Capítulo 1: El despertar y la promesa

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Despertó con los primeros rayos del sol dando directaente en su rostro. A pesar de las ganas de darle la espalda y seguir durmiendo, se levantó, pues su deber como capitán era más grande. La responsabilidad pesaba sobre sus hombros como una losa, y él no era de los que la evadían.

Se levantó lentamente, cada movimiento cargado de la pereza matutina que siempre intentaba sacudir. Se lavó el rostro con agua fría y se vistió con su uniforme de capitán, una ropa sencilla pero imponente. Se ciñó el cinturón, asegurándose de que su espada estuviera bien ajustada, y salió de su camarote.

Al abrir la puerta, una brisa fresca le dio en el rostro. El olor salado del mar llenó sus pulmones, despertando sus sentidos. Como si fuera una señal esperada, el resto de su tripulación comenzó a aparecer en la cubierta, saludándolo respetuosamente antes de dirigirse a sus tareas. Cada uno sabía exactamente qué hacer; el barco funcionaba como un reloj bien engrasado.

Hubo una excepción: su segundo al mando y mejor amigo, Mingi. Un alfa alto, de complexión media y carismática, se acercó con una sonrisa en el rostro.

—Capitán, buenos días —saludó Mingi con jovialidad—. ¿Podría hablar con usted un momento?

—Buenos días, Mingi —devolvió el saludo con un deje de cansancio—. Por supuesto, acompáñame.

Dio media vuelta y entró nuevamente al camarote, seguido por Mingi. Al cerrar la puerta, el alfa se giró para ver a su capitán bostezando.

—Muy bien, Mingi. ¿Qué sucede? —el omega inició la conversación.

—Capitán, ¿qué tal le fue anoche? —preguntó Mingi mientras se sentaba en un sofá ubicado en el lado derecho de la habitación.

HongJoong suspiró, frustrado. Su plan para conseguir un mapa en específico había sido un fracaso total.

—Fue completamente inútil —dijo mientras se peinaba el cabello hacia atrás con una mano—. Tu informante nos engañó. El supuesto tipo que tenía el mapa solo buscaba tener relaciones con el primer desesperado que se lo nombrara.

Estaba muy enojado; habían gastado muchos recursos para llegar a esa ciudad, solo para terminar con las manos vacías. Caminó alrededor de su escritorio y se sentó en su cómoda silla, frotándose la sien en un intento de aliviar el dolor de cabeza que le causaba el recuerdo de la noche anterior.

Mingi se sorprendió; su informante nunca lo había engañado antes. De inmediato, su rostro pasó de la sorpresa al enojo, comprendiendo la frustración del omega frente a él.

—Le pido disculpas por mi error, est...

—Tss, tss, ya, hombre. No estoy para escuchar tus disculpas —lo interrumpió HongJoong mientras ponía sus pies calzados sobre el escritorio—. Lo que sí quiero es que salgas, encuentres al informante y te deshagas de él. Ya no nos sirve si sabe cómo engañarte —dijo con los ojos cerrados, pero con una voz severa.

Mingi, un poco extrañado, asintió y se retiró del camarote para cumplir con lo que se le había ordenado. Afuera, la tripulación seguía con sus labores, ajena a la tensión dentro del camarote del capitán.

HongJoong se quedó solo, meditando sobre su próximo movimiento. La búsqueda del mapa era crucial para su misión, y no podía permitirse más fracasos. Se levantó y caminó hacia la ventana, mirando el vasto océano que se extendía ante él. En sus aguas turbulentas y misteriosas, se escondían los secretos que necesitaba desentrañar.

Sabía que su tripulación confiaba en él, y no podía defraudarlos. La presión de ser un líder no era algo que tomara a la ligera. Decidió que, esa misma noche, convocaría a sus oficiales para discutir nuevas estrategias. No podían permitirse más errores, y cada decisión debía ser calculada con precisión.

El Aurora del Capitán [SeongJoong]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora