𝖲𝖮𝖭𝖨𝖣𝖮𝖲 𝖢𝖱𝖨𝖬𝖨𝖭𝖠𝖫𝖤𝖲.

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Todavía en mi cabeza rondaba ese momento en el que salí a buscarlo intrigada de lo que me iba a decir pero lamentablemente no se encontraba más en el lugar. Un nuevo viernes a la noche, en la hora justa donde no me esperaba volverlo a ver pero a lo lejos esa cabellera rubia que se iba acercando a paso lento hacia mi, conectando con esos ojos que no había admirado en nadie más pero quería saber que se escondía en esas pupilas.

— Viniste.— Dije sin saber que esas palabras iban a salir de mi boca, observando la expresión ajena que parecía no habérselo esperado.

— Vine, aunque te voy a admitir que esa noche me dejaste con la palabra en la boca. — Al escucharlo decir eso ahora yo era la sorprendida, me interesaba saber por qué se estaba fijando en mí, un chico tan lindo que podía estar con quien quería venía al encuentro de alguien con tan poco valor como el mío.

Era tan distinto a mí en cuánto a ese valor que hablo, la dulzura en sus ojos con los que me miraba, esa seguridad que me transmitía logrando que me transpiren las manos y mi pecho empiece a revolucionarse, quería escapar de ese momento porque sentía que me estaba ahogando. Parecía que autosabotearme era lo único que podía hacer bien, en lo que era realmente buena, pero era inevitable, me crié en la vieja escuela de que el amor viene de la mano con el dolor.

Deslumbrando camarines en la cruel noche porteña. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora