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Estaba mirando el techo de mi habitación hasta que mi teléfono, era Marcus.

La verdad no quería hablar con nadie, quería dormir pero no podía conciliar el sueño, lo último que quería era volver a hablar del tema, sinceramente estaba harta de toda esta mierda, quería desaparecer del mundo.

Claro que eso no se iba a poder teniendo a Mike Lowrey y a Marcus Brunett de padrinos.

Marcus entro a mi habitación empezando a empacar algo de mi ropa en una mochila, solo me límite a verlo hacer eso.

-Luego de esto vuelves a ser depresiva, tenemos que ir a México y evitar que tú novio mate a tu padrino-Me siento al borde de la cama para negar desviando mi vista al suelo.

-No iré a ninguna parte, solo quiero descansar y dejar de pensar en él o en papá, solo déjame en paz, Marcus-Senti el colchón hundiéndose a mi lado, luego la mano de Marcus en mi hombro.

-El amor puede ser difícil, es doloroso, te abre heridas que arden como si les echarás alcohol pero también es hermoso, tener a alguien en tu vida que ames tanto al punto de dar tu vida por ella es hermoso, tener el apoyo y amor de alguien es magnífico-Volvi a negar sintiendo mis ojos aguarse.

-Se que te hirió, te duele aún pero lo amas, eso no cambiara de la noche a la mañana, no quieres que muera porqué tuviste muchas oportunidades para matarlo-Lo miré sintiendo como mis lágrimas corren por mis mejillas-Ayudame a qué no se maten padre e hijo.

Asentí antes de abrazarlo mientras acariciaba mi cabello.

-Matare a Armando por hacerte llorar-Me reí ante su comentario para irnos al aeropuerto.

Estaba guardando mi mochila en el compartimiento, Marcus fue a hablar con Mike dejándome sola. Me senté en mi asiento detrás de aquel par que peleaba como un viejo matrimonio.

-Lo siento, ¿Son tus padres?-Cuestiono, volteo a ver al chico a mi lado.

Es rubio, tiene una piel palida y unos lindos ojos, aunque parece algo gay, se ve amigable.

-Mis padrinos en realidad, son mejores amigos pero parecen un viejo matrimonio en realidad-El sonríe ligeramente.

-¿Vas a México de vacaciones o por trabajo?-Cuestiono.

En realidad voy a evitar que mi padrino mate a su hijo con el que me dí varios besos, pensé.

-De vacaciones, ¿Y tú?-El pareció pensarlo antes de sonreír.

-Voy a ver a mí novio, estudia allí, tengo varios meses sin verlo y quiero darle una sorpresa.

¡Lo sabía!

-Oh, eso es muy lindo de tu parte, ¿Cómo te llamas?-Le devolví la sonrisa y me acomode para verlo.

-Sam Fisher, ¿Cuál es el tuyo?

-Es un gusto, soy Ophelia Howard-Enmarco una ceja al oir mi nombre, me quedé algo confundida por eso.

-¿Eres hija del capitán que murió?-Su pregunta hizo que mi piel se erizará, no me incómoda pero se siente extraño que lo digan de esa forma.

-Si, lo soy, ¿Eres hijo del próximo alcalde?

-Lo soy, lamentó haberte preguntado eso, debe ser difícil, fue estúpido de mí parte.

Niego rascando mi nunca.

-Esta bien, no me molesta-Seguimos hablando todo el vuelo, intercambiamos números de teléfono con el objetivo de que cuando volvieramos a Miami salir a tomar un cafe y me presentaría a su novio.

Era bastante agradable, me parecía un chico bastante dulce.

Para cuándo aterrizamos nos refugiamos en la casa de un amigo de Mike que nos dió armas y comida.

—¿Piensas en él?—Volteo para encontrar a Mike frente a mí.

Muevo la cabeza dándole un si para luego bajarla con pena. Se sentía horrible amar a la persona que mató a tu papá.

—No está mal, tienes sentimientos por Armando y no se irán nunca, porqué fue al primer hombre que amaste—Arrugo la nariz para alzar mi vista.

—¿Eso como mierda va a ayudarme?—Cuestiono, se sienta a mi lado sonriendo.

—No lo odies, ni te odies por amarlo, no decidimos a quien amar y no está mal amar.

Sus palabras me tocaron el corazón, quizás tenía razón, pero Julie me había hecho sentir tan culpable, tanto que en el funeral de papá no me dirigió la mirada.

Mi hermana siempre se había comportado así, era cortante, grosera y fría, nunca he recibido un abrazo de su parte o consuelo cuando lo necesitaba. Sabía que en el fondo me culpaba por arruinar la relación de mi padre y su madre, ella odiaba a mi madre por destruir su hogar, odiaba que papá amara a mamá.

El golpeteo en la puerta me hizo salir de mis pensamientos. Mike se alejo caminando hacia la puerta dándole la señal a Marcus de que se hubiera mientras abría.

Eran los chicos, habían venido a ayudarnos, es la primera vez que me alegro de verlos en todo el tiempo que los conozco.

Ideamos un plan, Mike entraría y hablaría con la bruja loca que es madre de su hijo, Marcus y yo iríamos a ayudarlo por detrás, nos infiltraremos por la puerta de atrás mientras el equipo se prepara para atacar en caso de que las cosas se pongan feas.

Rita le coloco a Mike un collar que era en realidad una camara mientras yo llenaba de municiones el arma que era de mi padre, la tomé cuando murió, era como mi amuleto de la suerte.

—Vengaremos al Capitán y mataremos a esa bruja desquiciada que se cogio Mike—Asiento ante las palabras de Marcus sonriendo.

Ya todos estábamos en nuestras posiciones asignadas.

—¿Te molesta registrarme? Hubo una época en la que tocarme te encantaba—Hice una mueca al escuchar las palabras de la mujer a través de la mujer por el micrófono.

—Que asco—Segui caminando delante de Marcus hasta que perdimos la señal, no sabíamos a dónde ir.

—Me lleva la que me trajo—Marcus se detiene un momento para respirar mientras yo veo el camino.

—Tenemos que seguir solos, si no somos blancos faciles—Informo caminando de nuevo pasando por una selva.

Me encantaba la naturaleza pero está parte daba miedo, sentía que me observaban.

—Parece que estamos en Jurassic park pero sin presupuesto, en cualquier momento sale una víbora y nos come a los dos—Me volteo para hacerle una seña de silencio—No me digas que me calle, cállate tu.

—¡Yo ni siquiera estoy hablando, Marcus!—Le apunto en la cabeza.

—¡Acabas de hablar y quita esa maldita cosa de mi cabeza!—Empuja el arma y yo le doy un golpe con la misma.

—¡Hablé porqué tú dijiste que hablaba!—Empece a caminar de nuevo oyendo sus quejas y malas palabras.

Rodee los ojos al escucharlo hasta que de repente dejo de hablar pero eso me alertó porque Marcus jamás se calla, en especial en una discusión.

—Volteate despacio, mi amor—Al tirarme encontré a Armando apuntando hacia la cabeza de Marcus—Ahora baja el arma.

La lance a sus pies con una expresión enojada, el sonrió antes de apuntarme con su arma.

—Buena chica—Hombres empezaron a salir de los árboles y arbustos revelando su identidad—Se buena y camina.

—Y así quieres que te perdone, bastardo.

Empezamos a caminar hacia unos túneles que nos llevaban dentro de la mansión, solos éramos Marcus, Armando y yo.

Sería un camino largo.

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HOLAAAAAA

Quiero decir que lo di todo escribiendo este cap.

Gracias por todo, los quiero.

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Reflections | Armando AretasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora