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– No puede ser algo normal – murmuraba una y otra vez el demonio de la radio, caminando sin cesar por su habitación, hasta que finalmente se sintió mareado y se sentó en la cama– Rosie, querida, ¿tienes alguna idea de qué podría estar pasándome?

– Al, lo único que se me ocurre en este momento es que estés experimentando un embarazo, querido...

- ¡Eso no puede ser! Soy un hombre... No puedo quedarme embarazado...  –expresó con cierta incredulidad, eso era imposible... ¿verdad?–

–¿Por qué no intentas hablar con Lucifer? – La caníbal intentaba darle consejos a su mejor amigo, pero este parecía estar tan distraído que ni siquiera la escuchaba – Alastor, te estoy hablando...

– Rosie, ¿Y si realmente estoy embarazado? ¿Y si Lucifer no quiere tener más hijos? Quiero decir, él ya tiene a Charlie... – el demonio continuaba hablando, sin prestar atención a lo que su amiga le decía...–

– Alastor – la caníbal habló con firmeza, logrando finalmente captar su atención– Primero que nada... Tienes que conversar con el rey sobre la posibilidad de que estés embarazado... Aunque, en realidad, creo que no es solo una posibilidad. Tienes antojos, duermes mucho, te mareas con facilidad y me has mencionado que tienes náuseas por las mañanas... Además, esta pequeña curva en tu vientre no estaba antes  –la caníbal colocó su mano en el vientre de Alastor, apenas perceptible, pero se notaba una leve prominencia en esa área–

– ¡Agh! No sé qué hacer –exclamó el demonio frustrado, se recostó en su cama, abrumado por todos los pensamientos que lo invadían. Cerró los ojos por un breve momento y vio el rostro de la persona que tenía cautiva su alma... Un nuevo pensamiento se apoderó de su mente – ¿Y si ella intenta llevarse a mi bebé? Definitivamente tengo que hablar con Lucifer –habló con voz temblorosa, volvió a sentarse y abrazó a Rosie– Gracias por escucharme, querida. No sé qué haría sin tus consejos.

– Sabes que siempre estaré aquí para ti, Al... Respecto a ella, sé que aún no se lo has dicho al rey, pero deben abordar este tema lo antes posible, Al. Deberías hablar con Lucifer pronto, antes de que las cosas se compliquen. Debo irme, pero volveré en los próximos días para saber cómo van las cosas. Hasta luego, querido.

– Hasta luego, Rosie –una vez que la mujer dejó la habitación, Alastor intentó teletransportarse a la habitación de Lucifer y... Oh, sorpresa. Sus poderes no funcionaban. No le quedaba más opción que caminar hasta el otro extremo del hotel.–

Lucifer se encontraba en su habitación, dedicado a hacer algunos patitos

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Lucifer se encontraba en su habitación, dedicado a hacer algunos patitos. Estaba sumamente concentrado hasta que percibió que la puerta se abría... Giró para ver que era Alastor.

– Al, cariño – Lucifer se acercó para darle un beso, pero Alastor lo apartó ligeramente, lo cual puso nervioso a Lucifer– ¿E-está todo bien?

– Necesitamos tener una conversación... – Alastor notó cómo Lucifer se ponía nervioso, consciente de la manía del rey de pensar que cada conversación seria terminaría en ser abandonado– Lu, tranquilo, no tengo intención de dejarte –estas palabras tranquilizaron a Lucifer.–

– Entonces, ¿de qué te gustaría hablar?

– Verás, es algo complicado... –Lucifer animó a Alastor a continuar con su confesión.– Estoy... esperando un bebé –Alastor pudo respirar con más calma al ver la mirada brillante y la boba sonrisa en la carita de Lucifer. Antes de que pudiera detenerlo, el rey se abalanzó sobre él para abrazarlo.

– N-no sabes lo feliz que esto me hace, Al... – dijo Lucifer, a punto de llorar, pero se contuvo al notar que la expresión de Alastor no parecía tan feliz. Su mirada era triste o, tal vez, nerviosa, aunque su sonrisa seguía presente.–

– Al, ¿no estás contento?

– N-no es eso, solo... No sabía que esto era posible... Nunca me comentaste que algo así podría pasar... –Alastor cerró los ojos y suspiró, debía decirle a Lucifer de su trato con Lilith, ¿pero como decir algo así?

– Estás bien...? Alast- –el rey fue interrumpido por las rápidas palabras de Alastor–

–Hay algo más que debo decirte, algo que nunca te he contado –Lucifer se volvió a tensar, pero alentó a Alastor a seguir hablando.– Mi alma no me pertenece, Lucifer, le pertenece a Lilith –Los ojos de Lucifer se abrieron de par en par al escuchar esto. Los ojos de Alastor reflejaban tristeza y cierto arrepentimiento, mientras que su sonrisa parecía forzada. Lucifer simplemente observaba al demonio sin decir nada. Bajó la mirada hacia el vientre casi plano de Alastor y comenzó a sacar sus propias conclusiones.–

Alastor sintió que las lágrimas amenazaban con escapar ante el prolongado silencio de Lucifer. Con mano temblorosa, tomó la mano del ángel. Lucifer lo miró, aunque debería estar enfadado. Pero no podía, no con esa carita que tenía su futuro esposo...

– Ella... Tengo miedo de que se lleve a nuestro bebé... – susurró Alastor con voz baja y Lucifer respondió con una suave sonrisa mientras lo abrazaba–

– Sobre mi cadáver... Nadie les hará daño... – aseguró Lucifer, escuchando los sollozos que Alastor empezaba a soltar. Alastor no solía llorar, Lucifer lo abrazó con más fuerza y pronto Alastor se quedó dormido en sus brazos... Sabía que los próximos meses serían difíciles, pero estarían juntos para enfrentar cualquier obstáculo.

 Sabía que los próximos meses serían difíciles, pero estarían juntos para enfrentar cualquier obstáculo

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En un rincón del infierno, Lilith observaba a través de un espejo mágico la escena que se desarrollaba.

– Qué oportunidad tan valiosa... Me tomaré al pie de la letra eso de llevárme al bastardo sobre tu cadáver, Lucifer... – pronunció Lilith con una risa siniestra que enviaría escalofríos a cualquiera que la escuchara– Esto va a ser muy divertido...

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