Finalmente, después de meses de ausencia, estoy de vuelta. No se preocupen, no se perdieron mucho, ya que fui yo quien tomó la decisión de abandonarlo todo. Mi mente estaba atrapada en un ciclo interminable de amargura, decepción y baja autoestima. Me sentía abrumada por pensamientos inexplicables que me afectaban profundamente.
Me convertí en un envase de nostalgia, anhelando que mi vida pasada volviera a ser como antes, pero ¿a qué costo? En aquel momento, rogaba por un cambio radical de 360 grados, y cuando finalmente llegó, me sumí en una profunda depresión, convirtiéndome en la persona más triste que conocían.
No lloraba, pero estaba determinada a no dejar marcas en mis muñecas de los dolores que sentía en el corazón, aunque igualmente quedaron grabados en mi piel para siempre. Lo peor de todo era saber que me estaba refugiando en una fantasía, en un personaje inexistente que me permitía escapar de la realidad, de la verdadera Sofía que había dejado todo de la noche a la mañana.
Algunas veces, cambiar de dirección puede desorientar a cualquiera que había planificado fríamente su futuro; ahora, todo mi ajedrez estaba en juego, y cada movimiento podía significar el jaque mate, poniendo fin a todos mis sueños e ilusiones.
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Deslumbrando camarines en la cruel noche porteña.
Fiksi PenggemarSofía, una hermosa morocha de unos ojos azules como el mar que en las noches más frías de Buenos Aires reflejaban una tristeza que llevaba su corazón. En aquel prostíbulo donde trabajaba, ocultándose bajo una personalidad autoritaria a esa chica frá...