¿Qué obtienes cuando mezclas a un mafioso con el hijo de los yakuza? Un matrimonio bañado en sangre.
Nunca esperé casarme, pero cuando se me presenta una oportunidad de negocio, sé que tengo que aprovecharla. Después de todo, mi familia significa mu...
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CENA.
Habíamos hecho ese arreglo hace mucho tiempo. Seguí empujándolo hacia atrás, pero era inevitable que eventualmente sucediera. NuNew tenía que conocer a mi familia. Después de todo, íbamos a estar casados por unos años. No tenía sentido para él no estar cerca de mis hermanos. Y, sin embargo, quería seguir posponiéndolo.
Tal como estaban las cosas, parecía como si todo fuera surrealista. Falso. Un espejismo. Sin embargo, una vez que NuNew conociera a mis hermanos, todo se sentiría real. Demasiado malditamente real.
Me puse un par de pantalones y una camisa abotonada. Abrí los primeros botones, me miré en el espejo y admiré mi reflejo. Mis dedos se deslizaron en mi cabello mientras lo alisaba con cuidado y me aseguraba de que no quedara ni un solo mechón fuera de lugar.
—Mejor.
Últimamente no me había sentido yo mismo. Entre mi padre llamando con actualizaciones, mi madre planeando la boda y NuNew presionando mis botones, sentí que me estaba ahogando. Una interacción más me llevaría al olvido.
Sin mencionar que quiero recuperar mi maldita cama.
Había sido más fácil ceder y dejar que NuNew lo tuviera, pero mi espalda estaba al final de la cuerda. Y no, no dormiría en la maldita habitación de invitados. Era mi habitación o nada. ¿Por qué demonios negociaría con un imbécil psicótico?
—¡Esposo! —El tocó la puerta. —¿Estás listo? Vamos a llegar tarde.
Quería estrangularlo. Dios, todos los días quería destrozarlo y revolcarme en su sangre como un animal salvaje. Sentí que mi párpado empezaba a temblar y respiré lenta y mesurada. Nadie me sacó de mi elemento tranquilo y sereno como lo hacía NuNew. No puedo dejar que me afecte. Cuando estuve seguro de que tenía mis impulsos más básicos bajo control, abrí la puerta del baño. Me quedé helado.
NuNew estaba frente a mí, envuelta en un vestido rojo intenso. Abrazaba cada centímetro de su cuerpo, el que sabía que tenía músculos debajo de toda esa suave tela. Su largo cabello había sido recogido en un moño, algunos mechones sueltos enmarcaban su rostro. Me quedé viendo el punto del pulso en su cuello mientras palpitaba. Mis dientes no querían nada más que morder y sentir los latidos de su corazón contra mi lengua.
—¿Qué diablos llevas puesto? —Pregunté.
NuNew se giró de un lado a otro. —¿No te gusta? —Se inclinó hacia mí mientras sacaba pecho. —Pensé que esto sería lo tuyo. Te gustan las mujeres, ¿verdad?
Gruñí. Una discusión de más y dejé escapar que sólo me gustaban las mujeres. NuNew pareció tomar eso como algo personal. Ahora, cada vez que podía, hacía cabriolas por el apartamento, medio desnudo o completamente desnudo. Si era una burla o una provocación, no tenía idea. Tampoco tenía ni idea de por qué me irritaba muchísimo.