¿Qué obtienes cuando mezclas a un mafioso con el hijo de los yakuza? Un matrimonio bañado en sangre.
Nunca esperé casarme, pero cuando se me presenta una oportunidad de negocio, sé que tengo que aprovecharla. Después de todo, mi familia significa mu...
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—¿CÓMO DEMONIOS rompiste tu mesa? —gruñó Mark mientras me ayudaba a levantarla.
—No preguntes.
NuNew había limpiado el desorden de comida china y estaba en un baño después de que yo limpié la bañera. Sí, estaba enojado, pero yo tenía razón. ¿Por qué demonios permitiría que un hombre le comprara ropa interior? Yo era capaz de hacer eso. Le había prometido ir de compras después de que se apagara el incendio. Además, de todos modos necesitábamos ropa para el ensayo de la boda.
—Oh, estabas siendo desagradable —dijo Mark mientras me sonreía. —Pensé que eras heterosexual.
La irritación subió por mi columna. —Lo soy.
—Amigo, nadie que se mete hasta el fondo de su esposo todas las noches es heterosexual. Necesito que despiertes y te des cuenta de que ahogarte con un pene te convierte al menos, sólo un poquito, en bisexual al menos.
—No me ahogo... —Parpadeé mientras el recuerdo del pene de NuNew bajando por mi garganta llenaba mi cerebro. —¡De qué demonios estamos hablando! —Estallé.
Mark se echó a reír. —Tienes que admitir que es una mentira, —dijo. —¡Net! — Llamó mientras nuestro hermano bajaba del ascensor. —Si le estás metiendo el pene en el trasero a un hombre todas las noches, al menos eres un poquito queer, ¿sí o no?
—Sí —dijo Net. —Lógicamente no puedes ser heterosexual si disfrutas tanto estar cerca de un hombre. —Me miró de arriba abajo. —¿Se trata de ti?
—¡Sí, se trata de él! —Mark se rio entre dientes mientras me daba una palmada en la espalda. —Nuestro pobre Zee está confundido. Bicurioso, diría yo.
—Bueno, ya tuvo novio —dijo Net rotundamente. —Así que dudo que sea simplemente bi-curiosidad.
—No lo hagas —le advertí a Net mientras estaba a punto de mencionar a Brycen.
—No iba a hacerlo, —murmuró. Cuando Jay se unió a él, le quitó los artículos de limpieza. —Entremos, —espeto.
Jay saludó antes de que los dos desaparecieran dentro.
Mark silbó. —Está de mal humor. Debes recordar que Brycen fue un problema en el pasado de ambos. No lo menciona para molestarte ni nada por el estilo.
Me di vuelta y le di un puñetazo a mi hermano en el estómago. Se dobló, ahogándose y tosiendo mientras caía de rodillas. Sacudí el puño.
—¿Qué dijimos de mencionar ese nombre?
—No lo hagas, —jadeó. —No, tienes razón. Culpa mía. Me equivoqué.
—¡Mark! —Gems corrió hacia Mark y se agachó a su lado. —¿Qué pasó? —él me preguntó.