Capítulo 4: Encuentros y Revelaciones

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Aquella mañana, Freen observaba con orgullo las estanterías llenas de libros cuidadosamente dispuestos en su salón de exposición.
Con su cabello rojo recogido en un elegante moño y una sonrisa acogedora en el rostro, era evidente que los libros no eran solo su negocio, sino su pasión más profunda.

Cada libro tenía una historia que contar, y Freen disfrutaba inmensamente compartir esas historias con los visitantes que frecuentaban su establecimiento.

El salón de exposición de libros era un lugar acogedor y lleno de encanto en el corazón de la ciudad, conocido por ser un refugio para los amantes de la literatura y un espacio donde las ideas florecían y las mentes se expandían.
Desde novelas clásicas hasta obras contemporáneas, pasando por poesía y ensayos, había algo para todos los gustos en las estanterías de su tienda.

A lo largo de los años, Freen había construido su negocio desde cero, dedicando horas interminables a seleccionar cuidadosamente cada título y crear un ambiente que invitara a la exploración intelectual y al descubrimiento literario.

Aunque su carrera exigente a veces la absorbía por completo, siempre encontraba consuelo y satisfacción en las páginas de los libros que llenaban su vida.

Por el contrario, Becky había tomado ese día libre para compartir con su hija recorriendo las calles de la ciudad mientras comían un delicioso helado.

Platicaban animadamente respecto a las visitas más recurrentes que Jane le propuso a Sun, la conexión que está teniendo con Ongsa, y cómo esta crece a un ritmo que no podía creer.

Más adelante, se detuvieron para entrar a un pequeño local de té y comprar uno...

- Pasan los años, y aún te sigue gustando el té con leche. – dijo Sun mientras veía a su madre degustar su sabor favorito.

- Así como mi amor por ti, eso tampoco cambiará. Es delicioso. – responde Becky con entusiasmo al probarlo.

- So cute. Yo también te amo, mamá. – respondió con ternura, dándole un abrazo emotivo a su madre.

Al salir de allí, continuaron su camino contemplando la arquitectura de aquel sector y lo acogedor que es.

En ese momento, después de estar atendiendo a los clientes y organizando nuevos lanzamientos literarios, Freen cerró la tienda con un suspiro de alivio.

La campanilla sobre la puerta sonó suavemente mientras los últimos clientes se despedían y se retiraban, dejando la tienda tranquila y serena.

Pero esa tranquilidad se vería interrumpida abruptamente al ver a Becky junto a Sun pasando justo frente a su local, dejándola en shock.

Si bien se sabe que, por el gran reconocimiento de Becky con su empresa, un poco de su vida personal está expuesta, aunque reservada a la vez. Pero no aseguraría nada, hasta estar completamente segura de sí aquella chica tiene algún vínculo con ella.
Claro, si es que realmente ha visto bien.

- Está más hermosa que nunca. – dijo Freen para ella misma. Y solo cuando pudo salir de su pequeño trance, reaccionó.

Llamó a su hija Ongsa para preguntarle si estaba en casa, a lo que esta le respondió que sí.

- No te oyes bien, mamá. ¿Está todo bien? – cuestionó Ongsa a través de la línea con un poco de preocupación por su madre.

- Hablaremos cuando llegue a casa, ¿está bien? – respondió y cortó la llamada rápidamente.

Aún no podía creer haberla visto tan cerca, y tan hermosa.

Al llegar a casa, una elegante residencia de estilo moderno a las afueras de la ciudad, Ongsa la esperaba con una sonrisa radiante.
A tan corta edad y una pasión profunda por la escritura que había heredado de su madre, Ongsa admiraba la dedicación incansable de Freen hacia su trabajo y se esforzaba por seguir sus pasos en el mundo literario.

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