Hermosa Inocencia • BTS

Ｏｎｃｅ

—¡No!—se quejó cuando en la pantalla salió el anuncio de Game Over. JungKook chasqueó la lengua totalmente frustrado por no poder pasar el nivel del juego—Maldita sea—arrojó el control a la cama pasando sus manos por su cabello. Sabía que la razón de su derrota era por esa bebé, no podía concentrarse del todo en el videojuego. Yuna dejó de llorar cuando al llegar a casa la sacó del coche recostándola en su cama. Inhaló profundo tomando el mando de nuevo, el quejido detrás de él le hizo voltear. Yuna amenazaba con llorar de nuevo—Yuna, necesito pasar este nivel, ¿De acuerdo?—la cargó colocándola en una de sus piernas—No llores ahora, ¿Sí?, ayúdame a ganar.

La pequeña interrumpió su puchero dejando de mover su sonajero. Los dedos del pelinegro presionando los botones llamaron su atención, colocó sus manitos sobre las de él queriendo tocar esos botones también.

—¡No!—el personaje se había dejado asesinar por el enemigo. Yuna dio un respingo ante el grito y el llanto no se hizo esperar—No, no, por favor no llores—JungKook tuvo que centrar su atención en ella—¿Tienes hambre?, ¿Quieres comer?, vamos a comer, ¿Sí?—la cargó en brazos acercándose al bolso de la silla. Recordó haber dejado los dos biberones en el refrigerador, fue a la cocina con Yuna todavía llorando y aturdiendo sus oídos.

Confirmaba que no estaba listo para ser padre.

—YeRi dijo que debo calentar un poco tu biberón—lo introdujo en el microondas—No debe estar muy caliente, pero tampoco muy frío—la sostuvo con un brazo. Colocó unos pocos minutos dejando que iniciara su proceso—No llores, ¿Sí?—para Yuna no fue suficiente.

Intentó distraerla con algún objeto sin conseguirlo, a su mente vino una última opción. Comenzó a cantar una canción al azar, lo primero que vino a su cabeza. La bebé sorprendentemente fue dejando de llorar al escuchar la dulce voz del chico, JungKook secó sus mejillas con su pulgar sin dejar de entonar la canción, Yuna lo miró con atención causándole gracia.

Al parecer tenía una pequeña admiradora.

—¿Te gusta la música, Yuna?—preguntó una vez acabó. Estaba satisfecho con el resultado...y sorprendido—¿Quieres que cante otra?—la pequeña le sonrió un poco como si pudiera responderle de otra forma—¡Oh!, ¿Acabas de sonreírme?, pensé que me odiabas, eres intimidante, no soy bueno con los bebés, lamento hacerte sentir incómoda—el sonido del microondas interrumpió.

JungKook comprobó la temperatura antes de dárselo. Mientras le daba su biberón le cantó otra de sus canciones favoritas siendo un gran entretenimiento para la dulce bebé.

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YeRi tomó asiento en su escritorio en la sala de profesores. En las horas de descanso los docentes solían estar allí en sus respectivos puestos, la castaña se recostó hacia atrás en su silla revisando su celular, entre sus contactos presionó la opción de llamar, repicó unas tres veces antes de que respondieran del otro lado:

—Hola, cielo.

—Papá, ¿Todo está bien?, te escribí ayer e intenté llamarte...

—Lo siento, he tenido otros casos que atender—escuchó un suspiro de su parte.

—Lo siento, no quiero presionarte, sólo quería saber si has encontrado algo sobre la madre de Yuna.

—No, nada aún—ante la respuesta hizo una mueca con sus labios—Por otro lado, logré comunicarme con los padres de Kwon MiHyun—eso le interesó.

—¿Enserio?, ¿Cuándo?

—Anoche, de hecho—indicó—Me dijeron que su hija regresó a Corea el año pasado, quisieron saber porque la policía estaba buscándola.