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Lucifer permanecía en silencio en una esquina de la habitación. Observaba atentamente cómo Stolas examinaba minuciosamente a Alastor mientras simultáneamente hojeaba su libro. El demonio, aún inconsciente, emitía suaves quejidos y mostraba algunas muestras de malestar. Stolas giró la cabeza hacia el rey con una expresión seria. Lucifer no estaba seguro si debía inquietarse...

–Lu. Esto es... Un tanto más complejo de lo que imaginé...

– Stolas, por favor, ve al grano... –Lucifer cada vez se ponía más inquieto, se notaba en la forma en que jugaba nerviosamente con sus manos o en la expresión de su semblante–

– Verás... El cuerpo de ningún alma pecadora está hecho para concebir. No hay excepciones, ni el sexo femenino, ni el sexo masculino, pueden tener descendencia. Ya que, como bien sabes... Ese fue el castigo que Dios eligió para los pecadores en tu juicio. –Stolas hizo una pausa al ver que Lucifer bajó la cabeza y secó un par de lágrimas, ese tema era sumamente delicado para él y era también él causante de su depresión... Stolas continuó hablando cuando el rey se recompuso– Sin embargo... Alastor está siendo una excepción, ya que su cuerpo a sido manipulado por tu energía angelical... Por eso fue posible su embarazo... –Stolas vió la expresión de confusión de Lucifer, así que tomó el libro y leyó el fragmento donde hablaba del tema– El cuerpo de ningún alma pecadora está destinado a concebir vida. Tanto el sexo femenino como el masculino, sin excepción alguna, se ven privados de la capacidad de engendrar descendencia. Este es un decreto divino, atribuido al castigo impuesto por Dios en el juicio de Lucifer, rey del infierno, ha sido reflejo del castigo divino hacia la maldad de los pecadores. Sin embargo, en medio de esta afirmación categórica, se alza una excepción singular, se sugiere que cuando el cuerpo de un pecador es manipulado por energía angelical, se abre una posibilidad insólita: la procreación de una nueva vida.

– Entiendo... Por favor, continúa...

– Que Alastor haya logrado concebir no implica que la situación sea sencilla. El peligro de este embarazo es extremadamente alto, Lucifer... Un poco de estrés, actividad excesiva, levantar objetos pesados, enojo, ansiedad, cualquiera de estas circunstancias podría provocar un aborto de manera fácil.

Lucifer miró a Alastor unos segundos, recordando la discusión de hace rato con Charlie... Suspiró frustrado y volvió a observar a Stolas.

– Este libro no me dió mucha información sobre como tratar con su embarazo Lu... Debo buscar más en mi biblioteca, te mantendré informado si encuentro algo que nos ayude, ¿bien?

–Gracias, Stols, de verdad eres de gran ayuda... –Lucifer sonrió débilmente, Stolas lo observó con tristeza y le dio un abrazo–

–Ánimo Lu... No puedo garantizarte que todo saldrá bien. Pero Alastor te necesita fuerte... –Stolas abrió un portal hacia su palacio, pero antes lanzó una última mirada a Lucifer– Haré todo lo que esté a mi alcance para ayudarlo... Confía en mí –dicho esto, se marchó–

Una vez Stolas se fue, Lucifer se sentó en el suelo de la habitación, por fin pudo liberarse... Comenzó a soltar leves sollozos, que poco a poco se fueron transformando en un llanto incontenible... Eran demasiadas cosas las que pasaban por su cabeza en aquel momento... Se sentía tan impotente... Era el jodido rey del infierno, ¿por qué no podía hacer que el amor de su vida estuviera bien, sin tener que sufrir? ¿por que todo se le estaba haciendo tan difícil? ¿por que su hija había decidido apoyar a su madre en lugar de a él, la persona que la cuidó cuando su madre la dejó abandonada? Tantas preguntas se repetían una y otra vez en la cabeza del rey... Era un verdadero martirio. El ángel se levantó del suelo y comenzó a rebuscar algo en los cajones de la mesita de noche, hasta que lo encontró... Se sentó al borde de la cama, observando aquel frasco de pastillas que le prometió a Alastor no volver a usar... ¿Debía hacerlo?. Lucifer lo pensó durante varios minutos, estaba a punto de volver a guardar el frasco, pero volvió a quebrarse... El llanto volvió, el rey quería librarse de todo este dolor, al menos por unas horas, tomó un puñado de pastillas y las ingirió de golpe...

What will be our destiny? - AppleRadioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora