CAPITULO 13

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EL AJETREO y el bullicio de Chinatown me resultaban familiares y era el único lugar que

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EL AJETREO y el bullicio de Chinatown me resultaban familiares y era el único lugar que

odiaba visitar. Mis nervios estaban disparados, cada sonido los irritaba. Lo único que me impedía perder el control era Jimmy a mi lado. Si me volvía loco, Zee me tendría confinado otra vez en ese maldito penthouse.

Me estaba volviendo loco. Un minuto más ahí y terminaría pintando las paredes con sangre.

—¿Vas a mirarme fijamente todo el tiempo que estés conmigo? —Me quedé viendo a mi reacio guardia. Decirle a Zee que no necesitaba una sombra no tenía sentido, y si me le escapaba a Jimmy, me daría más dolor de cabeza que nada.

—Sí, tengo que asegurarme de no sufrir otra conmoción cerebral.

—Oh, vamos, ¿todavía estás dolido por eso? Te dije que me gustabas. —Le ofrecí un cigarrillo. —Yo no te maté. Eso tiene que contar para algo.

Jimmy no parecía en lo más mínimo aliviado por ese hecho. Simplemente no sabía lo difícil que era para mí que me agradara alguien. Podría haberlo matado. Claro, habría causado más problemas entre Zee y yo, pero ya teníamos tantos que no habría hecho una gran diferencia.

—¿Por qué estamos aquí? —Preguntó Jimmy.

Encendí mi cigarrillo y me apoyé contra una pared de ladrillos en el Distrito 3 mientras contemplaba responder la pregunta de Jimmy.

—Las tríadas dirigen esta área. No estamos seguros aquí —dijo Jimmy.

—Corrección, no estás a salvo aquí.

Me miró fijamente. —Ahora eres un Panich.

Agité mi mano en el aire mientras inhalaba humo. Lo soplé, relajándome con la ayuda de la nicotina. —Me atrapaste.

—Los Perdpiriyawong tienen poco interés aquí.

Tarareé y Jimmy me miró con más atención. Se acercó a mí y bajó la voz. —¿Estás diciendo que la yakuza tiene mayores derechos de los que conocemos?

—Estoy diciendo que retrocedas y que me des un respiro. —Odiaba a mi padre, pero no era estúpido. No iba a decir una maldita cosa.

—NuNew. —Jimmy sacó su teléfono. —Llamaré a Zee.

Por supuesto que lo llamaría. —Los soplones sangran a borbotones

El músculo de la mejilla de Jimmy tembló mientras la vena de su sien latía. —Esta vez, estoy listo para ti.

Me levanté de la pared y me puse frente a él. Teníamos casi la misma altura. Nuestros ojos se encontraron cuando nuestras narices casi se tocaron. —Nunca estarás listo para mí.

—Retrocedí y parecía dispuesto a matarme.

Normalmente me emocionaría un poco, pero no sentía nada. Me vino a la mente la cara de Zee y mi pene se contrajo. Maldición, ¿era posible engancharse a un solo pene? Tendría que preguntarle a alguien cuando tuviera la oportunidad.

Di acepto | ZeeNuNewDonde viven las historias. Descúbrelo ahora