio de Mai, el cual quedaba en el centro de la ciudad, todo el camino escuchando las canciones de Stray Kids, por órdenes del pequeño enano que tenía como copiloto.
Al llegar al edificio donde se ubicaba el consultorio, ambos bajaron del auto dirigiéndose al interior del lugar, siendo bien recibidos por la secretaria, que amablemente hizo pasar al pequeño pelinegro mientras Vegas esperaba afuera, leyendo algunas revistas que estaban en la mesa del centro.
Casi 50 minutos después, Mai y Venice salieron juntos del consultorio, como era costumbre después de todas sus citas, la mayor sacó de su maletín unas llaves con las que cerró el consultorio.
—¿Alguna cita o llamada, Giselle?
—No doctora, ninguna.
—Bueno, eso es todo, puedes irte, nos vemos —le dijo a su secretaria viéndola con una sonrisa.
—Está bien doctora, nos vemos.
La pelirroja le sonrió y ordenó sus cosas junto con las de su escritorio para luego irse, dejando solos a padre e hijo y su psicóloga.
—Vamos Mai, te llevamos a casa.
—Vegas, no quiero abusar de generosidad, pero —habló con timidez y sonrió apenada—, ¿podemos ir a comprar una pizza, por favor?
—¡Yo también quiero una pizza! ¡Vamos papá, por favor!
Venice al escuchar las palabras de su psicóloga, no dudo en hacer pequeños pucheros para que su padre lo complaciera como en la mayoría de las ocasiones.
—Bien, vamos por la pizza, pero solo porque Mai lo pide, no es por ti Venice, no te acostumbres a que te cumpla todo —lo regañó en broma.
Los tres salieron del edificio, la dulce pelirroja dejó todo en orden antes de salir y despedirse de todos los que estaban cerca, como los señores de la limpieza, el portero y los de seguridad.
Vegas abrió la puerta trasera haciéndola subir primero y posteriormente subiendo a Venice, abrochándole cinturón y finalmente él, en el asiento del piloto. Puso en marcha su auto hacia la "Pizzeria d' Buzza", una de las mejores pizzerías de todo Bangkok.
Una vez que llegaron, Vegas bajó abrirle la puerta a Mai quien le agradeció con una tierna sonrisa y luego fue a bajar a su pequeño hijo. Los tres entraron al restaurante y buscaron una mesa para sentarse, sin darse cuenta de que alguien los estaba mirando con una punzada en el corazón.
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Forget or Love [VegasPete]
Teen FictionPete está muy bien criando a su pequeño hijo, sus amigos lo han apoyado mucho pero, ¿qué sucedería si un día, repentinamente, aparece el padre de su hijo? O mucho peor, ¿cómo le diría a Vegas que tienen un hijo? ꒰♡꒱ Todos los créditos a la autora or...